Michael Essien llegó al Real Madrid en verano de 2012, a última hora del cierre de mercado, a petición expresa de José Mourinho. El centrocampista ghanés, que entonces contaba con 29 años, llegaba en calidad de cedido por el Chelsea. El 1 de septiembre de 2012, en su presentación, Essien dijo ante la prensa que no tuvo dudas de aceptar la propuesta del técnico portugués. "No dudé cuando me llamó 'daddy Mou'", fueron las palabras exactas de El Bisonte.
Lo cierto es que Essien tuvo un papel más bien discreto durante la temporada que jugó vestido de blanco, marcando dos goles y dando una asistencia en 35 partidos. Fue el ghanés un secundario de lujo, dejándose la piel en el campo, pero haciendo pocas migas en el vestuario. De hecho, el 30 de diciembre de 2012, cuando celebró su trigésimo cumpleaños en el Mesón Txistu, sólo consiguió que asistieran dos jugadores (Luka Modric y Ricardo Carvalho), mientras que en representación de la plantilla acudió Javier García Coll, que entonces ejercía de director de Coordinación del club.
Tras su paso por Madrid, Essien regresó al Chelsea y de ahí pasó al Milan antes de jugar al Panathinaikos griego.
Los años no han pasado en balde para un jugador dotado físicamente pero no demasiado espectacular en lo técnico. A sus 34 primaveras, el ghanés se marcha a jugar a Indonesia, donde será el mejor jugador de ese campeonato después de que el camerunés Roger Milla y el argentino Mario Kempes lo hicieran en la década de los 90.
Essien, que era agente libre desde la pasada campaña tras rescindir su contrato con el Panathinaikos, ha sido internacional con Ghana en 58 ocasiones, habiendo disputado dos Mundiales (Alemania 2006 y Brasil 2014, pues entre medias se perdió el de Sudáfrica 2010 por lesión).
Ahora se va el bisonte al Persib, club ubicado en la ciudad de Bandung —capital de Java—. Se va a uno de los clubes más seguidos en Indonesia, que terminó tercero en la reciente President's Cup.