Los doce batasunos detenidos en un nuevo golpe a la red financiera de ETA, el fracaso de las negociaciones entre Gobierno y sindicatos entorno a la reforma del subsidio de desempleo, la decisión del Tribunal de Estrasburgo de denegar la eutanasia a una mujer británica con esclerosis degenerativa, la polémica entorno a la energía nuclear, la reanudación de las operaciones antiterroristas de Israel tras el asesinato de cuatro judíos en Hebrón y el grave estado en el que se encuentra un joven de 16 años tras beber éxtasis líquido en Barcelona son las noticias más destacadas en las portadas de prensa de este martes.
El Mundo, ABC y La Razón coinciden básicamente en sus editoriales al considerar que las detenciones de ayer corroboran, una vez más, que Batasuna es parte básica de la amplia trama tejida entorno a ETA y supone un argumento más para su ilegalización. ABC da un paso más y sale en defensa de la propuesta del PP para llevar a cabo la ilegalización. Además de las detenciones, este diario recuerda los discursos, las resoluciones y las propuestas de una formación que no sólo se niega a condenar cada asesinato cometido por ETA, sino, que por el contrario lo justifica en el marco de una lucha legítima. “Esta es la trayectoria a la que con todo acierto se refiere el proyecto de partidos políticos y que constituye un elemento indispensable e irrenunciable para valorar la posible disolución de Batasuna por inconstitucionalidad”.
Sindicalismo salvaje
Muchos diarios, -salvo El País, que sigue sin hacer comentario alguno-, vuelven a dedicar un editorial a la amenaza de huelga general planteada por los sindicatos después de que el Gobierno se haya negado a retirar su propuesta de reforma de los subsidios por desempleo. El Mundo ya no se queda únicamente en la defensa del "diálogo" y entra a valorar las posturas de unos y otras, dando en términos generales la razón al Gobierno.
Este diario admite que el subsidio por desempleo “no se paga con los impuestos, sino que sale de las nóminas de todos los asalariados”. Sin embargo, afirma que “penalizar a los que se nieguen reiteradamente a aceptar un empleo y crear incentivos para aquellos que quieran trabajar parece de sentido común. En cuanto a quien decide qué puesto de trabajo es apropiado, el proyecto establece que serán técnicos suficientemente preparados. Aunque es verdad que se debería reducir al máximo su discrecionalidad.”
Tiene razón este diario. Es más, se queda corto. La financiación del subsidio de desempleo a través de la seguridad social es tan coactiva y colectiva como cualquier impuesto. Si la finalidad de ese subsidio no es dárselo a quien se niegue a trabajar, sino al que no le ofrecen empleo mínimamente aceptable, el Gobierno hace bien a la hora de establecer unos criterios para no confundir ambas circunstancias. Aunque, ciertamente los criterios que distingan deben depender lo menos posible de la discrecionalidad de los técnicos, mucho más arbitrario es el sistema actual. Hasta ahora el parado ha sido juez y parte a la hora de decidir si su negativa a trabajar obliga a los trabajadores a seguir o no financiando su subsidio.
El Mundo da la razón al Gobierno en cuanto a la reforma del PER, otro gran fraude institucionalizado para la compra de votos. Sin embargo, en cuanto a la supresión del salario de tramitación -verdadera rémora del nacionalsindicalismo franquista- El Mundo se limita a decir que es un “asunto menor sobre el que sin duda sería posible un acuerdo”. De asunto menor, nada. Muchos trabajadores recurren su despido, aunque sea procedente, para poder cobrar ese salario mientras dura el pleito. La larga duración de los litigios puede suponer una sangría para las empresas y anima a los trabajadores a recurrir por recurrir, -mejor dicho, por cobrar- contribuyendo a que se embote aún más el sistema judicial. El Gobierno acertadamente propone suprimirlo hasta que haya fallo judicial. Los sindicatos, no contentos con las colas de parados que provocan, también pretenden seguir incentivando las colas ante la justicia laboral.
El respeto de la ONU y EEUU
Dice El Mundo que con su última intervención militar contraterrorista en Hebrón, “Sharon ha demostrado una vez más el respeto que le merecen las resoluciones de la ONU y los apremios de EE UU para que ordene el repliegue de su Ejército en los territorios ocupados”. Evidentemente este diario lo dice en tono de reproche, pero nosotros hacemos de ese reproche el mejor elogio. Ciertamente ningún respeto merece esa organización internacional que legitima, da poder, voz y voto a todos los dictadores, sátrapas y cómplices del terrorismo que ostentan en este planeta el poder por la fuerza. Una organización en la que además, y concretamente en el conflicto de Oriente Proximo, es descarado el peso del antisemitismo.
En cuanto a la, por lo general, respetable opinión de EE UU, es vergonzoso que su Gobierno se haya plegado a la presión internacional contra Israel y que haya exigido a su Gobierno lo que ningún aliado exigió al suyo en su campaña antiterrorista en Afganistán. El antiamericanismo no logró, por poco, en Afganistán lo que, está visto, sí ha conseguido el antisemitismo en Oriente Próximo: Hasta los Estados Unidos “apremian” a su aliado para que ponga fin a su campaña militar contra el terrorismo.
El Mundo denigra como “venganza” la respuesta de Israel al asesinato (su editorial dice la muerte) de cuatro judios en un asentamiento próximo a Hebron. En lugar de decir que estos asesinatos constatan el valor que dan los palestinos a sus compromisos, El Mundo carga contra el dirigente israelí por tratar de que no queden impunes.
El Mundo deja claro una vez más que ni el fin del terrorismo, que fue lo que provocó la ocupación militar y el cerco sobre Arafat, es exigible para que los israelíes se retiren. “No hay que pagar ningún precio a Israel por el fin del asedio sobre Ramala, y mucho menos cualquier arreglo que suponga renunciar o rebajar los objetivos de la misión investigadora de la ONU”.
Nadie ha supeditado, por otra parte, el cerco a Arafat a que la ONU rebaje los objetivos de la misión "investigadora" en Yenin. Independientemente de conceder la libertad de movimientos al rais palestino, las “trabas” de Israel solo tienen como objetivo asegurarse de que el objetivo de los investigadores es “constatar hechos” y no hacer interpretaciones que aprovechen los horrores de la destrucción que causa cualquier intervención militar para cargar contra Israel acusando a su gobierno de querer arrasar Yenin sin importarle las víctimas civiles. Ante la descarada posición propalestina de la ONU, toda traba y todo recelo es poco por parte de Israel. Lo cierto, lo innegablemente cierto, es que el Gobierno isrelí, a diferencia de lo ocurrido en la también legítima intervención americana en Afganistán, no bombardeó Yenin, sino que puso en peligro a sus hombres en una intervención sobre el terreno para minimizar los daños colaterales y tratar de evitar al máximo víctimas inocentes. En cuanto al derrumbe de edificios donde se escondían los terroristas, no lo causaron bombas de ningún B-52, sino fundamentalmente excavadoras que trataban de hacer salir a los terroristas de sus guaridas.
Se reprocha a Israel que quiera “rebajar” el objeto de la investigación de la ONU para limitarla a la constatación de hechos. Nosotros, al contrario, vemos ingenuo que Sharon espere lograr con esas “trabas” un informe objetivo de Naciones Unidas. Este hombre -al que increiblemente le siguen acusando de perpetrar las matanzas de Safra y Shatila- parece que no escarmienta.

Partidos terroristas y sindicalismo salvaje
En España
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Curso
- Inversión
- Securitas
- Buena Vida
- Reloj Durcal