
Miren Ibarguren, una de las actrices más reconocibles de la ficción televisiva, tiene un nuevo reto interpretativo: Los sin nombre, la serie de Movistar Plus+ que la ha llevado a adentrarse en un registro dramático al que no estaba acostumbrada. La actriz no solo desvela en Una Hora Contigo de esRadio cómo ha afrontado este papel, sino que también recuerda su paso por series tan icónicas como Aída y La que se avecina, con anécdotas cargadas de nostalgia y cómo le ha cambiado la maternidad.
"Venía muy entrenada de la comedia, pero este personaje me daba miedo. Las primeras semanas tenía miedo de no estar a la altura", confiesa Ibarguren sobre su papel en Los sin nombre, una historia intensa en la que interpreta a una mujer marcada por el asesinato de su hija y que años después recibe una llamada asegurando ser ella. "Pau Freixas confió más en mí de lo que yo misma lo hacía, y eso me empujó a darlo todo", añade, destacando la importancia del director en el proceso.
Ibarguren detalla el exigente trabajo emocional que implicó este rodaje: "No me quería soltar del dolor. Hubo semanas en las que no dormía, estaba nerviosa, pero todo ha merecido la pena. Es un personaje con un dolor enorme y he tenido que desnudarme por dentro para hacerlo real". La actriz también admite que se ha sorprendido al verse en pantalla: "Soy muy mala para verme, pero cuando logré mirar la serie con distancia, me quedé alucinada con el ritmo y con el resultado final".
Su escuela: Aída
Aunque su salto al drama ha sido una experiencia transformadora, Ibarguren no olvida sus raíces en la comedia. "Para mí Aída fue una gran escuela, no solo para el drama y la comedia, sino para la propia vida. Formamos un equipo muy fuerte, muy duro, con grandes actores, y eso me hizo aprender muchísimo", afirma.
Ese aprendizaje ha vuelto a ponerse en juego con la película de Aída, que llegará a los cines el próximo 30 de enero: "Ha sido bastante catártico porque estábamos todos con dudas: ‘¿Lo hacemos? ¿No lo hacemos?’. Pero una vez allí, fue emocionante. Nos pusimos la ropa de los personajes, y algunos trajeron de casa fetiches del vestuario, como chapitas con su nombre o llaveros. Fue muy especial verlos a todos otra vez".
La actriz asegura que ese reencuentro le hizo revivir los años en los que rodó una de las comedias más icónicas de la televisión. "Aída me enseñó a trabajar bajo presión, con capítulos muy largos y rodajes maratonianos. Era un entrenamiento constante que me ha servido para toda mi carrera. En la película ha sido como volver a casa", señala emocionada.
La que se avecina
Además de sus recuerdos con Aída, Ibarguren sigue compaginando la comedia con otros proyectos como La que se avecina, en la que sigue siendo uno de los rostros más queridos por el público. "Me gusta la comedia porque es tan seria como el drama. En el fondo, se habla de las miserias de la vida desde otro punto de vista", asegura.
Con Los sin nombre, Ibarguren abre una nueva etapa en su trayectoria. "Ha sido un viaje muy bonito. Tenía el deseo desde pequeña de hacer un drama, y ahora puedo decir que lo he cumplido. Estoy muy feliz con el resultado", concluye.
La maternidad en la ficción y en la realidad
Miren Ibarguren destaca lo bien preparados que están las nuevas generaciones de actores. "Generaciones anteriores a la mía no veían una cámara hasta que no entrabas en un plató, pero estos niños han nacido con los iPhone grabándose a sí mismos, saben posar, saben mirar... los que hacen de mis hijos vienen súper preparados".
De hecho reflexiona sobre una curiosidad, "en la ficción es todo lo contrario que en la vida, ahora nosotras tenemos hijos con 40 años y cuando vas a trabajar de actriz, yo con mis 45, me ponen hijos de 15 o de 20". Sobre cómo las actrices pasan de ser sex symbol a madres de una película a otra llegado un momento, bromea con que "yo empecé a ser madre en Aída, con 30 años, me pusieron de madre muy pronto". Añade que "ahora hay muchos papeles distintos para las mujeres que no son la sex symbol o madre, está cambiando gracias a Dios".
De hecho, Miren Ibarguren nunca se ha visto como una sex symbol, "siempre he sido una chica bastante normal, físicamente nunca he estado requetebuena, no he cumplido ese canon pero tampoco lo he necesitado". Y recuerda una frase que siempre dice Geraldine Chaplin ‘cómo voy a operarme la cara, alguien tendrá que hacer de abuela.
La popular actriz cuenta cómo la maternidad le ha cambiado, "no me da tiempo a ir al teatro ni a nada, tengo un chiquillo muy pequeño y el poco tiempo que tengo quiero estar con él, voy y vengo a trabajar y poco más, cuando arranco un momentito a poder ver una serie cuando ya se ha dormido, me quedo dormida yo".
¿Y cómo cambia la maternidad? "Las prioridades se vuelven a organizar y todo lo que parecía antes muy importante ahora de repente ya no lo es". De esta forma, "empiezas a pasar un poco de ti, que no está nada mal si no te abandonas del todo, pero es que es muy fuerte que haya una persona que dependa de ti para todo". Una persona que "pones en el mundo para que luego vuele libre y vuele bien".
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