L D (EFE)
Ballack apareció en el momento preciso, para desarmar al conjunto estadounidense y para dar a su selección una alegría, la única a la que agarrarse ante su falta de juego. Hasta ese minuto 39, cuando Ballack remató de cabeza una falta lanzada por Christian Ziege, Estados Unidos tuvo las mejores ocasiones y fue la otra “estrella” alemana, Oliver Kahn, la que sostuvo al equipo de Rudi Voeller. El guardameta alemán descubrió la candidez de Landon Donovan en las dos ocasiones en las que el joven delantero se plantó ante él (ms.16 y 30) y detuvo otro disparo a bocajarro de Eddie Lewis, momentos antes del gol alemán.
Durante más de media hora, Kahn mantuvo el ánimo de un equipo que no supo cómo superar la trampa montada por el técnico estadounidense Bruce Arena, que trató de llenar el campo de minas con la intención de que Alemania no llegase a las cercanías del área de Brad Friedel, temeroso de la potencia por alto de su rival. Arena colocó a Pablo Mastroeni y John O´Brien como hombres de contención en el centro del campo y dio libertad a Claudio Reyna, que, libre de tareas defensivas, puso en apuros a la defensa alemana con su visión de juego. De Reyna partió todo el peligro, pero el capitán norteamericano no encontró quien lo culminase con acierto y Estados Unidos lo acabó pagando.
A Alemania le bastó con explotar la débil banda izquierda del oponente, con forzar faltas por ese costado, para acabar sacando ventaja de su mayor altura. Ballack remató un centro de Ziege, aprovechó el centímetro de altura de más respecto a Anthony Sanneh (188 por 189 del alemán) y dio a su equipo una ventaja que pudo aumentar antes del descanso Miroslav Klose, si su remate de cabeza no hubiese dado en la base del poste (m.43). La selección alemana, sin embargo, pensó que era suficiente con esta mínima ventaja y se replegó sin rubor sobre su campo durante toda la segunda parte. Dio opción a que Estados Unidos controlase el juego y a que crease ocasiones para empatar, confiada en el buen momento que Kahn, que volvió a repeler disparos de John O´Brien, en la colocación de su defensa, lo que le permitió despejar a Torsten Frings un balón bajo palos (m.49) o en la providencia, como en una volea desde 40 metros de Reyna que se fue fuera por poco con el meta fuera del área (m.64).
Entraron Clint Mathis, Cobi Jones y Earnie Stewart para fortalecer el ataque norteamericano, pero no cambiaron en exceso el panorama, por el enorme tránsito de jugadores que hubo en la frontal del área alemana. Al contrario, Estados Unidos tuvo menos huecos, su ataque se fue diluyendo y Alemania encontró suficiente campo para buscar el contragolpe, aunque siempre de forma tímida, con la vista puesta en su portería. El equipo de Rudi Voeller, de esta forma, alcanzó la semifinal a la "alemana", sin más interés que por mantener su meta imbatida ante un rival discreto, que regresa a casa con más botín del que pensó al abandonar Estados Unidos.
Alemania 1: Kahn; Linke, Kehl, Metzelder; Frings, Schneider (Jeremies, m.60), Hamann, Ballack, Ziege; Neuville (Bode, m.80) y Klose (Bierhoff, m.88).
Estados Unidos 0: Friedel; Sanneh, Pope, Berhalter; Mastroeni (Stewart, m.80), O´Brien; Hejduk (Cobi Jones, m.65), Reyna, Lewis; Donovan y McBride (Mathis, m.58).
Goles: 1-0: m.39: Michael Ballack.
Arbitro: Hugh Dallas (Escocia). Amonestó a los alemanes Sebastien Kehl (m.66), Oliver Neuville (m.68) y a los estadounidenses Eddie Lewis (m.40), Eddie Pope (m.41), Claudio Reyna (m.68), Pablo Mastroeni (m.69), Gregg Berhalter (m.70).
