La psicosis del terror

La trágica muerte de un escolta en un tiroteo con la Guardia Civil, la decisión de Sharon de dejar salir a Arafat de Ramala únicamente si es para un exilio definitivo, la alternativa propuesta por Zapatero a la Ley de Calidad de la enseñanza y el descenso del paro en el mes de marzo son las noticias más destacadas en las portadas de prensa de este miércoles.

Todos los diarios coinciden acertadamente en responsabilizar de la trágica confusión que el martes le costó la vida al escolta de la edil socialista de Lezo al clima de terror y tensión que provoca la amenaza terrorista en el País Vasco. El Mundo y El País hacen referencia a la cantidad de gente armada que, a causa de esa amenaza, pululan por las calles del País Vasco que hace que esas confusiones sean más probables. Todos los diarios consideran, no obstante, que sería necesaria mayor coordinación entre los cuerpos encargados de la seguridad para tratar de minimizar el riesgo de confusión.

El Mundo, no obstante, se pregunta si los guardias civiles hubieran debido llevar algún tipo de distintivo y asegura que en ningún caso se puede hablar de problemas de coordinación entre diferentes cuerpos policiales, puesto que el desafortunado protector de la concejal era de una empresa privada. Para este diario esta situación debe corregirse “no sólo porque en un Estado de Derecho son las fuerzas de Seguridad del Estado quienes han de garantizar la seguridad ciudadana, sino también porque si el escolta de la edil socialista hubiera sido un ertzaina, un policía o un guardia civil, sí habría sido posible la coordinación de sus actuaciones para evitar el trágico suceso”.

La premisa de que en un Estado de Derecho la seguridad ciudadana debe proveerla únicamente las fuerzas del Estado es falsa. Lo único exigible es que todas los cuerpos armados, tanto privados como estatales se supediten a la Ley. Decir, por otra parte, que la coordinación sólo es posible entre cuerpos estatales es igualmente insostenible. Basta con incluir en ella –como sostiene ABC- a los servicios privados de escoltas. Si recordamos que el antecedente a este trágico suceso lo constituye un tiroteo entre agentes de la guardia civil y de la Ertzaintza es evidente que, si no se da la coordinación, poco importa que la naturaleza de los cuerpos de seguridad sean estatales o privados. Finalmente, hay circunstancias que hacen muy difícil la coordinación o la existencia de distintivos. ¿Cómo puede prever un policía en persecución de un delincuente que se va a cruzar con un agente en funciones de escolta?. Los agentes públicos, como los privados, deben ir en algunos casos de incógnito precisamente para no ser prematuramente identificados por los delincuentes. Por todo ello nada hay en esta trágica confusión que exija la erradicación de las agencias privadas en la seguridad de las personas amenazadas. Ahí, simplemente, no está la raíz del problema.

La disparatada alternativa de Zapatero para mejorar la enseñanza

Aunque casi todos los periodicos hacen referencia en sus portadas a las propuestas socialistas en materia de enseñanza, ninguno de ellos las comenta en editorial. Tan sólo La Razón le dedica un “En alza” a Zapatero alegando que con su plan alternativo el secretario general del PSOE reconoce que hay que mejorar la calidad de la enseñanza. Más lógico hubiera sido colocarlo “En baja” por lo tardío del reconocimiento y, lo que es peor, por las alternativas concretas que propone. Como este diario timidamente señala, “los permisos temporales o la reducción de las jornadas laborales para padres con hijos en dificultades, o profesores de apoyo, son medidas alejadas de la realidad social y económica.” Se queda corto. Son simplemente disparatadas. De hecho, El País las oculta en su titular y prefiere destacar la propuesta de impartir más horas de clase para combatir el fracaso escolar. El Mundo y ABC optan, sin embargo, por destacar la reducción de jornada laboral para los padres de hijos con problemas escolares.

Ambas medidas tienen el denominador común de suponer mayor gasto público sin que este acarree mejora alguna de la calidad, pues los socialistas siguen sin reclamar que a los alumnos se les exija acreditar su aprendizaje, tanto para pasar de curso como para obtener la obtención del título de bachiller. El clima de indisciplina, de falta de autoridad del profesor en las aulas y de exigencia -que son los principales factores de la pésima calidad de la enseñanza- no son atendidos en forma alguna por los socialistas. Sin duda puede haber alumnos que son aplicados, que se esfuerzan por aprender y, sin embargo, no obtienen los resultados adecuados. Pero estos son los menos. La mayor parte del fracaso escolar no es debido a la torpeza inherente de los alumnos sino del sistema que desincentiva el esfuerzo y que no establece criterios para valorarlo. Si hay padres que son incapaces de dedicar una parte de su tiempo libre a la atención de sus hijos es de una enorme ingenuidad creer que sí lo van a hacer si se les rebaja el tiempo de trabajo mientras sus hijos no rindan en la escuela. ¿Enviarían los socialistas a las casas a inspectores para ver si los padres dedican efectivamente ese tiempo a la enseñanza de sus hijos?.

Por otra parte, aunque la falta de esfuerzo, de disciplina y de exigencia no se atajan porque los alumnos pasen más horas en clase, muchas de las medidas socialistas, como los periódos sabáticos para los profesores o la reducción de un tercio de las horas lectivas para los profesores mayores de 55 años, supondrían un incremento del gasto sin que este se tradujera en mayor atención docente a los alumnos. Es, simplemente, una demagógica propuesta para tratar de atraer la simpatías de los profesores hacia un plan que no soluciona en modo alguno los problemas de la enseñanza, aunque puedan beneficiar ilegítimos intereses de algunos docentes.

Francamente era difícil diseñar un sistema educativo aún peor del que padecemos. Pero el que ahora proponen los socialistas para sustituir al que ellos mismos dejaron en herencia a los populares lo consigue. Ciertamente, no hay límite para el deterioro.