
El próximo 1 de septiembre, la Princesa Leonor iniciará en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia) la tercera y última etapa de su formación militar. Tras dos años de instrucción en el Ejército de Tierra y en la Armada, la heredera al trono se prepara ahora para asumir el desafío de convertirse en piloto, un reto que comenzará con largas jornadas de estudio, disciplina castrense y horas de práctica en simuladores antes de poder pilotar el avión de entrenamiento Pilatus acompañada por un instructor.
La alférez Borbón se integrará como una alumna más en un curso en el que compartirá camareta con otras tres cadetes y se someterá al mismo régimen de horarios que el resto de sus compañeros: diana a las 6.30, clases teóricas y prácticas de 7.40 hasta las 18.00 y tiempo libre restringido desde las 20.30 hasta el toque de silencio, a las 22.30.
En el día a día, la heredera compartirá espacios y normas con sus compañeros: dormitorios sencillos con camas, armarios y escritorios, baños comunes en el pasillo y un reglamento estricto que incluye desde el uso del uniforme hasta las horas de descanso. La academia proporciona la mayor parte del equipamiento, aunque se aconseja a los alumnos llevar objetos prácticos como crema solar, repelente de insectos o un pequeño kit de costura.
Formación rigurosa y sin privilegios
Al igual que el resto de aspirantes, seguirá un programa intensivo que combina instrucción académica con formación práctica en vuelo. Las primeras fases estarán centradas en dominar los sistemas de los Pilatus PC-21 a través de simuladores de última generación: desde el CBT, que permite familiarizarse con los instrumentos básicos, hasta el FTD, que recrea con gran realismo la cabina y las condiciones de vuelo.
Solo después de superar esas etapas llegará el momento de subir por primera vez a un avión, siempre junto a un instructor. Más adelante, si cumple los objetivos marcados y demuestra la preparación necesaria, podría afrontar el hito de su primer vuelo en solitario, lo que en el argot aeronáutico se conoce como la "suelta". Desde la dirección de la academia, sin embargo, evitan fijar plazos para ese momento.
Un reto con tradición familiar
Leonor sigue así la senda marcada por su padre, Felipe VI, que llegó a pilotar un Eurofighter durante su paso por las academias militares, y por su abuelo Juan Carlos I, que también se sentó a los mandos de aeronaves militares. No obstante, fuentes del Ejército del Aire advierten que no todos los alumnos alcanzan esa meta, ya que pilotar un avión de instrucción requiere no solo destrezas técnicas, sino también fortaleza psicológica.
Más allá de la disciplina y la convivencia, el verdadero reto para la Princesa de Asturias será adaptarse a la exigencia física y mental del vuelo. Cada sesión en el simulador o en el aire incluye prácticas de emergencia que obligan a reaccionar con rapidez. Además, la preparación incluye protocolos de hidratación y alimentación muy específicos: un piloto puede perder hasta tres kilos de peso durante una misión y debe reponer líquidos de forma rigurosa antes, durante y después de cada entrenamiento.
Con esta nueva etapa, Leonor culminará un recorrido iniciado en 2023 en la Academia de Zaragoza y continuado en 2024 en la Escuela Naval de Marín, donde llegó a embarcarse en el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Ahora, en San Javier, afronta la fase más técnica y compleja de su formación militar, en la que se pondrá a prueba su capacidad para volar.

