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Póster Larry Crowne

Larry Crowne es la reunión de dos de las estrellas más importantes de las dos décadas recientes. Pese a puntuales éxitos o aciertos –él con las adaptaciones de Dan Brown, ella con la horrible Come, reza, ama-, ambos parecen saber muy bien que aquellos tiempos han pasado. Pues bien, Larry Crowne parece ir dirigida a la misma audiencia que disfrutó con largometrajes como Pretty Woman o Algo para recordar allá por los noventa. No sólo por estar claramente dirigida a un espectador maduro –los protagonistas de otra comedia romántica, Con derecho a roce, estrenada la semana pasada, apenas superaban la veintena-, sino por su voluntad de entregar una comedia algo alejada de ciertos rasgos contemporáneos. En general, Hanks consigue su objetivo, pero Larry Crowne viene aquejada de varios problemas que casi dan al traste con sus buenas intenciones.

Larry Crowne (Hanks) es un veterano empleado de supermercado que es despedido inesperadamente. Para poder reinsertarse en el mercado, Larry es obligado a apuntarse a una serie de cursos universitarios, donde conocerá a una serie de jóvenes y a una profesora, Mercedes Tainot (Roberts) que volverán su vida del revés.

Hablaba antes de Con derecho a roce, cinta estrenada la semana pasada y protagonizada por Justin Timberlake. Sin ser especialmente horrible –y créanme, Larry Crowne anda lejos de ser una maravilla- las diferencias entre ambas son extremadamente significativas, por mucho que sus objetivos sean similares. Si los protagonistas de aquella eran profesionales de prestigio apenas superada la veintena, los héroes de Larry Crowne son, respectivamente, un empleado de supermercado y una profesora. Si el guión de la primera se concentraba en narrar un romance formulario salpicado de encuentros sexuales, Larry Crowne espera hasta el final de la película para unir verdaderamente los caminos de sus protagonistas. Y tanto en su apuesta visual y narrativa, comparada con aquélla, la película de Hanks (que escribe, dirige, produce y protagoniza), resulta voluntariamente anacrónica, afable y bienintencionada, un filme que de forma libre deja de lado cualquier tipo de ironía o comentario sarcástico sobre sus personajes y el mundo en el que viven, para obsequiar al espectador con una comedia ligera e informal.

Desgraciadamente, también es cierto que todo este cúmulo de buenas intenciones provocan que Larry Crowne, pese a la buena labor de sus protagonistas, sea siempre una película a medio gas, sin desatarse, algo que impide que la audiencia verdaderamente se divierta con las aventuras que describe. En Larry Crowne algunos personajes y gags no parecen bien ajustados, no hay ningún tipo de antagonista que arruine la vida del protagonista y otorgue algo más de conflicto al relato, y los intentos de profundizar en el personaje de Julia Roberts y su fallido matrimonio aparecen como un paréntesis molesto que resta agilidad a la película. Larry Crowne es, simplemente, una historia tremendamente naïf de segundas oportunidades que se materializan en una nueva actitud ante el entorno, y hasta en un romance maduro. Aunque esté lejos de ser redonda ¿dónde está el delito?

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