Disney corrige el rumbo que le ha llevado a una importante crisis de reputación. La nueva etapa de Bob Iger como CEO de la compañía va a cambiar dramáticamente la apuesta woke del estudio en los últimos años: "Ya no haremos activismo político", prometió el directivo en una entrevista en Los Angeles Times en 2023, un cambio que refrenda ahora en Los Angeles Times a días de la toma de gobierno de Donald Trump.
Iger, que volvió a tomar las riendas del estudio tras Bob Chapek, ha confirmado la eliminación de una trama con deportista transgénero en la serie de Pixar Win or Lose: "Reconocemos que muchos padres prefieren discutir ciertos temas con sus hijos en sus propios términos y en su propio tiempo", explica éste.
Tras la decisión, el gran fracaso de apuestas como La sirenita, Lightyear, The Marvels y She Hulk, entre otros productos donde la casa depositaba el peso del relato en asuntos de género, cambios de raza o lavados de identidad. El activismo quedará más arrinconado en la lista de prioridades del estudio: "Nuestra misión principal será entretener y vender entradas. No nos guiaremos por ninguna agenda", aseguró en un momento de verdadera crisis reputacional.
Claro que no solo el fracaso de taquilla o audiencia de algunos estrenos está detrás de la situación. Iger acordó con Donald Trump pagar un millón de dólares (y donar otros 15 para la futura biblioteca presidencial de éste) después de la demanda contra la cadena ABC News el presentador George Stephanopoulos por asegurar que Trump fue "responsable de violación" de la escritora E. Jean Carroll, y no autor de un "abuso sexual", como dictó al respecto un jurado de Nueva York.
Otros asuntos de relevancia política pesan en el cambio de marchas de Disney, como las críticas del gobernador de Florida, Ron de Santis, al anterior ejecutivo de la compañía -Bob Chapek- por criticar una ley del estado destinada a impedir discusiones sobre identidad sexual en las aulas. De Santis llegó a basar su campaña en atacar esta compañía privada, algo inaudito en un candidato republicano, señalan fuentes del diario.
Tras salir inesperadamente perjudicada de ambos casos, con la compañía perdiendo su autoridad única de uso en el suelo de florida, Disney, el año de Disney (tras perder los recursos y llegar a un acuerdo con Florida) consistió en pisar el acelerador a la hora de distanciarse de activismos "woke" del pasado. Iger quiere estar al margen de "guerras culturales", subraya el diario, recordando las palabras de Iger en el citado encuentro con sus inversores.
El 2024 de la compañía parece haber recompensado esa política, con los enormes éxitos de Inside Out 2 y Vaiana 2. Dos filmes bastante más alejados de la conversación política de los últimos años, aunque en ambos casos se aborda la cuestión de la diversidad y los roles de género con protagonistas femeninas bastante aguerridas. Un equilibrio sin declaraciones que parece haber favorecido la recaudación.
"Nuestros negocios crean entretenimiento, viajes y productos de consumo cuyo éxito depende sustancialmente de los gustos y preferencias de los consumidores que cambian de manera a menudo impredecible", reza el último informe de la compañía, que insiste: "Las percepciones de los consumidores sobre nuestra posición en asuntos de interés público, incluidos nuestros esfuerzos para lograr ciertos objetivos ambientales y sociales, a menudo difieren ampliamente y presentan riesgos para nuestra reputación y marca".
Las palabras de Iger que recuerda ahora LA Times refrendan la intención de "hacer el bien" pero caminando por una fina línea: la de no meterse en política, "dando prioridad al entretenimiento".