
Con la serie Una Navidad en La Vendée Federico Jiménez Losantos y el Grupo Libertad Digital están explicando cómo se produjo la primera gran persecución a los católicos por parte de la izquierda con el foco en ese momento sucedido durante la Revolución Francesa. El de La Vendée es uno de los episodios más desconocidos porque los revolucionarios siempre trataron de ocultar ese pecado original de la izquierda anticlerical.
Para enlazarlo con la situación del catolicismo en España y la persecución por parte de la izquierda en el programa Es la Mañana de Federico de esRadio han analizado el libro El declive de la Iglesia en España (1808-1936) (Renacimiento, 2025) con su autor el economista y doctor en Historia, Antonio Martín Puerta. El experto ha destacado una frase que ha repetido en otras ocasiones y que ha creado estupor entre otros historiadores: "La Revolución Francesa no ha concluido". Antonio Martín Puerta ha explicado que "es el hecho fundacional de la época contemporánea, pero hay aspectos de la Revolución Francesa que en modo alguno han concluido y que, incluso, se han incrementado".
En este sentido, ha dicho que "uno de ellos, el proceso de laicización, el proceso de secularización que va a más y otro el proceso de estatificación que de ninguna manera se puede decir que haya disminuido, todo lo contrario". El economista y doctor en Historia ha apuntado que "máxime cuando lo que tenemos es un hecho permanente: la expansión del Estado. El Estado por naturaleza siempre intenta invadir todos los espacios. De siempre. Y tenemos un Estado ideologizado, como es el caso del español, un caso muy acusado, pues todavía es más expansivo este proceso".
"Me parece que los hechos centrales de la Revolución todavía se siguen reproduciendo y creo que ha habido una gran ingenuidad. Se pensaba, con ánimo por supuesto de los sectores religiosos y conservadores de la Iglesia, crear una especie de consenso donde ya hubiera respeto para cada una de las jurisdicciones y durante los años 60, 70 y 80 se pensaba ingenuamente que el Estado se iba a quedar quietecito e iba a respetar. Eso no ha sucedido nunca. Desde la Edad Media la Iglesia y el Estado pugnan exactamente por los mismos espacios", ha señalado Antonio Martín Puerta.
Sobre los revolucionarios españoles ha dicho que "esto empieza siendo un fenómeno muy minoritario y todos los intelectuales de renombre de la época lo reconocen. Todos los que han vivido ese proceso dicen: "éramos muy pocos". Eran poquísimos, pero se hacen con el poder del Estado". El doctor en Historia ha indicado que "en España tiene lugar un hecho dramático en 1808. Este régimen de unidad de la Iglesia y el Estado, que caracteriza al Antiguo Régimen en todos sitios, en España desaparece el Estado, cosa que no sucede en ningún otro lugar. Entonces, el Estado se va recomponiendo de forma espasmódica y cada vez son más influyentes las presencias de los sectores secularizadores, laicistas y antirreligiosos".
El papel del carlismo
El autor de El declive de la Iglesia en España (1808-1936) ha hablado de uno de los movimientos políticos clave en el siglo XIX español: el carlismo. Ha dicho que es "el primer catolicismo político que hay en España y que intenta, por lógica, volver a rehabilitar las instituciones del pasado" aunque "muchas ya estaban caducas". "Es evidente que cuando un régimen se desploma en muy pocos días la cosa muy consistente no es y la propia Roma durante mucho tiempo intentó volver a recrear de alguna manera lo que había antes de la Revolución siendo imposible en su conjunto", ha añadido Antonio Martín Puerta.
En este sentido, ha explicado que "el carlismo tuvo una presencia muy extensa, pero también hay que darse cuenta que el propio Papa tampoco reconoció del todo al carlismo porque los otros también se decían a sí mismos católicos. Los obispos tampoco se manifestaron en contra". Ha indicado que "el carlismo fracasa porque no tiene bases suficientes" y que "lo cierto es que ese primer catolicismo político que todavía tiene un respaldo eclesiástico general no triunfa". "El catolicismo político en España no ha triunfado casi nunca" ha insistido aunque ha apuntado que ha sido "exclusivamente" en época de Franco.
