
Sean Penn está harto. En una entrevista con The New York Times el célebre actor y activista aseguró que la "última vez" que lo pasó bien en un rodaje fue en Milk, la película biográfica de 2008 sobre el político homosexual Harvey Milk que le reportó su segundo Oscar al mejor actor.
Penn aseguró a la publicación que ahora no podría interpretar a un personaje gay, en tanto la posibilidad de que un heterosexual encarne a un homosexual se ha convertido en objeto de debate. "No podría pasar en esta época (…) Estamos en un tiempo en el que nos extralimitamos tremendamente". Algo que califica, en una aparente crítica contra las quejas de minorías y colectivos, como una política "tímida e ingenua hacia la imaginación humana".
El exmarido de Robin Wright, defensor del Chapo Guzmán y del régimen venezolano, califica sus últimos 15 años en rodajes de "miserables". Reconoce ser "un actor que está interpretando un rol protagonista y que es conocido, que está bien pagado y tiene una posición de liderazgo en una película". En esa posición -cuenta- "tienes que tener energía y en cierto modo ser un salvaguarda del director".
Pese a ello, Sean Penn se nota cansado y "fingiendo" interés en lo que hace, algo que "es agotador". "Sobre todo lo que he estado pensando es: ¿qué hora es? ¿Cuándo acabamos? Me consideraba como alguien acabado, pero no sabía cómo iba a mantener todo funcionando o viajar libremente si paraba", cuenta con sinceridad.
Lejos de dejarlo, Penn decidió durante estos años continuar pese a no gustarle actuar más. Hasta que su amiga Dakota Johnson le envió el guión de Daddio, una película con solo dos actores -ella y el propio Penn- sobre una mujer que toma un taxi al aeropuerto y disfrute con el conductor, que resulta ser un filósofo del barrio de la Cocina del Infierno neoyorquina.
"Sentí que podría ser una buena experiencia y eso es lo que me va a importar a partir de ahora, más que en el pasado", dijo Penn sobre cómo ha logrado cambiar su percepción sobre el trabajo.