El Real Madrid sabe que Boca será un difícil enemigo. Mucho más que el Vasco de Gama que se encontró hace dos años. Boca posee mucho nivel pero también es un rival más conocido. Se ven sus partidos de Liga los fines de semana a través de las plataformas de televisión digitales y que, por cierto, todos los futbolistas del Real Madrid tienen en sus casas. Todos conocen a Córdoba, a Bermúdez, a Román Riquelme o a Palermo. Hay pocos secretos.
Siempre resultó Boca un equipo atractivo para el Real Madrid. La leyenda ha invitado siempre a los madridistas a conocer de cerca cómo se vive el fútbol en Argentina. De hecho, cuando el Madrid viajó a Buenos Aires a jugar en la Bombonera en aquella misteriosa y efímera Copa Iberia, sus futbolistas lo afrontaron como todo un reto. Míchel, estrella de aquel Madrid, recuerda en sus tertulias que una de las experiencias más notables de su carrera deportiva fue pisar el césped de la Bombonera.
Para la final, Vicente Del Bosque, el técnico del Real Madrid, parece haber encontrado por fin un once fijo. Ha probado a toda la plantilla y el perfil que ofreció el equipo hace una semana en Leeds en la Liga de Campeones le ha cautivado. Andaba Del Bosque con lagunas en la zona de organización. Iván Helguera, un tanto molesto por ser suplente, apenas si se había asomado al equipo titular, pero su partidazo en Inglaterra parece que le devuelve al primer plano de la actualidad.
Al lado de Makelele, y con Figo y McManaman, la otra gran novedad, esta parcela del campo está más cohesionada. Del Bosque insistió en los últimos entrenamientos que ha dirigido en el estadio Nishigoaka, del Yokohama Marinos, en apuntalar la presión y recuperación del balón, pues el Madrid está convencido de que si se adueña de la pelota, el partido es suyo.
Bianchi, en teoría, y según su libro de estilo expresado en las últimas semanas da más importancia a la actitud que al sistema. Por los visto en los últimos días en los ensayos va a inclinarse por Traverso en la zona de contención. Riquelme, afortunadamente para él y para la hinchada de Boca, se recupera de su lesión de rodilla. Muy mal tendría que estar Riquelme para perderse esta cita, que va a ser además todo un escaparate para él.
El gran público va a ver a Riquelme en acción, uno de esos futbolistas de verdad, de los que merece la pena fichar en Europa. En la grada, Boca va a tener mayor apoyo. Apenas 200 españoles han pedido entradas para la final. 2.000 animarán a Boca. Son los hinchas de Boca pasionales. Lo pudo comprobar Santiago Solari, el argentino del Real Madrid, que jugó en River Plate, y al que insultaron y amenazaron en la jornada del domingo mientras caminaba junto al resto de sus compañeros por las calles de Tokio, haciendo unas compras. Y es que el odio Boca-River no se olvida ni aunque los aficionados de Boca estén a miles de kilómetros.
Para el Real Madrid sería su tercer título Intercontinental y agrandaría un poco más su palmarés.
Fernando Hierro está entre algodones. En el penúltimo entrenamiento se retiró de la sesión preparatoria por precaución. Se fue con un golpe en la tibia. Ahora mismo, Hierro es un peso pesado, un futbolista indiscutible en el Real Madrid y más en este tipo de compromisos donde sabe marcar el ritmo del encuentro, en un día donde tendrá mucho trabajo para detener a Martín Palermo. En cuanto a la seguridad, unos 400 policías velarán por la seguridad de los 55.000 espectadores que llenarán las gradas del estadio Nacional de Tokio.
Alineaciones probables:
Boca Juniors: Córdoba; Ibarra, Matellán, Bermúdez, Fagiani: Barros Schelotto, Riquelme, Battaglia, Traverso o Serna; Delgado y Palermo
Real Madrid: Iker Casillas; Geremi, Iván Campo, Hierro, Roberto Carlos; Figo, Makelele, Helguera, McManaman; Guti y Raúl
Arbitro: Oscar Julián Ruiz (Colombia)
Estadio Nacional de Tokio. 11 horas (España)
