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El penúltimo raulista vivo

De perros, gatos y Karim Benzema

Durante muchos años el Real Madrid vivió de las paradas de Iker atrás y de los goles de Ronaldo o Cristiano adelante. En un equipo plagado de estrellas, el perniciosamente llamado Madrid de los galácticos, se sacaron multitud de puntos en la Liga y eliminatorias en la Champions gracias a los goles que evitaba un portero con indudable estrella y dos goleadores de dimensión mundial. Porque, siendo por supuesto importantísimos Beckham, Figo o Zidane, lo cierto es que, en la hora de la verdad, Casillas y Ronaldo o Cristiano se quedaban solos delante del delantero o el portero rivales y si ese día, por cualquier motivo, no estaban inspirados, el balón iba dentro, abajo, o fuera, arriba. Ese milímetro que marca la diferencia entre el éxito o el fracaso.

El secreto del éxito de este Real Madrid vuelve a encontrarse adelante y atrás, arriba con un 9 que no es un 9 como Karim Benzema y abajo con un portero que sí es un portero, en realidad es un porterazo como Courtois. Del primero se dudó y, en algunos sectores, aún se duda aunque pueda parecer mentira y disparatado. Del segundo renegaron porque se vendió la milonga de que el belga venía a robarle a Keylor algo que le correspondía por derecho divino, como al Rey Sol la corona: la portería del Real Madrid. Courtois ha parado poco porque, con la tela de araña que ha teijido Zidane a su alrededor, al equipo le han llegado poco, pero sus intervenciones han sido de calidad, de esas que suele decirse que ganan puntos. Lo de Benzema... lo de Karim Benzema es directamente de otro planeta. El francés está atravesando sin lugar a dudas su mejor momento desde que llegara al equipo en 2009 en el mismo pack que Kaká y CR7. Pleno de inspiración, seguro de sí mismo, liberado al fin de las cadenas de la mirada ajena, convencido por su entrenador de que iba a seguir jugando metiéndola o sin meterla, acertando en el pase final o marrándolo, Benzema nos ha regalado a todos una temporada excepcional y, por encima incluso de Courtois, a mí me parece que ha sido el jugador crucial para lograr la Liga, si es que al final acaba logrando.

Jorge D'Alesandro proponía el otro día en El Chiringuito el nombre de Karim Benzema como candidato al Balón de Oro y, al hacerlo, al verbalizarlo, como diría un cursi, caí de repente en la cuenta de que uno de los futbolistas más geniales que ha dado el fútbol mundial en el último cuarto de siglo jamás ha sido candidato individual a nada, ni nadie le ha postulado tampoco, ni su nombre ha estado jamás en las quinielas. Balón de oro, plata o bronce, da igual el color del metal, y con o sin La Decimocuarta, que es efectivamente la competición que suele marcar las diferencias entre el bien y el mal, Benzema tiene que estar, su apellido debe sonar, estoy de acuerdo con mi amigo D'Alessandro en que su nombre debe aparecer. No estoy de acuerdo sin embargo con quienes dicen que Karim ha aparecido de repente, de un par de años a esta parte, no es cierto, no es verdad. Benzema ha sido siempre así, siempre ha entendido el fútbol de este modo, siempre lo ha interpretado como él lo sentía. Es un genio, siempre lo ha sido, lo que ocurre es que sus genialidades quedaban diluidas, desaparecían entre los cascotes provocados por ese Demolition Man que era, y sigue siendo, aunque ahora en la Juve, Cristiano Ronaldo.

Para mí, el error de aquellos que han tardado en reconocer a Benzema ha sido relacionar la zona del campo que ocupa, eso que ahora llaman el mapa de calor, con su capacidad goleadora. El éxito de Benzema jamás consistió en marcar el gol, que ya vemos que también puede hacerlo perfectamente, sino en darlo y, de paso, en hacer jugar al resto del equipo. Porque, y convendrá decirlo cuanto antes, Karim Benzema es de ese tipo de futbolistas alrededor de los cuales puedes construir un equipo tranquilamente. Por lo demás, si Benzema se ha sentido protagonista al fin ha sido porque ha tenido a un director que le ha colocado siempre, indefectiblemente, pasara lo que pasara, lloviera o hiciera un sol radiante, como su galán. Cuando Mourinho dijo aquello tan famoso del perro y el gato se equivocó. Mou ya tenía a su perro, que era Cristiano, y al gato sólo tenía que dejarlo tranquilo y en paz. El gato es más independiente que el perro, en apariencia menos cariñoso y menos leal, más delicado, más displicente, pero si al final le pillas el truco tendrás un amigo de por vida. Zidane, que también fue más gato altivo que perro cazador, se lo pilló. El de Benzema es, indiscutiblemente, su éxito también. Porque, y aunque parezca de Perogrullo, para ser el mejor... tienes que jugar y, para eso, el entrenador te tiene que alinear. Sin eso, ni perros ni gatos, si acaso koalas.

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