
Finiquito al universo de Sony anexo a Marvel, consistente en spin-offs de enemigos y antagonistas de Spider-Man (el hombre araña pertenece al estudio rival de Marvel/Disney desde los tiempos de la primera película con Tobey Maguire), Kraven el Cazador opta, como Venom, Morbius y Madame Web, por entonar una clave relativamente baja y modesta respecto a las producciones de la "casa madre". Producciones medias pero solventes que coquetean más con el cine de género o el thriller, o en este caso con la acción física, con un componente fantástico que no domina ningún apartado para que el estudio retenga las jugosas licencias de las historietas de Spider-Man.
Lamentablemente, el Kraven de Aaron Taylor-Johnson (más que posible candidato a próximo James Bond) fracasa también, si bien de una manera levemente distinta que todos los anteriores. Uno se pregunta si los responsables del estudio, sabedores de que la película de J.C. Chandor era la última de ese Sony Spider-Man Universe, han abandonado la misma a su suerte semanas antes del estreno, por la sensación de abandono que transmite en muchos pasajes. Todo en Kraven, sobre el papel una aventura convencional de desarrollo correcto y actores solventes (se agradece la intervención de Russell Crowe, esta vez bastante destacada), sufre de una falta de ritmo y vigor apabullantes que quizá podría haberse paliado con un correcto control de calidad.
En todo caso, lo que hay es lo que hay, un film en el que Chandor opta por un estilo más académico y elegante poniendo en escena la aventura, pero cuyo guión sufre de una falta de objetivos y finalidad frustrantes. Toda una paradoja para un relato de tragedia y abandono familiar que se llena la boca de discursos sobre el instinto, la supervivencia y las relaciones parentales tóxicas pero que carece de toda pasión. Necesitada de una última pasada en montaje y con la banda sonora más desangelada que un "blockbuster" de acción recuerda, Kraven el Cazador no es exactamente una mala obra: es una película sosa y sin pulso, cuyos inexpresivos diálogos dan la impresión de haber sido paridos por una IA.
No todo es malo en el film de Chandor, responsable hasta ahora de films estimables como Margin Call, Triple Frontera o Cuando todo está perdido. Aaron Taylor-Johnson demuestra que tiene hechuras de héroe, la violencia explícita pero discreta funciona y hay secuencias, como la infiltración silenciosa en Turquía o el clímax africano, que funcionan al margen de lo demás. Pero Kraven el Cazador es una más de esas películas con ambición comercial condenadas desde el principio a una vida sin amor, incluso por parte de sus propios responsables.

