Turín no es solo la ciudad donde FIAT nació, hace ya 126 años: es donde FIAT se mide, se examina y se ha sincerado con una historia inigualable. Allí, en el barrio de Mirafiori —al sur de la ciudad—, donde la marca aprendió a sobrevivir a guerras, crisis económicas y revoluciones industriales, hoy se respira algo que llevaba mucho tiempo sin sentirse: un aire limpio. Un auténtico balón de oxígeno después de tiempos difíciles, muy difíciles. Empieza a verse la luz al final del túnel.
La capital del Piamonte —y en concreto la planta Carrozziere Mirafiori— ha sido el escenario elegido por el Grupo Stellantis para llevar a cabo la presentación mundial del nuevo 500 Hybrid Torino, que Libertad Digital tuvo ocasión de probar con una conducción bastante divertida por las sinuosas calles de Turín.
Y allí, tras el acto y en un despachito, comparece Gaetano Thorel, director en Europa de FIAT/Abarth, con una figura imponente. Sereno y seguro de sí mismo. Con un mensaje rotundo que no abandona la cabeza de este redactor: la mítica firma automovilística italiana ha "cruzado el desierto durante varios años, pero por fin se ha acabado esa travesía por el desierto".
Así se lo espeta Thorel al autor de estas líneas, con esa contundencia serena de quien no necesita exagerar nada. Porque, en su caso, el desierto no es una metáfora elaborada: ha sido una fase real, concreta, medible, con fechas y decisiones duras.
Thorel avanzó a ciegas entre tormentas regulatorias (con el año 2035 fijado en principio para el final de los motores diésel y de gasolina, aunque aún sigue en el aire), presiones eléctricas y una industria europea con la brújula rota. Pero ahora, cuando abre la conversación, lo hace con un mensaje que suena a punto final y a punto de partida a la vez.
"Desde septiembre de 2024 hasta junio de este año hemos vivido meses durísimos", admite Thorel en la entrevista a este periódico. "Pero ese desierto se acabó, hemos terminado la travesía por el desierto. Y lo que viene ahora sí es FIAT". A sus espaldas, un 500 Hybrid Torino brilla como si fuera un faro recién encendido. Y en cierto modo lo es.
El coche que marca el fin de la travesía
"El 500 Hybrid Torino es la respuesta directa a la petición de los consumidores", afirma, casi como quien revela el porqué de todo. Durante años —demasiados— la industria europea ha intentado empujar a los clientes hacia destinos que no pedían. FIAT ha optado por lo contrario: escuchar al conductor.
"Entender lo que quiere el cliente europeo ha sido clave. Nunca contemplamos que el nuevo 500 fuera solo eléctrico. Tenemos una responsabilidad social: ofrecer a la gente el 500 que llevan conduciendo toda su vida. No otro invento. No otra ocurrencia, sino su coche".
La frase suena a reivindicación de sensatez en una época donde la sensatez escasea. Y es también una crítica velada a la rigidez de la regulación. Porque, más allá de la emoción, la fecha de 2035 sigue agazapada en el horizonte, marcando plazos como si el futuro fuese una línea recta. Pero Thorel no se engaña.
"No sabemos qué pasará de aquí a diez años. Es demasiado tiempo, demasiadas incógnitas. La fecha está fijada… pero el mundo cambia cada muy poco tiempo", dice.
Europa envejece: ¿radica ahí la oportunidad?
Quizá por eso Thorel no mira a 2035: mira a algo mucho más inmediato. A los datos del presente. Y ahí sí encuentra un motivo para el optimismo.
"En Europa hay un parque automovilístico de más de 300 millones de coches. Y 150 millones tienen diez años o más", recuerda, como si fuese el dato que desmonta todo pesimismo. En un momento donde la industria europea parece caminar sin rumbo, ese parque envejecido es una mina de oportunidades.
"Si el (mercado) regulador obliga a renovar esos vehículos, será un beneficio directo para toda la industria. Podríamos volver a niveles pre-COVID", explica el capo de la marca. No habla solo de FIAT. Habla del continente entero. Y eso ya dice mucho del nuevo FIAT que está intentando reconstruir: una marca que vuelve a pensar en grande.
La amenaza de China, desde otro ángulo
Mencionar a los rivales asiáticos se ha convertido en deporte nacional en Europa, pero Thorel rompe el guion. "No creo que China nos lleve tantos años de ventaja", afirma sin pestañear. Para él, la clave no es quién corre más, sino el saber quién eres y dónde estás.
"El mercado chino es competitivo, lógicamente. Como también lo son el coreano o el japonés. Puedes copiar la tecnología, como hacen los chinos, pero lo que no puedes copiar es esencia: la historia del 500 (pronúnciese Cinquecento), lo que significa Turín, lo que significa Italia... la bella historia de amor que hay detrás de esta ciudad y de este país. Eso no se imita. No hay algoritmo que lo reproduzca".
Es difícil no imaginar el Heritage Hub de Turín mientras habla: ese santuario donde reposan décadas de éxitos, fracasos, prototipos y sueños rotos. Un recordatorio de que FIAT no es solo un fabricante: es un capítulo entero de la historia de Europa.
FIAT, bandera del Grupo Stellantis
Superado el desierto europeo, FIAT mira ahora hacia mercados donde la tormenta todavía está empezando. India, África, Oriente Medio... rgiones que avanzan a ritmos muy distintos, pero donde FIAT tiene una ventaja inesperada: su fiabilidad industrial.
"FIAT es la marca número uno en volumen dentro de Stellantis", dice casi en un susurro, como quien ofrece un dato que pasa desapercibido pero lo cambia todo: "40% del mercado en Europa, 40% en Latinoamérica y el 20% restante en Oriente Medio y África". No es una bandera. Es un aviso. Porque FIAT tiene músculo, y mucho.
"Los próximos 15 meses son nuestros"
Y aquí llega la parte clave. La que hace evidente que FIAT ya no está caminando sobre arena, sino sobre un suelo firme. "En 15 meses, FIAT será una marca completamente diferente", anuncia Thorel, como si enseñara el mapa de la nueva ruta.
El plan incluye:
—500 Hybrid y 500 Electric,
—Grande Panda Hybrid y su versión cien por cien eléctrica,
—Nuevo 600 Hybrid y Electric,
—La Pandina,
—Y una gama de furgonetas totalmente renovada.
Ese calendario comprimido —más que un plan, una ofensiva— es, para Thorel, la prueba definitiva de que la marca ya no atraviesa un desierto... porque se ha encargado de dejarlo atrás. "Nuestro objetivo es poner a FIAT donde se merece estar en Europa. Y vamos a hacerlo ahora, no dentro de diez años. Los próximos 15 meses serán de FIAT", anuncia sin titubear.
FIAT no vuelve, sino que regresa y parece hacerlo con más fuerza que nunca. La marca italiana no busca sobrevivir: quiere conquistar el mercado. Y promete hará, según Thorel, no porque tenga el mejor software o la batería más grande, sino porque ha recuperado algo mucho más difícil como es su rumbo y su propia seña de identidad.