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Manuel Román

Sinéad O'Connor: la cantautora pop rebelde con una vida desquiciada

Declaró: "No soy una estrella del pop, sino un alma atribulada que necesita gritar cuanto se siente ante un micrófono".

Declaró: "No soy una estrella del pop, sino un alma atribulada que necesita gritar cuanto se siente ante un micrófono".
Sinead O'Connor en concierto en 2014 | Cordon Press

Sin que aun se hayan conocido las causas del fallecimiento, la figura de Sinéad O´Connor ha ocupado las primeras páginas de los diarios de todo el mundo y la atención del resto de los medios informativos. Eso demuestra su condición de estrella del pop. Lo último que se sabe sabe es que dejó en Facebook un mensaje de despedida a su hijo Shane Reynolds, que se suicidó en 2022. "El amor de mi vida" y "la única persona que me amó incondicionalmente", escribió. Desde entonces, contaba, vivía "como una criatura nocturna no-muerta". En la plataforma musical Spotify compartió una lista de reproducción dedicada a "todas las madres de hijos suicidas". La cantante perdió la custodia de los cuatro hijos que tuvo.

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Muestras de cariño en su casa en Lambeth, Londres

Su carrera iniciada en 1987 pasó por distintas etapas en las que, al tiempo que era halagada por su espectacular voz y la esencia de sus canciones, recibía asimismo, sobretodo en Estados Unidos, violentas críticas por razones que luego explicaremos. A su controvertida conducta profesional hay que añadirle la de su vida caótica, entre amores rotos y delirios que la llevaron a las puertas del suicidio. Fue la suya una existencia complicada, cuyo final le ha sobrevenido a sus cincuenta y seis años, tras etapas en clínicas donde era atendida por sus desvaríos mentales. Nos quedan sus creaciones musicales, el recuerdo de una voz tan hermosa como dramática.

Sinéad María Bernadette O´Connor vino al mundo el 8 de diciembre de 1966 en Dublín, en un hogar católico pero roto. Cuando ella contaba sólo ocho años sus padres se separaron. Se fue a vivir con su padre. Supimos por testimonio de Sinéad que su madre le infligía castigos físicos. En ese ambiente fue creciendo, ayuna de cariño maternal y con dificultades para alimentarse. Contaba en sus memorias que junto a una de sus hermanas llegó a pedir limosna por las calles de la capital irlandesa para así llevarse a la boca algunas viandas.

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Sinead O'Connor en 1995

Alguien de su entorno escolar descubrió sus posibilidades vocales y esa virtud musical la empujó a actuar en algunas bodas y acontecimientos sociales. Saltó a Londres y en la primera mitad de los años 80 del pasado siglo ya se fue familiarizando con las corrientes del pop rock entonces vigentes en la siempre adelantada capital británica, donde en 1984 entró a formar parte como vocalista del conjunto Ton Ton Maconte. Había dejado la escuela, de donde fue expulsada más de una vez. Ingresó con quince años en un reformatorio. Cuando decidió ganarse la vida cantando, deslumbró con sus versiones de algún éxito de Barbra Streisand. Luego, ya compondría sus propios temas. El álbum The lion and the Cobra, de 1987, le supuso su entrada en el olimpo de las grandes voces del pop rock.

Hubo en su biografía musical episodios importantes, como su primerizo encuentro con los componentes de U2, grupo de gran influencia en su carrera. Su repertorio le permitió triunfar no solamente en el continente europeo, sino en los Estados Unidos y desde allí, se supone que en medio mundo.

Cada diez días se cortaba el pelo

Al margen de la calidad de sus canciones, el original físico de Sinéad O´Connor la ayudó a ser aún más conocida, incluso en ambientes donde pudiera ser ignorada. En aquella época del punk, cuando sus seguidores lucían llamativas crestas de colores en sus cabezas y lanzaban soflamas de protestas contra la sociedad vigente a finales de los años 70 y los 80, Sinéad hizo lo contrario: raparse completamente el pelo. Así es que de ese modo no pasaba inadvertida en sus actuaciones televisivas o en las páginas de las revistas, fueran o no de información musical. Resulta curioso conocer de qué manera tomó esa decisión capilar. El ejecutivo de su casa discográfica la instó a vestirse "más femeninamente", según propia expresión. Acto seguido, la muy rebelde Sinéad fue a una peluquería y ordenó al fígaro que dejara su cabeza como una bola de billar. Y así hizo en adelante: cada diez días la cantante se cortaba el pelo, lo poco que le crecía. "Parecía una extraterrestre aquel primer día que me afeité", admitiría.

Las polémicas

La reclamaron en los Estados Unidos. Y hasta allí fue. Consiguió un imbatible número 1 con "Notting compares 2 U", compuesto por Prince, casi tan extravagante como Sinéad. En el video que se difundió aparecía un primer plano de ella cuando una lágrima resbalaba por sus mejillas, dado un instante emotivo de la letra de Prince, quien la invitó a almorzar en su mansión macabra de Hollywood, de la que salió espantada.

