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¿Qué ha pasado con la temporada final de 'The Umbrella Academy'?

The Umbrella Academy ha llegado a su desenlace con la cuarta temporada disponible ya en Netflix. Te contamos nuestra opinión.

The Umbrella Academy ha llegado a su desenlace con la cuarta temporada disponible ya en Netflix. Te contamos nuestra opinión.
The Umbrella Academy | Netflix

The Umbrella Academy, una de esas series ideadas por Netflix para competir en el poblado mundo audiovisual de lo superhéroes, ha llegado a su desenlace con una cuarta temporada de seis capítulos. Seis, no diez, lo habitual en la serie basada en el cómic de Gerard Way y Gabriel Bá, que determinan algunas de las virtudes y defectos de un desenlace, por otro lado, interesante.

Diseñada como un drama familiar de hermanos con poderes y problemas existenciales, The Umbrella Academy ha abundado en humor negro y surrealista, algunas escenas de efectos especiales reseñables y un notable acento trágico a la hora de mirar estos marginados sociales que son los siete hermanos Hargreeves.

La cuarta temporada comienza con los protagonistas viviendo una vida sin poderes, en consonancia con el apocalíptico desenlace de la tercera tanda de episodios estrenada hace dos años. Que esta temporada se reduzca a seis, diseñados sin duda para conducir a un adecuado colofón la ficción protagonizada por, entre otros, Elliot Page, determina algunas de las peculiaridades de esta última historia (con tres capítulos, incluyendo el final, dirigidos por el español Paco Cabezas).

En principio, la cuarta temporada llama la atención por carecer, hasta cierto punto, del despliegue de medios o argumentos de las anteriores. Una decisión bien gestionada artísticamente y que se ve en la menor cantidad de efectos visuales y acción, no por la pobreza visual de la serie (y que desde luego cambia en el desenlace, donde Cabezas sintoniza un excelente homenaje a The Blob). Al contrario, el diseño de producción y la fotografía navideña e invernal de crean una atmósfera acogedora alrededor de los distintos escenarios donde se mueven los hermanos Hargreeves. The Umbrella Academy, al fin y al cabo, siempre ha tratado de destacarse por los líos temporales y estrafalarios dignos de Grant Morrison que por los pantagruélicas escenas de destrucción de Marvel, por adoptar un cierto tono de folletín dramático y a la vez de tono indisimuladamente fantástico.

En lo argumental, la reducción de capítulos aumenta el ritmo de la narración, algo que obliga a desarrollar más bien mal algunas subtramas (como ese inesperado romance subterráneo…) pero, a la vez, obliga a concentrarse en los personajes, su situación personal y no tanto en la compleja mitología que la serie ha ido desenredando con el paso de los años. Esta opción por una relativa simplificación es adecuada y se debe no tanto al agotamiento de la fórmula sino a la naturaleza de desenlace de esta cuarta y última temporada.

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Los actores, por otro lado, están cómodos en los papeles, destacando un Tom Hooper especialmente relajado y, como siempre, al verdadero descubrimiento actoral de The Umbrella Academy, el joven Aidan Gallagher que ha interpretado a Cinco durante los 36 capítulos de la serie. Los villanos responden adecuadamente, siendo digna de aplauso la decisión de Steve Blackman de fichar a actores cómicos pero extraordinariamente dotados para el drama como, en esta ocasión, David Cross, Nick Offerman y Meghn Lullally (ambos de Parks and Recreation) como antagonistas.

En suma, un remate adecuado para una serie más que estimable y que, en esta despedida deja alguna escena de humor verdaderamente hilarante (la vomitona en la camioneta a ritmo de "Baby Shark" podría ser de las mejores escenas de la serie) así como la divertida matanza navideña en el pueblecito de Maine, donde The Umbrella Academy muestra su gusto por el suspense esotérico más gozoso de otras entregas como Dimensión Desconocida.

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