
A mí no me pareció mal que Alejandro Amenábar hiciera una película explorando posibles experiencias homosexuales de don Miguel de Cervantes. Dicen sus críticos que no está muy acreditado que Cervantes fuese gay. Por las mismas, tampoco es fácil demostrar que nunca lo fuese. En todo caso, el señor Amenábar es libre de filmar su película, y los demás de ir a verla o no.
Más surreal y opinable me parece que el Instituto Cervantes, que es una institución pública que pagamos todos para proyectar la lengua y la cultura española en el mundo, en lugar de eso se dedique a promover los activismos ideológicos y hasta patológicos de su director, Luis García Montero.
Que dice el viudo de Almudena Grandes que hay que reescribir el Quijote desde una perspectiva woke. Toma ya. Yo creo que hasta su señora -que del Quijote sabía un rato- se quedaría atónita si levantara la cabeza.
Una de dos: o Luis García Montero no se ha leído el Quijote, o cree que no se lo ha leído nadie, o presume de woke para quedar bien con los que le han puesto en el cargo, pero en realidad es…¿un facha camuflado?
De todas las obras de la literatura universal que algunos pretenden jocundamente "reescribir" con nuevas perspectivas de género, ecosostenibles y tal y tal, quizá el Quijote sea una de las que menos se prestan. Vamos a ver: el Quijote y Sancho no contaminan nada, van uno a caballo y el otro en burro, se iluminan con candiles y la única energía digna de mención que aparece en todo el libro es la eólica. Será por falta de molinos de viento. O se quiere interpretar la embestida del héroe contra tales molinos como un ataque a las renovables, o no hay por donde cogerlo.
Seguimos. El pobre Quijote no se come una rosca en todo el libro, ni permite que se la coma nadie contra la voluntad de una dama si está él delante. Más a favor del "solo sí es sí", con siglos de antelación, no puede estar. Se le reprochará acaso que en ningún momento se cuestione su propia orientación sexual -aunque, para lo que la usa…- o su género. Que no se le ocurra ser menos Quijote y más Quijota. Ay, pero hasta esto lo compensa con creces echándole imaginación a todo lo demás. Donde hay una pastora, él ve una princesa, donde una venta, un palacio, donde un molino, un gigante…Si eso no es lo que los antiguos llamaban locura, pero por suerte los modernos ya nos han informado de que es verdad líquida o posverdad, ya me dirán qué es.
Lo mejor de todo: en 1605, que es cuando el Quijote ve la luz de la imprenta por vez primera, Cervantes ya tenía claro que los valores del héroe (frugalidad, respeto a la mujer, amor a la justicia, defensa de los débiles, espíritu de sacrificio por el bien común…) sólo se explicaban porque los libros de caballerías le habían secado el seso. Vamos, que el Quijote estaba loco de humanismo erasmista y por eso desconectaba del modus operandi mucho más soez de los modernos de su época.
Llegados a la nuestra: o los wokes nos engañan y se engañan, o no se han enterado de que el Quijote tal y como está escrito, sin tocar una coma, contiene todas las virtudes de las que cualquiera podría presumir, de las que incluso ellos presumen…de boquilla, claro. Si estos piden reescribir el Quijote, habrá que concluir que todos los valores antedichos (frugalidad, respeto a la mujer, amor a la justicia, defensa de los débiles, espíritu de sacrificio por el bien común…) no tienen cabida en la agenda woke. Confirmando así que lo woke representa en realidad lo opuesto: despilfarro, banalización de la mujer, celebración de la injusticia, ley del más fuerte, trincar todo lo que se pueda a costa del bien común… Se creen que son gigantes, pero sólo son molinos de viento. Flatus vocis.
