La amenaza de huelga general que antecede a la reunión que hoy mantendrán el Gobierno y los sindicatos para negociar la reforma del subsidio de desempleo, la decisión de Sharon de levantar el cerco a Arafat, la implicación del BBV en el diseño de la trama para que Filesa cobrara del AVE y de la Expo, la apuesta de la Comisión Europea a favor de la energía nuclear, el crecimiento de la delincuencia durante el primer trimestre del año, la acusación de “chantaje” dirigido por el Gobierno marrroquí contra España a propósito del Sáhara y el ascenso del Atlético de Madrid son las noticias más destacadas en las portadas de prensa de este lunes.
La reunión que hoy mantendrán los representantes sindicales y del Ministerio de Trabajo sobre la reforma del desempleo es destacada en todas las portadas y objeto de comentario editorial en El Mundo, La Vanguardia y ABC. Los dos primeros se limitan a hacer una defensa de la necesidad del diálogo entre las partes para evitar una medida extrema como es la convocatoria de una huelga general, pero no entran a valorar las posiciones de unos y otros. Evidentemente nada tiene de criticable que el Gobierno trate de convencer de la necesidad de cambios en la legislación que regula el subsidio de desempleo. Ahora bien, una cosa es no dar a priori por roto ese clima de entendimiento entre el PP y los sindicatos que ha presidido los tímidos cambios efectuados hasta ahora por el Gobierno, y otra, muy distinta, supeditar las nuevas reformas al visto bueno sindical. Mucho más si la postura de UGT y CC OO viene precedida por una amenaza de huelga general. El Gobierno no debe amedrentarse. Lo sindicatos serán poderosos grupos de presión, pero el Ejecutivo tiene la legitimidad democrática que le han dado las urnas para emprender unas reformas que, además, son convenientes.
ABC, aunque también apoya el diálogo, deja clara su opinión de que a los sindicatos no tienen razón para rechazar unas reformas cuyo objetivo “no es otro que garantizar un sistema de protección solidario y aplicar las fórmulas adecuadas para incentivar la búsqueda de empleo.” Este diario asegura, incluso, que “la convocatoria de una huelga general parece esconder, motivos extralaborales, como demuestra el hecho de que se haga coincidir con la Presidencia española de la Unión Europea y con la cumbre de Sevilla”.
Que los talibanes juzquen y castiguen a Al Qaeda
El País asegura en su editorial que “las condiciones humillantes en las que desde el 2 de diciembre pasado sobrevive en Ramala el lider palestino, Yasir Arafat, hacían imposible una salida minimamente realista de la actual situación y mucho menos la vuelta de israelíes y palestinos a las mesas de negociaciones. Con esa humillación sobre la cabeza de Arafat, es evidente que la Autoridad Nacional Palestina carecía de autoridad política para decretar un alto el fuego. Y tampoco para entregar a los asesinos del ministro israelí Rehavam Zeevi, a quienes han condenado en Gaza a fuertes penas de prisión”.
El País, está visto, es capaz de cualquier mentira y contradicción con tal de dejar en buen lugar a Arafat.
El cerco a Arafat es lo mínimo que Israel podría hacer contra quien abandonó las negociaciones con su Gobierno tras poner en marcha la criminal intifada, contra quien ha legitimado, cuando no financiado, los actos terroristas que provocaron la intervención militar israelí.
Después de decir que es la humillante situación de Arafat la que le impide la entrega de los asesinos de Zeevi, El País admite a renglon seguido que esta era la condición de Sharon para levantar el cerco contra Arafat a lo cual este se ha negado “argumentando que los acuerdos de autonomía le permiten juzgar a los sospechosos detenidos en su territorio”. ¿En qué quedamos?, ¿Es la negativa de Arafat a entregar a los asesinos o es su “humillante situación” la que le impedía hacerlo?. En cualquier caso, Sharon ha aceptado que los asesinos cumplan condena en una prisión palestina pero custodiados por soldados británicos y estadounidenses. Y esto es incluso demasiado. Lo exigible, como se haría a cualquier dirigente “civilizado” sería pedir a Arafat la entrega del terrorista a las autoridades del país en donde se asesinó a su ministro. Pero hasta no recurrir a la extradición cedió ingenuamente Israel por estar en paz con la Autoridad Nacional Palestina.
Está visto que cuando se trata de los palestinos la mayoría de los medios de comunicación invierten la lógica de todo juicio. Eso es, trágicamente, lo único "realista". La mayoría se niega a ver que el terrorismo no es la consecuencia, sino la causa de que los palestinos no tengan estado propio; que el terrorismo no es la consecuencia sino la causa de la ocupación militar israelí, que la intifada palestina no es la consecuencia sino la causa de la ruptura de las negociaciones.

Grupos de presión contra el empleo
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