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Las mentiras que John Ford escondió en su película "de fantasmas"

El crítico cinematográfico y fiscal Eduardo Torres-Dulce disecciona El hombre que mató a Liberty Valance en su último libro.

El crítico cinematográfico y fiscal Eduardo Torres-Dulce disecciona El hombre que mató a Liberty Valance en su último libro.
'El hombre que mató a Liberty Valance', de John Ford | Youtube
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Si resulta difícil desentrañar lo que dice John Ford, más peliaguda se presenta la empresa de diseccionar lo que calla. No hablemos, entonces, de sus engaños, de aquello que cuenta fuera de plano. Desde que en la Navidad de 1962, el crítico cinematográfico y fiscal Eduardo Torres-Dulce (Madrid, 1950) invirtiese el dinero de los aguinaldos en ver en el cine de la calle Fuencarral –casi de forma compulsiva– El hombre que mató a Liberty Valance junto a sus hermanos Miguel Ángel y Conchita, la cinta deambula por su cabeza. Le ha obsesionado durante años, encontrando una grieta nueva en la que excavar en cada revisionado. Tanto es así que ha tenido que volcar todas esas reflexiones en El asesinato de Liberty Valance (Hatari Books), una pequeña joya ilustrada en la que encadena las claves de la cinta mientras que destapa los misterios, mentiras y secretos que rodearon a su rodaje.

Considerado como uno de los mejores wéstern de la Historia del Cine , Torres-Dulce relega esa etiqueta para hablar más bien de "un wéstern noir o un thriller político, un melodrama amoroso o un ensayo sobre la Historia y la historia, la ley y la violencia". (pág. 30) Y para hablar de la obra se adentra en la inextricable personalidad de su autor, repleta de aristas y ambigüedades que solía reflejar en sus propios personajes. "Puede entenderse –dice el exfiscal– como una película de fantasmas, de esos que calladamente una y otra vez reaparecen en nuestras vidas". (pág.125)

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Torres-Dulce disecciona la cinta de Ford desde el punto de vista técnico, moral y formal, adentrándose en la psicología de los personajes y las motivaciones de ese triángulo protagonizado por John Wayne, James Stewart y Vera Miles. "Ford es un artista, un cineasta sutil, lleno de digresiones y recovecos tanto narrativos como formales, muy dado a que sus personajes, como el propio relato dejen en zona de penumbras su pasado, sus motivaciones, su futuro". (pág. 29)

El autor extrae todo el jugo de la adaptación que el cineasta hizo del relato publicado por Dorothy Johnson en 1949 en la revista Cosmopolitan y parte, precisamente, de este extremo, señalando los caminos que convergen y difieren entre el papel y la pantalla, haciendo evidente la complejidad del discurso de Ford.

Es una película en el ocaso de Ford, que sorprende al prescindir de panorámicas en exteriores y optar por priorizar diálogos, personajes y aspectos simbólicos. "Como la de Liberty Valance requería el juego de luces y sombras, y un cierto ambiente y tono claustrofóbico, que se logra con más justeza en un plató que en escenarios naturales".

El hombre que mató a Liberty Valance es un paño que ha absorbido las obsesiones que Ford fue dosificando en sus anteriores obras y, por supuesto, plantea la creación del mito y la formación de la leyenda del líder: "En un giro de contradicción sutil, y muy característico de John Ford, esa idea de imprimir la leyenda suprimiendo la verdad se ofrece como un elemento clave en la formación de la nación, un elemento idiosincrático de esa formación desde la perspectiva de los territorios del oeste". (pág. 330)

Reparto

Torres-Dulce toma de la mano al lector para presentarle a cada uno de los personajes y contarle de ellos lo que Ford claramente quiere que sepamos y lo que solo insinúa. Fue una elección sopesada la de contratar a John Wayne –que cobró setecientos cincuenta mil dólares– y James Stewart –trescientos mil dólares–, que ya eran estrellas reconocidas del wéstern. Ya había trabajado con Wayne, "lo sacó de los wéstern de tercera para convertirle en el protagonista de La diligencia". Le daba papeles que representaban "muchas de sus ideas, comportamientos y, a veces, dolorosas contradicciones". Quizás, por eso, "John Wayne fue una de las dificultades con las que tropezó Ford" en el rodaje.

En definitiva, este libro es una traducción de la fascinación de Torres-Dulce por John Ford – que puede ser contagiosa–, con reflexiones estimulantes sobre un genio del cine que destapan muchas "mentiras". La película arranca con un viaje al hermoso lugar de Shinbone, un pueblo de frontera, y este libro es el viaje de Torres- Dulce por una cinta que "exige al espectador una participación emocional". No siendo un libro para especialistas, sí que es interesante para un aficionado a la obra de John Ford o, al menos, al género. Destila el aroma del buen wéstern y certifica una complejidad que se ausenta en las propuestas cinematográficas actuales.

Eduardo Torres- Dulce. El asesinato de Liberty Valance. Hatari Books, 2020. Contiene fotografías. Tapa dura. 400 páginas.

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