Otro de los puntos clave del fracaso del carlismo fue "también la tendencia extrema y radical del integrismo" algo que "tampoco favoreció a su inserción dentro del sistema y perjudicó a la propia Iglesia". "El carlismo es importante, se va a mantener de manera algo subyacente, pero ya no es el sujeto político que habría podido ser a principios del XIX", ha explicado Martín Puerta.
La división de la derecha española
Hablando del régimen de la Restauración ha dicho que el declive del papel de la Iglesia "es el tema central" porque es el "antecedente directo de la situación nuestra". "En primer lugar ya había habido una expansión de la secularización en las mentes bastante superior a lo que se piensa y desde 1868, cuando se expulsa a Isabel II, hay un proceso de laicización muy fuerte. Los obispos cuentan que ha empezado un cambio de fase".
En este sentido, cuenta Antonio Martín Puerta que "hay un testimonio de un personaje colaborador de estos acontecimientos del sexenio revolucionario, Martín de Olías hace un comentario cuando tiene lugar la restauración de Alfonso XII que parece Gramsci: Sí, ha vuelto la monarquía, pero es igual porque ya lo tenemos todo. Tenemos la educación. Ha sido tan importante el manejo de la educación por la izquierda que cuando tiene lugar la revolución del 68 lo primero que hacen es cambiar al rector de la Universidad Central de Madrid, la copia y referencia de todas las demás. Es decir, ya había habido un proceso de secularización muy extenso".
"Por otra parte el catolicismo político está muy fraccionado. Hay un fracaso tremendo de la posibilidad de unión entre partido conservador de Cánovas y el integrismo. Tanto que la propia Roma está descontenta con la situación y llega a publicarse una encíclica en 1882 pidiendo por favor a los católicos españoles que no se peleen porque si no los que van a ganar van a ser los otros y que efectivamente es lo que sucede", ha explicado el autor de El declive de la Iglesia en España (1808-1936).
Sobre los paralelismos con la situación actual, Antonio Martín Puerta ha dicho que "en el libro yo no hablo de ahora, me atengo al XIX. Pero hay algo en los genes hispánicos que hace que se repita siempre lo mismo porque resulta que el integrismo duro español después de atacar la revolución, las sociedades secretas, la degeneración, el peligro revolucionario… consecuencia y conclusión ¿a quién tenemos que quitar de en medio? A Cánovas, a Maura a Dato y a José María Gil Robles. Es un modelo magnífico. Muy aprovechable, pero para la izquierda como es natural y eso pervive. Como pervive un hecho que es que la izquierda española tiene una tendencia extremadamente radical".
Martín Puerta ha remarcado que "la II República Española intenta reproducir la política antirreligiosa de la III República Francesa. Es nítido. No basta con ser republicano: tiene que ser de la república republicano, secularizador, laicista y de izquierdas. El proceso de ideologización del Estado viene muy influido por el reemplazo del antiguo liberalismo radical, que era muy radical".
El doctor en Historia ha precisado que "socialismo" es un término genérico, "como liberalismo, y luego hay que ver cómo se plasma en cada país": "Si alguien habla de ‘socialismo español’ y piensa en la socialdemocracia sueca, está un poco despistado". En este sentido, "el PSOE, durante la República, tuvo mucho en común con el partido socialista de Austria", y su visión de lo religioso tiene por "idea final" la "erradicación de la presencia de la Iglesia".
Martín Puerta ha recordado que "la doctrina de la Iglesia es el acatamiento de los regímenes legítimamente constituidos" y que, con la II República, "el Papa se molesta inicialmente, y Ángel Herrera también, pero la Iglesia acata". Finalmente, se ha referido a la postura adoptada por la Iglesia con respecto a las políticas sanchistas sobre el Valle de los Caídos. En su opinión, en general, "la Iglesia está desconcertada, no ha acabado de captar la profundidad de la hostilidad del mundo contemporáneo hacia ella".
