
The Town, Sicario, American Gangster, Comanchería, Escapada final… Todos ellos son films muy distintos entre sí, de diferentes realizadores y quizá desiguales resultados, pero siempre con algún que otro punto en común: se trata de thrillers que no rechazan la acción pero aprovechan cada minuto de metraje para equilibrar clasicismo, retrato social y crítica histórica de una manera entretenida, que podría calificarse como anticuada, pero cuyos resultados hablan por sí mismos. The Order, dirigida por Justin Kurzel y con unos excelentes Jude Law y Nicholas Hoult, puede añadirse con toda legitimidad a esa reducida lista.
Estrenada en Prime Video sin una excesiva alharaca, The Order (La hermandad silenciosa) fue originalmente concebida para cines y fue pasada en el último festival de Venecia, donde estuvo nominada al León de Oro. Existe en ella, por tanto, un rigor y vigor puramente cinematográfico en su factura que obliga a distinguirla del resto de productos estrenados en streaming esta misma semana.
Porque, hablémoslo directamente, el thriller inspirado en hechos reales y ambientado en los ochenta que enfrenta a Law contra un grupo de supremacistas blancos es un contundente ejercicio de buen cine, con un excelente equilibrio entre suspense y acción y un diseño de producción que refleja los ochenta sino ese habitual aliento de nostalgia que caracteriza estas producciones.
Kurzel concibe la película como un western, algo inevitable y no especialmente original, en tanto la acción comienza con la llegada del agente Husk (Law) al estado de Idaho para investigar una serie de crímenes. Lo que sigue es un retrato del extremismo supremacista en cierto modo sistémico en la sociedad estadounidense que el realizador no necesita subrayar o enlazar necesariamente con la actualidad política del país. La filiación nazi del villano Bob Matthews (por cierto, excelente Nicholas Hoult rematando un 2024 estelar tras Jurado nº2 y Nosferatu) se caracteriza más por la pulsión de un tradicional bandido americano que por su pertenencia inicial a la Alianza Nacional.
Existen un par de secuencias en The Order realmente destacables, desde el asalto final del film, con un notable parecido visual al de la serie Bajo mandato del cielo, o el atentado contra el locutor Alan Berg (episódico pero trascendental Marc Maron). Pero es la labor de Jude Law, actor en plena madurez una vez parece haber rechazado las obligaciones del estrellato, lo que realmente se lleva la palma de una película oscura, quizá no del todo brillante pero definitivamente bienvenido en tiempos de premios pedantes y cosas insustanciales. Su equilibrio entre reparto, tensión y acción -así como la excelente fotografía de Adam Arkapaw- compensa con creces lo insustancial de ciertos personajes y la red de relaciones que tejen entre ellos.

