Casas cuartel y homosexuales

La decisión de la dirección de la Guardia Civil de permitir a parejas homosexuales vivir en las casas cuartel es la noticia más destacada y comentada del día. Varios diarios también destacan en sus portadas que los dos etarras detenidos en Francia el pasado 20 de septiembre son los mismos que asesinaron en agosto a una niña en Santa Pola. Las intervenciones de Rato y Mayor Oreja en Trujillo son destacadas en las portadas como “una presentación de credenciales para la sucesión de Aznar”. Tambien varias portadas destacan la remodelación del Gobierno de Pujol para afianzar la candidatura de Mas, las elecciones legislativas que hoy se celebran en EE UU, la utilización por parte de la CIA de un avión sin piloto para matar con un misil a seis miembros de Al Qida y los cinco concursantes de “OT” heridos al derrumbarse una escalera.

Todos los diarios se muestran acordes en sus editoriales con la decisión de Valdivielso de modificar el reglamento para que las viviendas y los pabellones oficiales de la Guardia Civil puedan ser adjudicados a cualquier pareja de hecho estable, con independencia de su naturaleza sexual. No obstante, cabe señalar algunas diferencias que se pueden apreciar en sus comentarios. La Razón considera que “es bueno que una institución centenaria, tan querida como la Benemérita, se adecue a los nuevos tiempos, aunque seguramente sus guardias hubieran deseado que otros problemas, para ellos más acuciantes, como pueden ser entre otros el mal estado de los pabellones, los sueldos bajos o la falta de medios para desarrollar su trabajo, hubieran tenido la misma relevancia en la agenda de su director general".

Tambien ABC matiza su respaldo a la iniciativa señalando que, si bien “la homosexualidad ha dejado de ser un factor de discriminación negativa, intolerable en una sociedad que proclama la igualdad como principio constitucional, a lo que no conduce esta premisa es a la ignorancia de cualquier condicionamiento, por justificado que sea, a la plena equiparación jurídica con los heterosexuales —como en materia de adopción—, ni menos aún a la consolidación de la homosexualidad como la unidad de medida de lo políticamente correcto o como una especie de valor cívico cualificado”.

El Mundo y El País suman a su respaldo a la iniciativa de Valdivielso la exigencia de viviendas particulares para los guardias civiles. El Mundo recuerda su respaldo a que los agentes puedan elegir residencia “como el resto de los funcionarios”. Que las casas cuartel sigan siendo objetivo de ETA, y la falta de inversión en seguridad en muchas de ellas, son otro motivo para plantearse —salvo en muy concretas excepciones en lugares como Leiza— la continuidad de unos centros concebidos en el siglo XIX, aunque a ellos llegue ahora un tanto postizamente la modernidad del XXI. También El País considera que “muchos de estos problemas ni siquiera se hubieran planteado en un contexto distinto de la obligada convivencia de las casas cuartel, en las que siguen residiendo todavía una buena parte de guardias con sus familias”, por lo que este diario espera que, en un futuro no lejano, lo cuarteles sean sólo centros de trabajo y dejen de ser al mismo tiempo comunidades de vecinos, con los problemas que esta situación híbrida acarrea”.