
Parecía que sólo Mercedes podía inquietar las opciones de Aston Martin de ser la segunda escudería en cuestión, pero cada carrera aparece un nuevo equipo que no sólo le hace competencia sino que le supera. En Austria fue Ferrari, y ahora en Silverstone ha sido McLaren, quien ha mostrado su poder tras las primeras evoluciones del equipo inglés esta temporada. La segunda y cuarta posición de Lando Norris y Piastri, respectivamente, han dejado muy buen sabor de boca a los de la escudería inglesa después de que Norris consiguiera contener al Mercedes de Hamilton que no supo, o mejor, no pudo asaltar la segunda posición tras retirarse el safety car que provocó la rotura de Magnussen, y eso que el de McLaren calzaba neumáticos más blandos.
Desde Aston Martín ya se anunció que en Silverstone tocaría sufrir como en Austria. Los dos circuitos son trazados con curvas muy rápidas en las que el coche verde no se encuentra tan cómodo como otros coches, y aún así Fernando Alonso ha sabido gestionar muy bien la carrera, alargar la vida de los neumáticos esperando a la lluvia o a un coche de seguridad, para poder ganar en la parada lo que era improbable que lograra en pista. Al final séptimo y gracias.
Pero si comparamos los resultados de Aston Martin, que se sabían débiles en Inglaterra, con los de Ferrari que venían con más opciones y esperanza, el balance del equipo del asturiano es aún mejor. Siempre pasa lo mismo, en cuanto se ven con más opciones los de Maranello fallan en lo fundamental, en la gestión del equipo en carrera. La doble parada de Leclerc, dejar a Sainz fuera con neumáticos más duros demuestran una falta clara de ideas, de eficiencia que les ha dejado casi sin puntos en una carrera en la que apuntaban al podio. Carlos se quedó vendido tras el safety car con unos neumáticos más duros y hasta su compañero de equipo, que no pidió permiso para hacerlo, le adelantó sin demasiadas dificultades.
En la parte de arriba, lo de siempre, un Max Verstappen que intenta hacer interesante su carrera, llamar la atención dándose importancia por la radio con mensajes en el que el neerlandés asegura que el coche es difícil de conducir o que los neumáticos no funcionan demasiado bien. Excusas, todo va como la seda y, aunque ganar nunca es fácil y conlleva mucho trabajo y concentración, para Max está siendo un paseo, podría ir escuchando la radio, un podcast y aún así ganaría. Ni siquiera la brillantez y empuje de Lando Norris, que consiguió liderar cuatro vueltas la carrera, inquietaron al vigente campeón. Pero Red Bull también tiene una cruz, Sergio Pérez, que podría no terminar el año subido en el monoplaza del toro si no mejora los resultados. Acecha desde la barrera un viejo y fie conocido de la escudería, el australiano Daniel Ricciardo.

