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PREMIOS OSCAR 2024

Sindicalistas, un nudista y el vestido roto de Emma Stone: una gala de los Oscar sin sorpresas (para bien)

Los Oscar transcurrieron sin sorpresa alguna en un año que logró conjugar taquilla y calidad.

Los Oscar transcurrieron sin sorpresa alguna en un año que logró conjugar taquilla y calidad.
John Cena en los Oscars | EFE

Hace dos años a los Oscar los vino Dios a ver en forma de sopapo. El arrebato Antiguo Testamento de Will Smith, bofetón a Chris Rock mediante, llenó de contenido horizontal y vertical esas redes sociales que parecen haber sustituido a la televisión en el imaginario popular. ¿Se acuerdan de qué ganó el premio a la Mejor Película al año siguiente? ¿Acaso Todo a la vez en todas partes es evocada un año después con un particular entusiasmo por alguna de las partes implicadas? Es solo la última encarnación de un problema que no parece tener solución. El estudiado desnudo del siempre divertido John Cena que ven en la imagen sirvió de calculado guiño al desliz sobre el escenario recordando de paso el rostro impertérrito de David Niven cuando se coló un espontáneo 1974.

Lo cierto es que el fenómeno Barbenheimer vino este año a poner una venda temporal sobre el asunto, y una mucho más cinéfila que los frentes tecnológicos o ideológicos de otros años. Y con una Academia previsiblemente más atenta que nunca a cualquier apología del speed sobre el escenario, al menos había dos películas populares (920 millones de dólares para una película "R" como Oppenheimer; 1.380 para Barbie) para azuzar a la audiencia a volver a un show sustentado, ya más que nunca, por los nutritivos dineros ofrecidos las firmas de lujo para lucir sus diseños en la alfombra roja. Todo fue sobre ruedas.

Una gala que empezó una hora antes y con retraso, quizá un guiño por esa huelga de guionistas y actores que echó a perder la producción durante casi medio año. "Ya no somos la ciudad del bótox sino de los sindicalistas", bromeó Jimmy Kimmel, el más pasable sustituto de Billy Crystal que la Academia ha podido encontrar en los últimos años. La Academia, por cierto, evitó la polémica de premiar el guion de Los que se quedan, acusado de plagio el día anterior, dirigiendo sus miras hacia la francesa Anatomía de una caída. Se colocaban, sin saberlo casi nadie, las fichas para un reparto equitativo con la otra gran extranjera de la noche, La zona de interés (gran enemiga de la española La sociedad de la nieve).

Por supuesto, Oppenheimer ganó. Ganó mucho, pese a que tardó en despegar en beneficio de un puñado de premios para Pobres criaturas y la grata sorpresa del guion adaptado (para la muy recomendable American Fiction). Por supuesto, Nolan sufrió, y por supuesto, los fans de Barbie también, aprovechando la ocasión para denunciar la ausencia de Greta Gerwig y Margot Robbie en la categoría de dirección y actriz por una película de muñecos tan cargada de ideología (pero destinada a refrescar la imagen de un producto comercial) que nos hace considerar libertarios aquellos tiempos en los que Bob Hoskins hacía de Super Mario. Hubo momentos en los que los Oscar fueron Oscar: las dos horas de la gala Robert Downey Jr. se llevó su primer Oscar a casa con el discurso más divertido de la noche, como divertido también fue el momento Batman y reconfortante el Oscar de FX para un Godzilla japonés. El espectáculo lo dio Ryan Gosling interpretando "I’m just Ken" elevando la media de una gala mediocre.

Tras arrasar con los Globos de Oro, los Critics Choice, los BAFTA, así como en los premios de sindicatos como los de productores, directores y actores, el ínclito Christopher Nolan pudo llevarse su primer Oscar como Mejor Director tras haber hecho ganar millones a la industria con su trilogía de Batman y otros "blockbuster" de buen crédito e influencia. La de Oppenheimer ha sido la temporada de premios más limpia y clara vista en años, dejando solo cierta emoción e incertidumbre en la categoría de Mejor Actor (Cillian Murphy contra Paul Giamatti por Los que se quedan), Mejor Actriz (el combate entre la ganadora Emma Stone y la nativoamericana Lily Gladstone, en absoluto una concesión a la corrección política) y algunas preseas secundarias. La bomba atómica arrasó con todo y dejó múltiples víctimas, desde American Fiction a Maestro y el mismísimo Scorsese.

Queda el comentario hacia las opciones españolas, La Sociedad de la Nieve como Mejor Película Internacional y Robot Dreams como Película de Animación, que se fueron diluyendo por el camino. La primera, por ser de Netflix y simplemente tener por delante La zona de interés de Jonathan Glazer, nominada también como Mejor Película. La segunda, que tenía a un gran éxito de público como Spider-Man -secuela, no obstante, de un filme que ya ganó el Oscar en esta categoría- y al mismísimo Hayao Miyazaki era desde el principio la última en las apuestas.

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