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Audi A1 Quattro: un misil de bolsillo

Es un lujo de 256 CV de potencia, tracción total, 245 km/h y aceleraciones fulgurantes por unos 55.000 euros.

Es un lujo de 256 CV de potencia, tracción total, 245 km/h y aceleraciones fulgurantes por unos 55.000 euros.
Audi A1 Quattro

No hay duda de que en la compra de un vehículo siempre hay un acusado componente pasional. Podemos comprar un coche práctico, amplio y modulable, pero nos tiene que entrar por los ojos. Los que no tienen demasiadas cargas familiares pueden ir más allá y disfrutar de autos más exclusivos y, por último, los que tienen además bolsillo, pueden disfrutar de ejemplares únicos, como nuestro protagonista: el Audi A1 Quattro.

Lo primero que hay que destacar es que, si nos interesa, hay que darse prisa, porque la marca tan sólo tiene previsto fabricar una edición limitada de 333 unidades. Dicho esto, y si disponemos de los 54.860 euros que cuesta la criatura, este modelo es un auténtico juguete con el que se puede disfrutar al máximo. Y rara vez nos cruzaremos con otro vehículo igual al nuestro. Todo un lujo.

El A1 más exclusivo de la gama tiene 256 caballos de potencia y es el único que recurre a un sistema de tracción total. También su estética es particular, con detalles propios, unos de cara a la galería y otros debido a su extraordinario potencial. Es un A1 pero hereda genes del TTS en cuanto a motor, chasis y tracción quattro.

Bajo el capó, el conocido 2.0 TFSi del grupo, pero con revisiones en la inyección directa y montando un turbo de mayor tamaño. No falta un intercooler y un sistema de distribución variable. Ya hemos comentado la potencia, unos 256 CV, y mantiene el valor de par máximo del TTS, todo un reto.

Cambio manual

Nos ponemos en marcha, y el sonido que nos llega ya nos avisa de lo que puede pasar. No hay teclas o modos Sport. ¿Para qué? El cambio es manual de seis marchas, con una relación tan cerrada que antes de llegar al final de la calle ya hemos engranado todas. Vamos de camino a nuestra pista de pruebas cerrada al tráfico, como uno más, aunque en el trayecto ya nos avisa de que hay que estar en forma porque el tarado de la suspensión es tan firme que a la mínima los riñones se hacen eco de ello.

Su particular estética, con un frontal muy agresivo y una zaga todavía más, en la que destaca el generoso alerón y las enormes salidas de escape, sin olvidar las llantas de 18 pulgadas con un diseño efecto turbina y pintadas en blanco inmaculado, nos convierte en foco de todas las miradas. Hasta una patrulla de la Policía Municipal se nos pega descaradamente, pero por simple curiosidad, porque vamos de paseo.

Llegamos al circuito y ahí la cosa cambia. Lo primero que nos impresiona es su rendimiento. Acelera como un cohete y no parece tener fin, hasta alcanzar los 245 km/h de velocidad punta. El sonido se va haciendo cada vez más agudo según sube de vueltas -hasta las 7.000 rpm- y su capacidad de aceleración es sorprendente: sólo necesita 5,7 segundos en el 0-100 km/h y cubre el primer kilómetro desde parado en 25,9 segundos. Y, lo mejor, con total naturalidad, ya que debido a la tracción quattro sale sin perder las formas en ningún momento.

Más datos. Vamos a adelantar. Queremos pasar de 80 a 120 km/h en cuarta velocidad. Perfecto porque lo hace en 4,1 segundos y sólo necesitamos 115 metros de pista libre. Un juego de niños, vamos.

En recta lo hace de cine, pero ¿en curva? Pues comparando con quién, que diría un gallego, porque no tiene rivales directos naturales. La tracción quattro cobra aquí todo el protagonismo, junto con un chasis modificado y fortificado. Delante conserva el esquema McPherson, pero el tarado de sus componentes es mucho más firme. Detrás se tira la casa por la ventana y se sustituye el tradicional eje torsional de los A1 por un multibrazo idéntico al del TTS, salvo por la vía, que es lógicamente más estrecho.

En condiciones normales el 95 por ciento del par se dirige al eje delantero, pero si el sistema quattro detecta falta de adherencia el porcentaje varía al instante y puede enviar hasta el cien por cien al tren que haga falta. El embrague muldisco tipo Haldex se sitúa en el eje trasero para un mejor reparto de pesos. También cuenta con un diferencial electrónico XDS con función de par vectorial en ambos ejes.

Todo esto sirve para explicar la sobresaliente dinámica del A1 quattro, un puro nervio pero mucho más asentado y fácil de conducir que el Mini John Cooper Works. Entra y sale en curva con total naturalidad, con alguna ligera tendencia subviradora, como irse de morro, y la única pega que pondríamos es que, a un ritmo alegre, nos gustaría algo más de firmeza por parte de la dirección electrohidráulica que, por otra parte, es más directa que en el resto de sus hermanos -2,6 vueltas de volante entre topes.

Según sea el grado de experiencia del que se pone al volante, el control de estabilidad cuenta con un modo Sport, que deja jugar algo más porque retrasa la intervención de la electrónica, o la desconexión total para los más osados, que permite deslizar, cruzar y contravolantear como si fuéramos en un kart. Mención especial para los generosos neumáticos que monta de serie (225/35 R18) y para los frenos. Los discos están sobredimensionados con respecto al resto de A1 - 312 milímetros delante y 272 detrás-, y las distancias de frenada registradas han sido de matrícula de honor: apenas 49 metros desde 120 km/h y hasta detenerse por completo. Entra en un club muy selecto en este aspecto.

Función ecologica

Esta pequeña bomba anda como un tiro y por eso en un vehículo de sus características el consumo, con ser importante, no parece prioritario. No encontraremos en sus entrañas un sistema Start/Stop pero sí una función ecológica que nos indica el momento adecuado de cambiar de marcha o el funcionamiento óptimo del climatizador. Aun así en carretera el consumo ronda los 8 litros y en ciudad supera los 12.

La exclusividad del A1 quattro también salpica a su interior y al equipamiento. Se desmarca con detalles como unos asientos deportivos con reposacabezas integrados y rematados en piel como el volante, achatado en su parte inferior y con costuras en rojo, el fondo del tacómetro del cuadro en rojo o una palanca del cambio también personalizada.

No varía la habitabilidad, muy buena delante y más preocupante detrás. En las dos plazas de la zaga la altura al techo es muy justa, tanto que los reposacabezas no se pueden utilizar, salvo niños, porque la cabeza se apoya en un rebaje del propio techo. Y puestos a pedir, unos asideros no vendrían mal en esas plazas.

El maletero del A1 quattro sí que pasa por la política de recortes. Los 270 litros del resto se quedan en 210 en nuestro protagonista. La razón es la ubicación del diferencial trasero. El árbol de transmisión también ha obligado a reubicar y rediseñar el depósito de combustible, pero éste sí conserva los 45 litros.

El equipamiento de serie también tiene peso. En su dotación contempla climatizador, faros de xenón plus, control de estabilidad, retrovisor interior antideslumbramiento, sensores de luces, lluvia y aparcamiento trasero. Tampoco se descuida el infoentretenimiento, con un equipo de sonido Bosé con 14 altavoces, radio digital, navegador, Bluetooth y conexión a Internet. No hay opción a más porque el equipamiento está cerrado.

El precio, para el final: 54.860 euros, una cantidad que hay que digerir, pero es el coste que hay que pagar por un vehículo exclusivo en todos los sentidos.

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