Incidencias: quincuagésimo octavo encuentro del Mundial 2002, correspondiente a los cuartos de final, disputado en el estadio Ulsan Munsu ante 37.337 espectadores. Veinticuatro grados centígrados y 65 por ciento de humedad. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Fritz Walter, capitán de la selección alemana campeona en 1954 que murió esta semana. Por ese motivo, el equipo de Rudi Voeller lució un brazalete negro.
Durante más de media hora, Kahn mantuvo el ánimo de un equipo que no supo cómo superar la trampa montada por el técnico estadounidense Bruce Arena, que trató de llenar el campo de minas con la intención de que Alemania no llegase a las cercanías del área de Brad Friedel, temeroso de la potencia por alto de su rival. Arena colocó a Pablo Mastroeni y John O´Brien como hombres de contención en el centro del campo y dio libertad a Claudio Reyna, que, libre de tareas defensivas, puso en apuros a la defensa alemana con su visión de juego. De Reyna partió todo el peligro, pero el capitán norteamericano no encontró quien lo culminase con acierto y Estados Unidos lo acabó pagando.
A Alemania le bastó con explotar la débil banda izquierda del oponente, con forzar faltas por ese costado, para acabar sacando ventaja de su mayor altura. Ballack remató un centro de Ziege, aprovechó el centímetro de altura de más respecto a Anthony Sanneh (188 por 189 del alemán) y dio a su equipo una ventaja que pudo aumentar antes del descanso Miroslav Klose, si su remate de cabeza no hubiese dado en la base del poste (m.43). La selección alemana, sin embargo, pensó que era suficiente con esta mínima ventaja y se replegó sin rubor sobre su campo durante toda la segunda parte. Dio opción a que Estados Unidos controlase el juego y a que crease ocasiones para empatar, confiada en el buen momento que Kahn, que volvió a repeler disparos de John O´Brien, en la colocación de su defensa, lo que le permitió despejar a Torsten Frings un balón bajo palos (m.49) o en la providencia, como en una volea desde 40 metros de Reyna que se fue fuera por poco con el meta fuera del área (m.64).
Entraron Clint Mathis, Cobi Jones y Earnie Stewart para fortalecer el ataque norteamericano, pero no cambiaron en exceso el panorama, por el enorme tránsito de jugadores que hubo en la frontal del área alemana. Al contrario, Estados Unidos tuvo menos huecos, su ataque se fue diluyendo y Alemania encontró suficiente campo para buscar el contragolpe, aunque siempre de forma tímida, con la vista puesta en su portería. El equipo de Rudi Voeller, de esta forma, alcanzó la semifinal a la "alemana", sin más interés que por mantener su meta imbatida ante un rival discreto, que regresa a casa con más botín del que pensó al abandonar Estados Unidos.
Alemania 1: Kahn; Linke, Kehl, Metzelder; Frings, Schneider (Jeremies, m.60), Hamann, Ballack, Ziege; Neuville (Bode, m.80) y Klose (Bierhoff, m.88).
Estados Unidos 0: Friedel; Sanneh, Pope, Berhalter; Mastroeni (Stewart, m.80), O´Brien; Hejduk (Cobi Jones, m.65), Reyna, Lewis; Donovan y McBride (Mathis, m.58).
Goles: 1-0: m.39: Michael Ballack.
Arbitro: Hugh Dallas (Escocia). Amonestó a los alemanes Sebastien Kehl (m.66), Oliver Neuville (m.68) y a los estadounidenses Eddie Lewis (m.40), Eddie Pope (m.41), Claudio Reyna (m.68), Pablo Mastroeni (m.69), Gregg Berhalter (m.70).
Incidencias: quincuagésimo octavo encuentro del Mundial 2002, correspondiente a los cuartos de final, disputado en el estadio Ulsan Munsu ante 37.337 espectadores. Veinticuatro grados centígrados y 65 por ciento de humedad. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Fritz Walter, capitán de la selección alemana campeona en 1954 que murió esta semana. Por ese motivo, el equipo de Rudi Voeller lució un brazalete negro.

