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Invectivas de un millenial desubicado (IV)

La moderación es virtud cuando se limita a disciplinar las buenas intenciones y no a dejar de combatir las malas.

La moderación es virtud cuando se limita a disciplinar las buenas intenciones y no a dejar de combatir las malas.
Es muy triste el escaso reconocimiento de que gozan nuestros aforistas renacentistas y barrocos. | Pixabay/CC/christoph_mschrd

Cuando les preguntan, los aforistas españoles suelen reconocerse influidos por La Bruyère, por Pascal, por La Rochefoucauld… Uno no tiene nada contra estos moralistas franceses; muy al contrario, sacarles todo su jugo es una de las razones que uno ha encontrado para estudiar francés. Sin embargo, uno también lamenta el escaso reconocimiento de que gozan nuestros aforistas renacentistas y barrocos. Francisco de Quevedo escribió un libro de sentencias. Tratan temas diversos, incluso sobre epistemología, pero destacan las de contenido grave y moral. Una de ellas nos advierte de que "donde hay mucha injusticia, es un peligro tener razón". Otra más, tan vigente que causa sonroso haber dejado que la olviden: "Quien divierte al rey no le sirve, le depone".

Baltasar Álamos de Barrientos fue un colaborador de Antonio Pérez que, ya exiliado, publicó Aforismos al Tácito español, un tratado político escrito en máximas. Pretende exponer las doctrinas del realismo maquiaveliano de un modo aceptable para la intelectualidad española del momento, copartícipe de la animadversión que los jesuitas profesaban hacia el florentino.

La última edición española de los Aforismos al Tácito data de 1987 y corrió a cargo del Centro de Estudios Constitucionales. De haberla escrito un francés, una cita como la que sigue se reproduciría sin interrupción en almanaques, agendas y libros de texto: "Artificiosa manera de murmurar de alguien es hablar de sus vicios excusándole en ellos" o "De poco sirve la grandeza de ingenio no estando acomodada al tiempo que corre".

Los aforismos de otro Baltasar -en este caso, Gracián- sí alcanzaron mayor fama y reconocimiento. Sobre todo, por la mucha estima en que los tuvieron Schopenhauer y Nietzsche. Mas, considerando que muchos ejecutivos anglosajones lo han tomado como libro de autoayuda, uno se halla tentado de pensar que el Oráculo del jesuita no puede ser tan bueno.

El renacentista Alfonso de Palencia nos regaló el que acaso sea el primer meta-aforismo de la historia. Lo hizo en su Vocabulario universal en latín y en romance: "aforismo es razón breve que demuestra entero seso de la cosa propuesta". Y aforismos son también algunas contestaciones del Astete, ese catecismo que -por extraño que parezca- es prodigio de concisión, sabiduría y elegancia en el decir (amén de rigor teológico): "¿Qué es envidia? Un pesar del bien ajeno. ¿Qué es soberbia? Un apetito desordenado de ser preferido a otros". Antonio Burgos las calificó de definiciones poemáticas.

Sirvan, pues, estos desempolvamientos de nombres de nuestros Siglos de Oro para introducir la cuarta andanada de mis invectivas.

  1. Rasgo definitorio de las élites es considerarse el Über-Ich de su época, la contrafuerza que reprime al Es de las masas en el Ich de las instituciones. Ninguna aristocracia reconoce, en cambio, las pulsiones de un Es particular con frecuencia más degradado que el del vulgo.
  2. -¡Pluralidad cultural! -exigen nuestros contemporáneos. -¡Por supuesto! -responde la aristocracia rectora. Cuantas más culturas se enfrenten en una sociedad, más fácilmente se gremializará la ignorancia.
  3. Madurez: contemplar las cicatrices no como marcas de la herida, sino de su curación.
  4. La resaca que sigue al escepticismo de los sabios y al cinismo oportunista de los oligarcas es el emotivismo odiador de las masas anteriormente neutras.
  5. Entre los sesenta y los setenta, España pasó del nacional-catolicismo al nacional-constitucionalismo. En ambos casos, la nación no figuraba sino adjetivando el sistema, sin llegar a erigirse en el sustantivo nuclear.
  6. Espero que quienes ven en las drogas una vía de escape hacia la felicidad no consideren los remiendos en la ropa un signo de elegancia.
  7. Culto al físico: mens plana in corpore plano.
  8. Los pactos de silencio verdaderamente útiles no sólo consisten en que nadie hable, sino en que tampoco haga ruido. Y ello impone no dar que hablar.
  9. En las guerras de religión, Dios ayuda al bando con más alcance de tiro.
  10. Inútil, como un manifiesto de intelectuales.
  11. Decirse progresista hoy -como en otro tiempo decirse católico practicante- es la coartada perfecta para dar lecciones sin preocuparse de dar ejemplo.
  12. Si la primera lección de la economía política es que los recursos son siempre limitados, la de la política económica debería ser que un empresario que no puede retribuir a sus trabajadores a final de mes no es bueno para nadie.
  13. Academia: ecolalia de ombligos. "Denigrarla, pero tratar de ingresar en ella si se puede" (Gustave Flaubert).
  14. Uno no vale por lo que calla, sino por lo que insinúa que ha jurado callar.
  15. ¿Por qué la llaman prensa del corazón cuando quieren decir prensa de la vagina o prensa penevulvar?
  16. Donde hay mucho moralismo, suele haber poca imaginación.
  17. Estúpido, como postularse inocente ante Dios.
  18. La moderación es virtud cuando se limita a disciplinar las buenas intenciones y no a dejar de combatir las malas.
  19. Al final, termina siendo la suerte de cada uno la que corrige -o no- aquellos defectos determinantes del fracaso que ni la voluntad ni el entendimiento acertaron a suavizar.
  20. Cree el político que poniéndose a la cabeza de los movimientos sociales se erigirá en su líder. Es tan ingenuo como pensar que la vela de un barco, por el solo hecho de ir por delante, es quien guía la dirección del viento y no al revés.
  21. Los centros comerciales se inventaron para que el capital recupere el domingo del obrero idiota.
  22. Desentenderse del arte es abdicar de la colaboración del símbolo: renunciar a que los mitos expliquen la realidad. Ésta es la ley suprema, pero los mitos son sus reglamentos de desarrollo y el instrumento por el que cada época modela la conciencia de sus efebos. Un sistema filosófico sólo puede aspirar a la hegemonía cultural cuando sus símbolos son susceptibles de sensación estética.
  23. La gracia del tiro de ídem sólo se explica por la desgracia de los anteriores.
  24. Las ilusiones más envidiables son las de la vejez porque no da tiempo a perderlas.
  25. El lobo es un hombre para el lobo.

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