
En cualquier rincón de España hay refranes y dichos populares que se van transmitiendo de generación en generación.... algunos incluso ni se sabe que son refranes porque suenan demasiado comunes. ¿Quién no ha escuchado alguna vez eso de "quien se fue a Sevilla perdió su silla"? O, cuando alguien cuenta lo bien que le ha ido empezar a levantarse temprano para ir al gimnasio antes de trabajar, se le dice eso de "a quien madruga, Dios le ayuda". Generalmente, aunque puede que uno no sea consciente, en el día a día se utilizan y reciben un montón de refranes españoles populares. Estos dichos, que encierran consejos, advertencias o moralinas en poquísimas palabras, son tremendamente útiles en todos los ámbitos.
Pero, ¿de dónde vienen estos refranes? Hay que tener en cuenta que el refranero español es una parte esencial de la cultura popular, transmitida de generación en generación, y constituye una valiosa fuente de sabiduría colectiva. Los refranes, breves frases que condensan enseñanzas, observaciones o advertencias, han sido utilizados a lo largo de la historia para ofrecer consejos, expresar una verdad o reflejar la experiencia acumulada de los pueblos.
Generalmente, el origen de los refranes españoles se remonta a la tradición oral de las antiguas civilizaciones, donde las enseñanzas se transmitían de boca en boca. Y muchos de tienen su origen en la vida cotidiana, la agricultura, la religión y la moral de tiempos pasados. Pero, con el tiempo, algunos de estos dichos fueron recopilados en escritos. Hay que saber que muchos refranes están vinculados a la vida rural y las estaciones del año, dado que la agricultura era una actividad central en las sociedades antiguas.
Y, para saber por qué ha llegado hasta la actualidad solo hay que saber que habitualmente es porque refleja verdades universales aplicables a la vida diaria. Aunque algunas expresiones puedan sonar arcaicas, su contenido sigue siendo relevante, y el uso de refranes en la conversación cotidiana mantiene viva una parte importante de la tradición cultural española.
Pero, ¿cuál es el origen de los más populares?
- "Como Pedro por su casa"
Este es uno de los refranes más empleados y hace referencia a una persona que se mueve de forma cómoda por un espacio que no le pertenece. Los historiadores explican que se trata de un refrán popular que tiene su origen en Pedro I de Aragón, quien, en el año 1906 conquistó Huesca tras ganar la batalla de Alcoraz sin apenas resistencia.
- "Salvado por la campana"
Se utiliza este dicho cuando algo o alguien salva de una situación incómoda o de algo que no se quiere hacer. En la antigüedad, a muchas personas se les enterraba mientras todavía estaban con vida. Para que no murieran bajo tierra, se optó por colocar una pequeña campana fuera del féretro. De esta manera, si alguien despertaba, podía pedir ayuda.
- "Irse de picos pardos"
Es una conjunción coloquial que hace referencia al hecho de salir de fiesta en busca de un hombre o una mujer con quien tener una aventura amorosa. El origen de este dicho es de lo más curioso: Carlos III obligó a todas las prostitutas a vestirse con una falda de color pardo con picos en el bajo para diferenciarse del resto de mujeres.
- "Quien se fue a Sevilla perdió su silla"
El refrán "Quien se fue a Sevilla, perdió su silla" tiene su origen en una disputa histórica que data del siglo XV, durante el reinado de Enrique IV de Castilla. Concretamente está relacionada con un conflicto de poder entre dos personajes de la alta nobleza española: Alonso de Fonseca el Viejo, arzobispo de Sevilla, y su sobrino, Alonso de Fonseca el Joven. Según la leyenda, el arzobispo Fonseca el Viejo, quien tenía dificultades para ejercer su autoridad en Sevilla, decidió irse temporalmente a resolver un conflicto en Galicia. Para hacerlo, dejó a su sobrino, Alonso de Fonseca el Joven, encargado de su puesto en Sevilla con la promesa de que, a su regreso, le devolvería el control de la diócesis. Sin embargo, cuando el arzobispo regresó, su sobrino se negó a devolverle el cargo y se aferró al poder que le había sido temporalmente cedido. Este conflicto inspiró el refrán "Quien se fue a Sevilla, perdió su silla", que refleja la idea de que abandonar un lugar o posición puede resultar en la pérdida de derechos sobre el mismo. Hoy en día, se utiliza en situaciones cotidianas para señalar que quien se ausenta puede perder su lugar o ventaja, ya sea en un sentido literal o figurado.
