
La directora Alauda Ruiz de Azúa y los actores Miguel Garcés y Blanca Soroa han pasado por los micrófonos de esRadio para hablar sobre su nueva película Los domingos, estrenada en la gran pantalla. Un largometraje que nace, según ha explicado Alauda Ruiz de Azúa, de "una historia de juventud" que conoció a los veinte años.
"Yo soy una persona de educación laica y no creyente, pero en mi entorno había una chica que ingresó en una orden religiosa y en aquel momento me sorprendió mucho". Aquella experiencia personal fue el germen de una película que indaga en la decisión de una adolescente que anuncia a su familia su deseo de convertirse en monja de clausura.
La fe, la familia y los silencios
"Era interesante explorar cómo juega lo humano en una vocación religiosa", ha comentado la directora. En la película, Ainara —interpretada por la debutante Blanca Soroa— vive el conflicto entre su despertar espiritual y el desconcierto de una familia que no comprende su elección. Alauda ha subrayado que su intención fue "acercarse al tema de lo religioso desde el respeto y el rigor, con una construcción realista de esa vida de clausura".
Blanca Soroa, de apenas 17 años, ha asegurado que "aunque pueda parecer un tema poco actual, cuando ocurre, pasa más o menos como en la película". La actriz explica que durante los ensayos "trabajamos mucho el subtexto, eso que piensas pero no dices", y ha destacado que su personaje "tenía mucho mundo interior y muchas cosas que sentía pero no verbalizaba".
Por su parte, Miguel Garcés, que interpreta al padre de Ainara, ha recalcado que la película "es también una historia de silencios" donde cada personaje "permite al espectador colocar sus propias dudas". En esa atmósfera de incomunicación familiar, Ruiz de Azúa ha explorado los secretos que sostienen —y fracturan— los vínculos. "Las cosas que no se atreven a decirse pesan mucho", ha reconocido la directora, "y en un momento determinado eso termina explotando".
Una vocación desde el respeto
Alauda ha insistido en que "no todas las chicas que estudian en colegios religiosos terminan de monjas", pero que lo valioso es "entender cómo lo humano y lo espiritual se entrelazan". En su proceso de documentación, la cineasta ha escuchado los testimonios de mujeres reales que habían vivido ese tipo de llamada. "Porque uno puede creer o no creer en Dios, pero las personas sentimos lo que sentimos", ha afirmado.
El resultado es una película que, en palabras de su directora, "deja al espectador su propio espacio para reflexionar". Una mirada íntima y serena hacia la fe, el amor y los afectos familiares.
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