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Relevos, cambios y suspensiones

La sustitución de Fernando Almansa por Alberto Aza en la jefatura de la Casa del Rey, la suspensión de los jueces que liberaron al narcotraficante Carlos Ruiz Santamaría, la espectacular subida del paro en enero y el nombramiento de Marina Castaño como única heredera de Camilo José Cela comparten protagonismo en las portadas de prensa de este jueves.

Aunque todos los diarios destacan en su portada el relevo de Almansa por Aza, sólo El Mundo relaciona en su titular esta sustitución con la ruptura del Príncipe de Asturias con Eva Sannum. Este diario -que también es el único en dedicar un editorial al asunto- no termina, sin embargo, de justificar esa referencia al frustrado noviazgo de Don Felipe con el cese de Almansa, quien había tratado ya el pasado año sobre su relevo. Lo único que alega el diario es que “la insistencia expresa de Almansa en que nada tiene que ver lo uno con lo otro puede recordar eso de excusatio non petita...” La reiterada insistencia del actual Jefe de la Casa del Rey en desvincular ambas cuestiones se debe, sin embargo, a la insistencia de los rumores y de las preguntas de los periodistas que planteaban la posibilidad de esa relación. El propio diario señala que “otras disquisiciones parecen exageradas, ya que, cualquiera que haya sido el papel de Almansa en su relación con el Príncipe y la joven noruega, cumplió estrictamente la voluntad del Rey”. La postura del Rey ante ese noviazgo suponemos que no fue precisamente muy diferente a la de la Reina, y tampoco creemos que el Príncipe pidiera la cabeza de ningún mensajero...

Los preocupantes datos del paro de enero también encuentran eco editorial en El Mundo, ABC, La Razón y La Vanguardia. Los comentarios de El Mundo y La Vanguardia son meramente descriptivos del descalabro, mientras que el de La Razón limita las causas del mismo a la factura de la crisis mundial. Sólo ABC acertadamente también incluye la rigidez del mercado laboral y la falta de aplicación de reformas prometidas: “El PP ha hecho bandera en su último Congreso del pleno empleo y sabe de sobra que ello sólo es posible abordando sin complejos una reforma laboral que asimile al mercado a las necesidades del siglo XXI”.

En este sentido no habría estado de más reprochar a Aznar que ayer se escudara en el inmovilismo de los gobiernos socialistas que hay en Europa que obstaculizan una mayor liberalización en la UE. Que estos gobiernos son una rémora para las reformas que requiere Europa es un hecho cierto, pero ello no es una razón para que España no las lidere y asuma la necesidad de emprenderlas en su territorio, sin tener que presentarlas como imperativo europeo.

En cuanto a los editoriales centrados en la suspensión de los tres jueces de la sala IV de la Audiencia Nacional, consideramos que el más acertado es el de El Mundo. Para este diario, además de técnicamente intachable, la suspensión temporal de unos jueces que se encuentran bajo sospecha de haber liberado a un peligroso narcotraficante a pocos días del inicio del juicio sólo puede calificarse como del más básico sentido común. No sólo evita que las partes personadas en otras causas que les corresponda enjuiciar los recusasen, con el consiguiente descredito de la justicia, sino que constituye una respuesta proporcionada a la enorme alarma social suscitada por este escándalo. En definitiva, es una decisión que contribuye a restaurar la maltrecha credibilidad de nuestro sistema judicial”.

La postura de ABC sigue siendo en este asunto, sin embargo, de una enorme ambigüedad. Aunque supone que los vocales del Consejo han tomado su decisión valorando todas las consecuencias, el editorial invoca una "duda razonable", que dice ser compartida por juristas de muy diverso signo, sobre si el trato penal y disciplinario que los jueces implicados están recibiendo guardan proporción con su comportamiento jurisdiccional. También ensombrece la decisión del CGPJ por privar a la Audiencia Nacional de una de sus cuatro secciones de lo penal y porque tendrán que repetirse las vistas celebradas ante los jueces suspendidos de todos aquellos juicios que no han sido resueltos.

La Razón, aunque considera la medida de “extraordinaria dureza”, incluso “precipitada”, admite que, con ella, “sin duda se ha salvado la apariencia de legalidad y se ha restituido a la Justicia buena parte de su perdido prestigio”. Este diario, sin embargo, se centra muy justificadamente en destacar la división política del CGPJ que se ha vuelto a manifestar con esta decisión: “El problema ahora es el preocupante enquistamiento del CGPJ, donde ya se vota en bloque, por criterios de procedencia ideológico-partidista, todo lo que se discute, aunque sea un asunto tan poco “político” como es la suspensión de jueces por la libertad de un narco. El CGPJ no puede ser un segundo Parlamento”. Ciertamente, el entierro de Montesquieu sigue pasando factura.


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