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PROHIBIDO CONTAR OVEJAS

'Mi amigo Mac', un clásico de los 80 por las razones equivocadas

Abordamos Mi amigo Mac, remedo de E.T. El Extraterrestre que muchos recuerdan de la época del videoclub.

El Resplandior: Mi amigo Mac. Marcianos, refrescos y coreografías imposibles

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Abordamos Mi amigo Mac, remedo de E.T. El Extraterrestre que muchos recuerdan de la época del videoclub.
Mi amigo Mac | Archivo

La película Mi amigo Mac (Mac and Me), estrenada en 1988 y dirigida por el británico Stewart Raffill, es una cinta de ciencia ficción y aventuras familiares que ha adquirido un estatus de culto con el paso de los años... pero por las razones equivocadas. Eso no le quita un ápice de extraño y surreal atractivo a esta imitación de E.T. conocida por contar en su reparto con un niño debutante con espina bífida y por la inserción de publicidad descarada, en este caso de McDonalds y Coca-Cola.

Protagonizada por Jade Calegory, Christine Ebersole y Lauren Stanley, la película cuenta la historia de un niño en silla de ruedas que entabla una amistad con una misteriosa criatura extraterrestre perdida en la Tierra. Estos seres, incapaces de comunicarse verbalmente, sobreviven gracias a la ingesta de líquidos, especialmente refrescos como Coca-Cola, lo que se convertirá en un tema recurrente durante toda la película.El más joven de los alienígenas, apodado "Mac" (siglas de "Mysterious Alien Creature"), se separa de su familia y termina ocultándose en la casa de Eric, un niño que acaba de mudarse a California.

A lo largo de la historia, Eric y sus amigos intentan ayudar a Mac a reunirse con su familia mientras escapan de los agentes del gobierno que desean capturarlo. El argumento es sencillo y recuerda inevitablemente a E.T., el extraterrestre (1982) de Steven Spielberg, de la cual Mi amigo Mac parece tomar una fuerte inspiración, aunque con un tono más ligero y comercial.

Uno de los elementos más notorios de la película es su descarada inclusión de publicidad encubierta. Diversas marcas, especialmente McDonald's y Coca-Cola, tienen una presencia abrumadora en la trama. En una de las escenas más recordadas, los personajes asisten a una fiesta en un restaurante McDonald's, donde incluso aparece Ronald McDonald, el famoso payaso de la compañía. Esta secuencia, coreografiada con un número musical, se ha convertido en un ejemplo clásico de "product placement" excesivo dentro del cine. Se sabe que McDonald's y Coca-Cola financiaron parte de la producción, lo que explica su prominencia en pantalla.

A pesar de su intención de convertirse en todo un clásico del cine familiar en plena época de producciones spielbergianas, Mi amigo Mac -en la que Spielberg no tuvo nada que ver- fue un fracaso de taquilla y recibió críticas muy negativas. Los críticos la calificaron de una copia inferior de E.T., con efectos especiales poco convincentes y un guion predecible, y el film pasó con más pena que gloria por la cartelera. Sin embargo, con el tiempo, y gracias al videoclub y la memoria selectiva, la película ha ganado una segunda vida como obra de culto, apreciada por su encanto involuntario, su ingenuidad típicamente de los 80 y su peculiar sentido del humor. Para muchos, una de esas películas "tan malas que son buenas".

Todo eso te lo contamos en el audio de Prohibido contar ovejas, programa de esRadio conducido por Felipe Couselo y Alma Espinosa y donde Juanma González repasó todas las virtudes involuntarias y defectos inevitables de esta película que arrasó... aunque con el paso del tiempo.

Y es que Mi amigo Mac ha sido objeto de referencias humorísticas en programas de televisión, videos de internet y podcasts de cine. Incluso el actor Paul Rudd hizo célebre una broma recurrente en el programa Conan O'Brien, donde fingía presentar escenas de sus películas, pero en su lugar mostraba el momento en que Eric cae por un acantilado en su silla de ruedas. A lo tonto, esta broma recurrente ayudó a mantener viva la memoria del filme entre nuevas generaciones.

El tiempo ha transformado Mi amigo Mac en un fenómeno cultural inesperado, no de culto, sino un tanto "kitsch" y sentimental. No es una obra maestra, más bien al contrario, pero tiene sus virtudes. Entre ellas, una rareza (y una buena banda sonora de los 80) que le ha ganado un lugar permanente en la historia del cine popular. ¿Te apetece un Big Mac?

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