LD (EFE)
Durante su intervención en unas jornadas para analistas extranjeros sobre el sector, los máximos responsables de los principales grupos inmobiliarios españoles también coincidieron en que
la llamada "burbuja inmobiliaria" no existe
y que, por lo tanto, no llegará un momento en el que "explote" y bajen los precios, salvo que ocurra una "catástrofe".
De esta opinión es, por ejemplo, el director general de Urbis, Fermín Molina, quien durante su intervención en las citadas jornadas apuntó que el término "burbuja inmobiliaria" es "un reclamo periodístico" y "no tiene un contenido real" . A su juicio, los precios irán "aterrizando suavemente" hasta estabilizarse en incrementos que rondarán el 6 ó 7 por ciento anual y, "desde luego, nunca crecerán por debajo de la inflación" prevista para los próximos años, "a no ser que se produzca una situación catastrófica de ámbito mundial".
Para el presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero, las viviendas se han encarecido tanto porque los tipos de interés han bajado (con lo que los créditos son más baratos), las hipotecas se han alargado hasta incluso los treinta años, la mujer se ha incorporado al mundo laboral (con lo que los ingresos familiares aumentan), se ha reducido el paro, ha caído la rentabilidad bursátil y cada vez hay más gente con segunda residencia.
A estos factores hay que añadir, según Pedro Gamero, el presidente de Testa (filial de la compañía resultante de la fusión de Sacyr y Vallehermoso), el hecho de que cada vez hay menos habitantes en cada domicilio, por lo que el número de viviendas necesarias para la misma población aumenta, lo que, a su vez, fortalece la demanda y aumenta los precios. Un factor más que se debe tener en cuenta -según el director general de Urbis- es la llegada de inmigrantes, quienes, aunque no suelen comprar viviendas sin estrenar, sí acceden al mercado de segunda mano, lo que permite que otros puedan vender sus pisos viejos para comprar otros nuevos.
De esta opinión es, por ejemplo, el director general de Urbis, Fermín Molina, quien durante su intervención en las citadas jornadas apuntó que el término "burbuja inmobiliaria" es "un reclamo periodístico" y "no tiene un contenido real" . A su juicio, los precios irán "aterrizando suavemente" hasta estabilizarse en incrementos que rondarán el 6 ó 7 por ciento anual y, "desde luego, nunca crecerán por debajo de la inflación" prevista para los próximos años, "a no ser que se produzca una situación catastrófica de ámbito mundial".
Para el presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero, las viviendas se han encarecido tanto porque los tipos de interés han bajado (con lo que los créditos son más baratos), las hipotecas se han alargado hasta incluso los treinta años, la mujer se ha incorporado al mundo laboral (con lo que los ingresos familiares aumentan), se ha reducido el paro, ha caído la rentabilidad bursátil y cada vez hay más gente con segunda residencia.
A estos factores hay que añadir, según Pedro Gamero, el presidente de Testa (filial de la compañía resultante de la fusión de Sacyr y Vallehermoso), el hecho de que cada vez hay menos habitantes en cada domicilio, por lo que el número de viviendas necesarias para la misma población aumenta, lo que, a su vez, fortalece la demanda y aumenta los precios. Un factor más que se debe tener en cuenta -según el director general de Urbis- es la llegada de inmigrantes, quienes, aunque no suelen comprar viviendas sin estrenar, sí acceden al mercado de segunda mano, lo que permite que otros puedan vender sus pisos viejos para comprar otros nuevos.