El Día Después cazó al banquillo del Deportivo en Montilivi tirando de móvil para realizar los cambios del equipo ante el Girona. Una situación atípica que mosquea a gran parte del deportivismo.
El luso no puede soportar la presión. Llega, incluso, a declinar salir a la calle por vergüenza. No lo está pasando bien el centrocampista del Barcelona.