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Más horror y más belleza: Stephen King y Maurice Sendak revisan 'Hansel y Gretel'

La editorial Lumen publica una versión deliciosa del clásico de los hermanos Grimm dirigido a lectores de siete años en adelante.

La editorial Lumen publica una versión deliciosa del clásico de los hermanos Grimm dirigido a lectores de siete años en adelante.
Portada de la versión de 'Hansel y Gretel' de King y Sendak. | Lumen

Jacob y Wilhelm Grimm incluyeron "Hansel y Gretel" en la primera edición de su célebre Cuentos de la infancia y del hogar, publicado en 1812. La génesis del relato se pierde en la noche de los tiempos: la historia, según el folclorista Jack Zipes, surgió en la Alemania del siglo XIII, pero en las piedrecitas y las migas arrojadas por el niño para poder volver a casa se ven el reflejo del hilo que Ariadna le dio a Teseo para escapar del laberinto infinito de Dédalo. Los hermanos Grimm edulcoraron el cuento en ediciones posteriores. Así, por ejemplo, la malvada madrastra era, en origen, la madre biológica de los críos.

En 1997, el ilustrador y escritor de literatura infantil Maurice Sendak, autor del archiconocido Donde viven los monstruos, diseñó la escenografía y el vestuario para una representación de la ópera del compositor alemán Engelbert Humperdinck basada en el cuento. La Fundación Maurice Sendak contactó con Stephen King y le propuso "escribir una nueva interpretación de ‘Hansel y Gretel’, adaptada (con libertad)", y en cuanto el autor de El resplandor, Misery o Cell vio las imágenes, se puso manos a la obra, con ciertas licencias y sin disculparse.

El resultado lo publicó en España la editorial Lumen hace unas semanas: un Hansel y Gretel de 48 páginas con unas ilustraciones bellísimas e inquietantes y con un texto que conserva la esencia del original y que sobresale, precisamente, en las incorporaciones propias de King, quien convierte a la bruja clásica en Rea de Coos, una de las villanas principales de La Torre Oscura; quien se ventila el recurso del pato mágico; quien profundiza en la psicología del padre, un calzonazos de manual que cede ante la criminal petición de la pérfida madrastra.

El Hansel y Gretel de King y Sendak, dirigido a lectores de siete años en adelante, se recrea con una casa de caramelo que, en realidad, es "un demonio enfermo de pecado" que, cuando desvela su diabólica identidad, hiede a "frutas y verduras podridas" y sus paredes chorrean "baba", con una bruja que vuela con un saco de niños secuestrados y con una madrastra que asevera, al abandonar a los menores, que "más vale una muerte rápida en las fauces de un animal que una muerte lenta en las fauces de un hombre".

El libro, amén de una joyita para los lectores constantes de King, funciona como un magnífico contrapeso frente a esos cuentos infantiles de última hornada, frente a esos relatitos asépticos, de pitiminí, que, con la idea de no traumatizar, toman a los más pequeños por imbéciles. Esta revisión de Hansel y Gretel nos recuerda que, "mucho antes de que naciera la abuela de tu abuela", los niños y las princesas que acababan viviendo felices y comiendo perdices sobrevivían en un ecosistema con "un exterior luminoso" y "un centro oscuro y terrible", no muy distinto, en el fondo, de la macabra realidad en la que se desenvolvían.

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