
La segunda mitad de la segunda temporada de Miércoles desarma los méritos de la primera tratando de magnificar sus hallazgos. La evidente inyección de presupuesto, pero sobre todo autoconciencia, generada a raíz del monumental éxito del primera año aleja todavía más el invento de la creación original de La familia Addams, pero también convierte el misterio en un embotado y sobrecargado árbol de Navidad de motivos.
Por el camino, la serie apadrinada por Tim Burton insiste en el elemento de romance juvenil, desarrollando una importante dosis de "soap opera" de personajes oprimidos y atormentados que, en realidad, no se aleja demasiado de la narrativa desplegada por el director en films como Sombras tenebrosas o la secuela de Bitelchus.
Miércoles, dividida en dos mitades en esta segunda temporada para favorecer y prolongar la conversación, está sobrepoblada de personajes que no acaban teniendo una particular utilidad, al tiempo que embrolla el argumento hasta extremos incomprensibles. Por el camino se pierde la frescura del personaje, cuyo extravagancia ya no es un elemento especialmente diferencial: la serie es consciente de dirigirse a un público juvenil deseoso de abrazar unas rarezas que, por lo tanto, ya no son tal cosa.
Te dejamos aquí la crítica en vídeo de la primera mitad de esta segunda temporada.
Evidentemente, la serie tiene virtudes en medio de tanta autosatisfacción. La factura visual es excelente, hay ideas bien concebidas (el intercambio de personalidad entre Miércoles y su amiga Enid, interpretada por la excelente Emma Myers, tiene su gracia) y en general se disfruta esa categoria de enorme evento audiovisual apto para el merchandising otoñal de la serie.
Lamentablemente, el sentido del humor se ha perdido en gran parte en un gran espectáculo que no engancha por el argumento o su personaje titular, sino por el despliegue de medios establecido.

