
La cultura coreana sigue escalando posiciones. No solo el K- pop ha derrumbado fronteras y sumado millones de adeptos en todo el mundo, sino también su cine - recordemos Train to Busan, Península o la oscarizada Parásitos- y también su literatura. El último fenómeno coreano se llama Kim Ho-yeon (Seúl, 1974) y ha entrado por la puerta grande de las librerías españolas con La asombrosa tienda de la señora Yeom, un libro fácil, un tanto naif al hilo de las novelas feelgood, pero cargado de esperanza. Habla de segundas oportunidades y de pequeños gestos que ponen en marcha el motor de algo muy grande.
Hablamos con el autor en el Centro Cultura Coreano de Madrid. Nos explica que, para él, la prioridad fue hablar de las relaciones entre las personas, de empatía, de compasión, de gratitud, "las carencias universales de la sociedad". Ahí encuentra la posible explicación para que su libro sea igual de recomendado entre los lectores de Corea que de España.

Dokgo es un indigente que frecuenta la estación de Seúl. Encuentra un monedero y decide entregárselo a su dueña, la señora Yeom, una exprofesora de mediana edad que gestiona una pequeña tienda abierta las veinticuatro horas. Ella se apiada de la situación del hombre, desmemoriado por el alcohol, y termina por ofrecerle un trabajo. Gracias a su nuevo puesto, Dokgo entabla una relación particular con muchas personas del barrio a las que le cambia la vida.
"Si yo tuviera una tienda, ¿contrataría a un indigente? Seguramente no, es casi una fantasía. El lector te permite que incluyas en un libro una situación así una vez, pero no puedes excederte. En el resto de la novela vemos a personas que aprenden unas de otras, eso sí es la vida real. Creo en las segundas oportunidades si uno no se rinde. Lo importante es tener voluntad", dice el autor.
En la figura del vagabundo, Ho-yeon quería mostrar ese "rechazo que hay en Corea hacia los pobres, los indigentes o los marginados". Lo hace "a través de varias escenas, sin ahondar demasiado en este asunto". "Socialmente, deberíamos tener soluciones para ellos en lugar de prejuicios", incide. "Muchos lectores me han contentado que fueron conscientes de sus prejuicios gracias a la novela. Pensaban que los indigentes estaban en esa situación porque no querían trabajar y han descubierto que puede haber una historia detrás, como le ocurre a Dokgo".
Por la tienda de señora Yeom se pasean personas que "creen que oyen pero no escuchan" y se escenifican distintas formas de hipocresía. "En Corea hay muchas personas que tratan mal a su propia familia y muestran una cara buena a los desconocidos. Quería mostrar esa parte de la sociedad coreana".
La novela ha sido traducida en 23 idiomas. En Taiwán ha estado en las listas de bestseller hasta el año pasado. "Creo que el libro ha llegado a Corea, Europa o Estados Unidos porque habla de valores universales, de la importancia del ser humano y de las relaciones entre las personas. Precisamente, es de lo que carece hoy en día la sociedad, por eso creo que ha calado tanto".
Kim Ho-yeon ha trabajado como novelista, dramaturgo y escritor de cómics. Conoce bien España, ha estado en cuatro ocasiones en nuestro país - incluso de luna de miel en Sevilla y Granada-. "Hay muchos elementos comunes entre España y Corea, como la pasión o el vínculo con la familia. A los coreanos les interesa mucho los pintores españoles y el patrimonio artístico, por eso vienen muchos turistas. La comida es muy parecida y a los jóvenes les encanta La casa de papel. Creo que ambos países pueden avanzar mucho en su relación a través de la cultura".
Kim Ho-yeon. La asombrosa tienda de la señora Yeom. Duomo ediciones. Traducción de Ainhoa Urquia. 256 páginas. 17 euros.

