Hubo lío, protestas y polémica, y al final la FIA ha terminado por actuar. Tal y como asegura Sportyou, el máximo organismo del automovilismo mundial obligará a Red Bull a cambiar la cartografía electrónica de sus motores en Hungría, prohibiendo de ese modo las técnicas empleadas por la escudería austriaca.
El truco consistía en que los escapes siguieran soplando incluso cuando no se estaba acelerando, de tal modo que el objetivo de pegar el coche al suelo se consiguiera tanto en fase de aceleración como en fase de frenada y entrada en curva.
No son las primeras trampas de Red Bull. En Mónaco aparecieron con unos agujeros en el fondo plano de sus coches que la FIA declaró ilegales. Además, los famosos alerones flexibles tampoco han sido muy bien aceptados en el circuito.
En Alemania, los comisarios no pudieron sancionar a la escudería porque la estrategia no infringía claramente ninguna norma, a pesar de ir en contra de la misma. Sin embargo, la FIA sí ha tomado cartas en el asunto y no permitirá que ocurra lo mismo en Hungría.