- "A buenas horas mangas verdes"
Cuando se utiliza este refrán es para referirse a alguien que llega tarde y ya no puede ayudar en una tarea. En la época de los Reyes Católicos existía una Hermandad que capturaba a los bandidos, pero en la gran mayoría de casos los guardias, que vestían un uniforme con mangas de color verde, no llegaban a tiempo para evitar las fechorías.
- "A palabras necias, oídos sordos"
Cuenta la historia que una vez se acercó a Aristóteles un hombre muy prolijo en palabras. Tanto y tanto hablaba que al final terminó por pedirle excusas al filósofo. Aristóteles respondió: Hermano, no tenéis de que pedirme perdón, porque estaba pensando en otras cosas y no os he entendido una sola palabra.
- "A quien madruga, Dios le ayuda"
Pone de manifiesto las ventajas del madrugar. Su origen está en un hombre que contaba a su hijo el caso de un vecino suyo que por madrugar encontró en la calle una bolsa llena de dinero. El hijo que tenía bastante apego a las sábanas respondió: Pues a fe, padre, que como madrugar, más había madrugado el que perdió la bolsa.
- "El que no se consuela, es porque no quiere"
El origen de este tradicional refrán español se remonta a un restaurante donde almorzaba un distinguido caballero, cuando un camarero que pasaba junto a él, llevando en lo alto una bandeja con licores, tropezó y derramó sobre el cliente todo el contenido de las copas. El caballero vuelto hacia el camarero dijo: -Menos mal, amigo, que eran Martinis secos.
- "En boca cerrada no entran moscas"
El origen de dicho refrán se remonta a la época de Carlos V y es que este pasaba por Calatayud, y un aragonés le dijo: Cerrad la boca, majestad, que las moscas de esta tierra son insolentes.
- "Ojo por ojo, diente por diente"
La idea central de este refrán es la venganza: alude a un tipo de venganza justiciera que justificaría castigar al agravante con la misma moneda. Su origen es la antigua ley de talión que es un principio jurídico de justicia retributiva en donde el castigo es idéntico al crimen contenido.
Por ejemplo, en el Código de Hammurabi (siglo XVIII a.C.) se recoge que, si un hombre vaciaba el ojo del hijo de otro hombre, se vaciaría su ojo como castigo. Y precisamente de este caso tan cruento sale un mítico pasaje bíblico: "Ojo por ojo, diente por diente, pan por pan".
- "Estar en babia"
Significa hallarse distraído y embobado, y con el pensamiento muy distante de lo que se está tratando. Sbarbi, en su Florilegio de refranes, que hablaba del refrán y argumentaba que se puede entender comúnmente por Babia como el país de los tontos. Por eso se dice que está en Babia el que se halla completamente distraído o alelado. Pero no es la única versión y, según otra, la frase estar en Babia deriva de la palabra baba. Esta misma opinión comparte Cejador, cuando, en una de las notas al Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita, sostiene que la voz bovaquia (altanería boba) empleada por el Arcipreste, la de bavequia (usada en el Poema de Alejandro y en los Milagros de Berceo) y las de babieca, babieco y Babia proceden todas ellas de la palabra baba y aluden a los bobos, a quienes se les cae.
- "Vete a hacer puñetas"
Una expresión típica madrileña. El significado de este refrán no puede ser más interesante ya que apareció al principios del siglo XIX en Madrid y los españoles lo usan cuando quieren que alguien los deje en paz. Concretamente las "puñetas» son los bordados que jueces y doctores, entre otros, llevan como adorno en el puño de la toga. En el pasado, tejer estos bordados requería gran detalle y paciencia. Y no sólo eso, era habitual que los que hacían "puñetas" fueran encarcelados. Por eso, cuando se manda a alguien a hacer puñetas, se quiere que se vaya durante mucho tiempo.
- "Estar a dos velas"
Alguien que está «a dos velas» es alguien que está pasando por un mal momento económico o que tiene mala suerte romántica o sexualmente. El origen de este proverbio ha sido muy discutido y varios estudiosos proponen distintos orígenes, pero una de las principales teorías es que procede de antiguas estelas. Cuanto más rico era el difunto, más velas tenía en su capilla.

