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Los claros y oscuros del plan Sánchez para el 2% en Defensa: de los 33.000 millones a los pilares que suman el 105%

El Gobierno no ha explicado de dónde saldrá la totalidad de los 10.471 millones de su plan para la Seguridad y la Defensa presentado en La Moncloa.

Pedro Sánchez durante su comparecencia para presentar el Plan para la Seguridad y la Defensa. | EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha presentado este martes su plan para alcanzar este mismo año 2025 el compromiso adquirido con la OTAN de destinar al menos un 2 por ciento del PIB a la Defensa. Un acuerdo con el que se debía haber cumplido en el año 2024, pero no se hizo. Ahora, que la Unión Europea se ha sumado con ímpetu a esta exigencia, parece que el Gobierno español pone la rueda en marcha para cumplir con la cifra mágica.

Un giro político, con la dificultad añadida de que el Gobierno tiene en su seno a un partido de extrema izquierda antimilitarista contrario a esta inversión, y que se sustenta en el Congreso de los Diputados con otros partidos de perfil similar contrarios al rearme de España y de Europa, que ha tenido lugar en sólo unos meses. En diciembre y en enero este mismo Gobierno quitaba importancia a llegar 2 por ciento de manera inmediata y mantenía que era tan sólo una cifra y que llegaría a su ritmo en torno al año 2029.

La presentación del plan ha dejado varios datos de relevancia que hay que tener en cuenta. El primero es que Pedro Sánchez ha situado en los 33.000 millones de euros la cifra económica que hay que alcanzar para conseguir destinar el 2 por ciento del PIB a Defensa en 2025, un número que sale de la previsión que tiene el Gobierno de que el PIB español sea de 1.650.000 millones de euros en este año. Por primera vez el Ejecutivo pone cifra oficial a la cantidad económica que hay que alcanzar.

Otro dato relevante es que el plan específico lanzado por el Ejecutivo para llegar a ese 2 por ciento del PIB es de 10.471 millones de euros. Por tanto, quiere decir que España habría destinado a la Defensa un total de 22.600 millones de euros durante el año 2024, una cifra que se conoce por primera vez gracias a esta intervención. Sánchez ha situado esa cifra en porcentaje del PIB del año pasado en el 1,40 por ciento, una cifra todavía muy lejana a la que piden la OTAN y la UE.

Esa cifra del 1,40 por ciento del PIB es bastante más que la proyección que la OTAN hizo el pasado mes de junio para España para el año 2024, situándola como el socio que menos dinero iba a destinar en Defensa con el 1,29 por ciento del PIB. De todos modos, una cosa es la cifra que dice el Gobierno y otra la que tendrán que certificar los técnicos de la Alianza Atlántica, que en más de una ocasión han reducido la cifra que habían aportado los gobiernos nacionales tras revisar contratos, compromisos de pago y facturas.

Los cinco pilares del plan

El plan específico del Gobierno está basado en cinco pilares, según ha explicado el propio Pedro Sánchez. El pilar número uno (se destina el 35 por ciento de la inversión) será para aumentar la plantilla de las Fuerzas Armadas (hasta 20.000 efectivos en una década), mejorar sus retribuciones, mejorar su equipamiento de combate y las instalaciones en las que trabajan día a día, así como destinar fondos para su adiestramiento en maniobras y simuladores.

El pilar número dos (se destina el 31 por ciento de la inversión) va destinado para nuevas capacidades de telecomunicaciones y ciberseguridad, con inversiones en redes 5G, radares, nuevos satélites, aumento de capacidad de almacenamiento en la nube, inteligencia artificial y computación cuántica. El pilar número tres (se destina el 19 por ciento de la inversión) estará destinado para nuevos sistemas de armas, los grandes programas de armamento.

