La constante y necesaria modernización de las Fuerzas Armadas españolas sigue su curso. El Ministerio de Defensa ha oficializado este martes la orden de ejecución del nuevo Buque de Aprovisionamiento de Combate (BAC) para la Armada en un acto institucional en el que han participado la número dos del departamento y secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, y el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez.
Este nuevo buque era una necesidad casi imperante para la Armada, pues una de las dos unidades que tiene prestando este servicio, el A-15 Patiño, se encuentra ya al final de su vida operativa tras décadas en el mar —entró en servicio en 1995—. Precisamente, el Gobierno destinó una partida para este nuevo BAC de 100 millones de euros para 2025 en el plan especial del Gobierno para llegar al 2 por ciento del PIB en Defensa este mismo año.
El futuro buque, que se construirá en el astillero de Ferrol, supondrá una importante inyección económica y de empleo para la región, generando más de 1.800 puestos de trabajo —entre directos e indirectos— durante los próximos cuatro años. El diseño se basa en el actual A-15 Cantabria —en servicio desde 2010— y en las unidades clase AAOR suministradas a la Armada australiana, lo que garantiza una plataforma probada, modernizada y adaptada a los desafíos estratégicos actuales.
Con una eslora cercana a los 174 metros y un desplazamiento de 20.000 toneladas, el nuevo BAC ofrecerá apoyo logístico en operaciones nacionales e internacionales, siendo capaz de abastecer a buques y aeronaves con combustible, víveres, municiones, agua y repuestos. También estará preparado para actuar como buque de mando, prestar apoyo médico e incluso desplegar y mantener sistemas no tripulados (UXV), lo que lo convierte en una pieza clave para operaciones de alta exigencia.
Este nuevo navío contará con importantes innovaciones tecnológicas. Entre ellas, destacan un sistema de propulsión más eficiente y sostenible, capacidades avanzadas de defensa antiaérea y antidron (C-UAS), y la posibilidad de operar tanto drones de superficie como submarinos y aéreos. Todo ello con el objetivo de reforzar la autonomía operativa de la Armada y su adaptabilidad ante amenazas emergentes.
La previsión es que en este proyecto de construcción naval participen más de 300 empresas nacionales, aportando diferentes sistemas, lo que garantiza un retorno industrial significativo. La entrega del nuevo BAC está prevista para el año 2030, fecha en la que la Armada contará con dos unidades de esta clase y un petrolero de flota, fortaleciendo su presencia marítima y capacidad de respuesta global.