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El Tesoro británico interviene el London Scottish Bank

El grupo especialista en servicios financieros London Scottish Bank (LSB) ha sido puesto bajo administración tras un requerimiento del Tesoro británico (HM Treasury) que obliga a la entidad a no recibir más depósitos de clientes, informó la entidad en un comunicado.

El grupo especialista en servicios financieros London Scottish Bank (LSB) ha sido puesto bajo administración tras un requerimiento del Tesoro británico (HM Treasury) que obliga a la entidad a no recibir más depósitos de clientes, informó la entidad en un comunicado.
LD (Europa Press) LSB, que vio cómo se suspendía la cotización de sus títulos a las 7.30 horas, anunció el pasado 17 de septiembre que venía registrando un déficit de capital regulatorio y estaba en negociaciones para la venta del grupo.
  
"Sin la certidumbre de una oferta por el grupo o de un remedio para el déficit de capital regulatorio, la Autoridad de Servicios Financieros (FSA) tomó el domingo la decisión de imponer un requerimiento al permiso de la compañía para prevenirla de aceptar depósitos, con lo que la compañía es incapaz de renovar los depósitos a vencer", señaló la entidad en un comunicado.
  
Por su parte, la Administración británica ha asegurado a los afectados por la situación de la entidad que todo el mundo recibirá su dinero del Fondo de Compensación de Servicios Financieros, incluso aquellos por encima del límite de las 50.000 libras.
 
Los depósitos están asegurados
 
Así, el asegura que los ahorros de los 10.000 clientes del London Scottish Bank (LSB) están garantizados pese al colapso de la entidad, que ha obligado a la intervención estatal, y que esta cobertura abarcará todas las cuentas, incluidas aquellas que superen las 50.000 libras, límite inicialmente establecido por la Autoridad de Servicios Financieros (FSA, en sus sigla en inglés).
 
Tras el requerimiento emitido por el Ministerio del Tesoro para impedir recibir más depósitos y la suspensión de la cotización a las 7.30 horas, con las acciones en 2,62 libras, LSB informó de que ayer domingo había solicitado un administrador para el proceso concursal y que la compañía Ernst & Young había asumido este rol para una compañía especializada en ofrecer préstamos a ususarios con historiales crediticios de perfil bajo.
 
Ya el pasado mes de abril, el grupo, en el que trabajan 700 personas y cuenta con más de 300 millones en depósitos de los clientes, había informado de pérdidas de cerca de nueve millones de euros, si bien el Gobierno insiste ahora que todos los ahorros están garantizados, incluso los que pasen del límite de las 50.000 libras, cantidad hasta la que en octubre ya se habían elevado las 35.000 libras anteriores en las primeras medidas ante la crisis de crédito.
 
En un comunicado, el departamento del Tesoro precisó que su titular, Alistair Darling, había "puesto en vigor acuerdos para asegurar que todos los usuarios recibirán su dinero íntegro, incluyendo aquellos con balances por encima de las actuales 50.000 libras" garantizadas en caso de que se produzca un colapso. Además, justificó la intervención en la adopción de "acciones decisivas para proteger los intereses de los clientes minoristas y la estabilidad financiera general".
 
Posibles compradores
 
En este contexto, LBS, que a la suspensión de la cotización en bolsa a primera hora de hoy había visto cómo los títulos habían perdido casi todo su valor, informó de un número de potenciales compradores, si bien ante la incertidumbre acerca de las posibilidades de materialización de las ofertas que dice haber recibido, finalmente ha sido la Administración la que se ha hecho cargo del grupo.
  
Así, tras perder casi 25 millones de euros el pasado año y verse obligado en mayo a clausurar sus operaciones de mercado con los créditos, la compañía ha experimentado a lo largo del año una caída en el capital ordinario de unos 15 millones de euros y previamente había reconocido que estaba intentando recabar más de 50 millones de euros de capital de inversores externos.
  
En este sentido, durante el presente ejercicio había aspirado a asegurarse una venta segura como reacción al agujero económico en el balance de la compañía, que supera los límites establecidos por la regulación británica en materia de pérdidas y endeudamiento.
 

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