El pilar número cuatro (se destina el 17 por ciento de la inversión) va fundamentalmente a reforzar a la Unidad Militar de Emergencias (UME) y otras unidades militares para que tengan más medios ante desastres naturales, catástrofes, inundaciones, incendios. Aquí se incluirá la adquisición de más aviones apagafuegos, helicópteros de rescate, camiones lanzapuentes, aviones cisterna e, incluso, un nuevo buque hidrográfico, entre otro material. El pilar número 5 (se destina el 3 por ciento de la inversión) será para reforzar y mejorar las instalaciones de los militares desplegados en el exterior.

Las cifras facilitadas por el presidente del Gobierno destinan a estos cinco pilares un 105 por ciento de esos 10.741 millones que componen el Plan para la Seguridad y la Defensa. ¿Cómo es esto posible? La razón es simple, ese cinco por ciento extra sale de renegociaciones de los Programas Especiales de Modernización (PEM) y, sobre todo, de la devolución de los adelantos que recibe la industria de defensa para poner en marcha algunos de los programas antes de firmar los contratos de compra-venta.

Esos adelantos, que suelen ir asociados a partidas de I+D+i, los concede el Ministerio de Industria y durante años han sido denunciados por los partidos de extrema izquierda como una financiación encubierta de la Defensa. Una vez que las empresas firman los contratos de compra-venta con Defensa tienen que ir devolviendo estos adelantos por I+D+i. Los datos del Gobierno dicen que en 2025 la devolución alcanzará un montante económico de 547 millones de euros.

Hay otras cifras llamativas en el reparto, como el 35 por ciento del que saldrán el aumento de plantilla y de salario en las Fuerzas Armadas. Puede parecer elevado, pero lo habitual hasta ahora es que cerca del 40 por ciento de los presupuestos del Ministerio de Defensa esté destinado al salario de los militares o el personal civil de la Defensa. O ese 19 por ciento puro a nuevos sistemas de armas, una cifra que va en consonancia con el 20 por ciento mínimo que exige la OTAN en esta materia, y a la que también se pueden cuantificar las compras de algunos de los otros pilares del plan.

La dudas sobre el plan

Pero la gran duda que genera el plan presentado por Pedro Sánchez, más allá de que pueda intentar algún juego de trilero a los que tiene acostumbrado al país y que podría acabar con los técnicos de la OTAN dejándole en evidencia, es la capacidad real para poder ejecutar todo este presupuesto extra antes del próximo 31 de diciembre. Y es que, según ha explicado él mismo, el 87 por ciento de esos 10.471 millones se van a quedar en España.

Algo que parece complejo y difícil teniendo en cuenta que la burocracia del Ministerio de Defensa y las líneas de producción de la industria de Defensa todavía se encuentra adaptada a la época de las vacas flacas, es decir, que su capacidad para sacar adelante toda la burocracia asociada a esta inversión y de aumentar sus cadenas de producción para aumentar su capacidad de servir pedidos en tan poco espacio de tiempo suponen un reto que no está claro que puedan llegar a conseguir.

Otra de las grandes dudas que genera el plan es de dónde saca el Gobierno el dinero para destinarlo a la Defensa, ya que según el propio Pedro Sánchez no se van a subir impuestos, ni se va a rebajar las ayudas sociales ni se va a tocar un céntimo en cooperación al desarrollo. Durante su comparecencia ha justificado de dónde saldrían unos 6.000 millones, pero no de dónde van a salir los otros 4.400 millones de euros que completan los 10.471 millones del Plan para la Seguridad y la Defensa.

Ha dicho que 1.300 millones saldrán de los fondos Next Generation de la UE destinados a la Ciberdefensa y que otros 1.700 millones saldrán del fondo vigente en 2023 para compensar a las Comunidades Autónomas por lo que dejaron de recaudar por el parón económico que provocó el Covid-19. Y que 3.000 millones de euros saldrán del ahorro por el pago de la deuda pública gracias a la buena gestión de su gobierno, algo que dice en un momento en el que la deuda española se ha disparado batiendo un nuevo récord histórico.

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