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Rosa Belmonte

'The Good Fight' podría ser un musical

The Good Fight podría ser un musical. Viendo un capítulo me imagino a Ben Vereen cantando 'Bye bye love' en 'All the jazz' con Roy Scheider.

The Good Fight podría ser un musical. Viendo un capítulo me imagino a Ben Vereen cantando 'Bye bye love' en 'All the jazz' con Roy Scheider.
The Good Fight | Archivo

No es necesario recordar lo buena que es The Good Fight (Movistar +). Ni lo mejor que es todavía con Christine Baranski y Audra McDonald a la cabeza del bufete tras la salida de Delroy Lindo (aunque les haya brotado un jefe imprevisto en el piso de arriba). Tampoco hay que recordar que a veces las secuelas pueden superar a las series originales. Desde luego pasa con Frasier frente a Cheers. Y al menos The Good Fight está a la altura de The Good Wife. O quizá sea mejor. Con la quinta temporada parece que hubiera pasado una eternidad desde que Trump estaba en la Casa Blanca y de todas aquellas conspiraciones con la maravillosa Margo Martindale dando por saco. Pero es verdad que tienen el ataque al Capitolio como parte de la trama, la que involucra al marido de Diane y ha traído otra vez a la serie a Jane Lynch (los pájaros siguen estrellándose en su ventana del FBI).

La primera temporada empezaba con la liberal Diane Lockhart sentada en un sofá, escuchando y viendo estupefacta el juramento de Trump. Le resultaba más extraordinario ese asunto que si hubiera sido una joven con su primer trabajo en Washington descubriendo que el Gobierno ha dejado de funcionar y que unos extraterrestres han venido a la tierra y se han zampado el cerebro de muchos miembros del Congreso. De congresistas y del personal. Sí, es Brain Dead (2016), la serie de Robert y Michelle King que nadie ha considerado que en España pudiera interesar. Por suerte, con The Good Fight vamos en hora. Evil, la gran sorpresa del año pasado, también de los versátiles King, volverá en otoño con su segunda temporada, aunque se esté emitiendo ya en EE UU. Pero tampoco hay que gastarlo todo.

Vale que la quinta temporada de The Good Fight empezó un poco rara. Pero no mala. Estaban obligados a ese episodio de transición convertido en un "anteriormente" larguísimo. Volver a "esa enfermedad de China", a George Floyd, a la muerte de Ruth Bader Ginsburg y al triunfo de Biden. Además, había que despedir a los personajes y actores que se iban (Delroy Lindo y Cush Jumbo) para volver a la anormalidad de la ficción. Muy bien que Luca se haya ido, desde que apareció en The Good Wife me pareció uno de los personajes menos atractivos. No odiable como Louis Canning, Nancy Crozier o Wendy Scott-Carr. Era más como Tammy Linnata, la novia de Will, la actriz Elizabeth Reaser, insoportable ya en Anatomía de Grey.

Uno de los aspectos más atractivos de The Good Fight, como pasaba en The Good Wife (bueno, pasa en todos sitios, también en Ley y Orden: UVE) son los secundarios. De pronto te encontrabas a Bernardette Peters (como madre de Maia Rindell). O, este año, a Ben Vereen (el Gallito George de ‘Raíces) como Frederick Douglas, el líder abolicionista en una escena onírica. Y en el tercer capítulo a Bebe Neuwirth como juez canosa. Además de Mandy Patinkin y su extraño juzgado/copistería que yo todavía no he entendido.

The Good Fight podría ser un musical. Viendo un capítulo me imagino a Ben Vereen cantando ‘Bye bye love’ en ‘All the jazz’ con Roy Scheider. A Bebe Neuwirth bailando y cantando precisamente All the jazz en Chicago. A Audra McDonald cantando ‘Porgy and Bess’ (qué lástima que suspendiera su actuación del Teatro Real de Madrid). Hasta Christine Baranski es capaz de cantar, aunque no como los otros. Pero de ahí saldría un musical de verdad, no el vídeo del covid con ‘You are my sunshine’ que se marcaron al final de la cuarta temporada. No un capítulo musical cualquiera. En cualquier caso, no me hagan caso sobre The Good Fight, que yo sería esclava de Diane Lockhart. Sería su Thelma Ritter. Su Rafaela Aparicio. Le llevaría los collares, los trajes, la foto de Hillary o el whisky solo con que me dejara reírme a carcajadas con ella.

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