Si bien en el Reino Unido la cantautora irlandesa escandalizaba lo justo, en Norteamérica es donde "se soltó el pelo" y fue tan admirada por unos como proscrita por sectores más conservadores. Hubo dos incidentes que justificaron de sobra esa última reacción. Y es que en uno de los programas de mayor audiencia, de costa a costa, Saturday Night Live, en un momento de la entrevista que le hacían, sacó una postal con la imagen del Papa Juan Pablo II y la rompió acto seguido. Trató de argumentar que lo hacía para denostar el comportamiento de aquellos sacerdotes que cometieron actos sexuales violando a niños. Al día siguiente la cadena de televisión que emitió aquel espacio recibió incontables llamadas y cartas de protesta.

Tardaría un tiempo en pedir perdón. Lo hizo en 1997 encontrándose en Roma, donde declaró en la revista "Vita" que se arrepentía de aquel acto. Pero no quedó ahí la cosa, porque durante una actuación suya en el Madison Square Garden no quiso acompañar con su voz el sonido del himno oficial de los Estados Unidos, aduciendo que tampoco lo hacía en otros países. Ni qué decir que la prensa norteamericana puso de vuelta y media a Sinéad O´Connor.

La cantante dublinesa se destacaba también por su defensa del feminismo más radical, como también defendía los derechos del los homosexuales. Ciertamente a muchos jóvenes lo que les interesaba de ella eran sus canciones y "pasaban" de sus declaraciones socio-políticas. Hubo una temporada en la que, siendo una intérprete indiscutible del pop rock, le dio por interesarse cerca del "reggae", y se marchó una temporada a Jamaica. Aquello desconcertó un poco a la parroquia más asidua de la irlandesa, hasta que volvió al redil, es decir, el género que practicó siempre.

Al margen de la música

La vida de Sinéad O´Connor fue un continuo ir y venir por cuestiones ajenas a sus canciones, que la mostraban como una mujer díscola, inestable, caótica. Sin duda padecía trastornos mentales, y así quedó establecido definitivamente el año 2003 cuando los médicos le diagnosticaron un comportamiento bipolar. Ya había sido hospitalizada en varias ocasiones y continuó visitando clínicas para ser atendida por sus frecuentes accesos lindando la locura. No obstante, ella continuaba actuando en los escenarios, tras reponerse una y otra vez. Lo que cantaba no se parecía a nadie. Tampoco su voz podía ser mimética a la de otras artistas. Y desde luego, ni siquiera Madonna que llegó a considerarla una pionera en su forma de aparecer en el escenario, pudo suplantarla con su forma de vestir y su permanente cabeza calva.

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Sinead O'Connor en la boda con Barry Herridge

Es posible que su inestabilidad sentimental fuera causa de sus desvaríos. O al revés, que su mente le impidiera ser feliz en sus cuatro matrimonios o en sus deslices con algunos otros amantes. De los primeros, anotamos el nombre de su primer marido, John Reynolds, productor musical e instrumentista, con quien estuvo casada desde 1987 a 1997, teniendo un hijo, Shane. El segundo esposo fue un periodista, Nicholas Sommmerlad, con el que convivió entre 2001 y 2004. Después, llegó su tercera boda, con Steve Cooney, con quien rompió al año de casarse, en 2011. Su cuarta y definitiva unión matrimonial lo fue con un terapeuta, Barry Herridge, que duró sólo dieciséis días. Sinéad fue madre en tres ocasiones más: con el columnista del The Irish Time, John Watters, con Frank Bonadio y con Donald Lunny. Shane, el varón que nació de esa última relación falleció dramáticamente el 6 de enero de 2022 dejando a Sinéad completamente hundida.

Del catolicismo al islam

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No es fácil describir la personalidad de Sinéad O´Connor en un artículo. ¿Cómo entender que se cambió varias veces de nombre? Así, a finales de 1990 se comunicó con un grupo independiente de la Iglesia Católica para ser ordenada como madre Bernadette Mary. Por supuesto, las autoridades vaticanas, si es que llegó a sus oídos, ni se plantearon tomar decisión alguna, por ser algo absurdo. En 2017 decidió ser conocida como Magda Davitt. Y en 2018, dejó su confesión católica para abrazar el Islam, y a partir de entonces, en su vida particular (ya que artísticamente seguía siendo Sinéad O´Connor) pasó a ser llamada Shuhada Sadaqat.

En Estados Unidos es frecuente que una personalidad del mundo del espectáculo sobre todo, escriba –o dicte– sus memorias, y Sinéad no se privó de contar sus interioridades en el libro Rememberings, (Recordando). Y de él nos servimos para condensar algunos trozos de su relato.Ya había dicho el año 2000 que era lesbiana, precisando que en realidad únicamente tuvo relaciones con tres mujeres, pues los hombres con quienes se acostó fueron muchos. Entre ellos un sacerdote de la iglesia baptista, que estaba casado, y el acreditado cantante Peter Gabriel.

"Yo no soy buena chica –razonaba– y comprendo que me hayan considerado muchas veces loca, como cuando intenté boicotear la ceremonia de los premios Grammy en 1992".

Por muchas de sus salidas de pata de banco la pusieron a caldo. Frank Sinatra la llamó "estúpida". Creemos que se quedó corto. Volviendo a sus memorias, reconoció ella lo que sigue:

"No soy una estrella del pop, sino un alma atribulada que necesita gritar cuanto se siente ante un micrófono".

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