
El Ministerio de Defensa de Corea del Sur ha confirmado el inicio de una investigación formal sobre las presuntas maniobras de guerra psicológica ejecutadas durante la anterior legislatura. Según las pesquisas, basadas en las declaraciones de un efectivo de la división de operaciones, el Mando llevó a cabo múltiples misiones mediante el empleo de aerostatos sin notificarlo a la cadena de mando superior.
De ratificarse estos hechos, se desmentiría la postura del Ejecutivo previo, que atribuyó estas acciones a grupos de activistas, y sugeriría que Seúl instigó la reacción de Pionyang con basura.
El presidente Lee Jae-myung ha denunciado que estas medidas encubiertas pusieron al país "al borde de una guerra" y buscaban legitimar la fallida ley marcial que precipitó la caída de su predecesor.
El mandatario ha sugerido la posibilidad de ofrecer una disculpa oficial al régimen comunista por la tensión generada, aunque teme que esto desate una confrontación ideológica interna. Este proceso coincide con la imputación de la Fiscalía contra el expresidente por autorizar supuestamente el envío de aviones no tripulados para provocar una respuesta del régimen vecino.
