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Rubalcaba pasa palabra; Chacón, no

El PSC se envalentona y el PSOE se suaviza en pro del "socialismo unido, catalán y español" que pide en los medios Chacón. De Rubalcaba, sin noticias.

Aguas revueltas pero más calmadas que ayer en un PSOE que se sume en la resaca posterior a la sobredosis de tensión provocada por el PSC. La decisión de su partido 'hermano' en Cataluña de romper la disciplina de voto que les ha mantenido unidos treinta y cinco años, motivó ayer la petición mayoritaria de sus diputados de "romper con el PSC y recuperar la marca PSOE en Cataluña".

La jornada estuvo marcada por el nuevo órdago del primer secretario del PSC, Pere Navarro, quien anunció que van a llevar al Parlament la declaración de ayer en el Congreso. Fuentes parlamentarias del PSC cercanas a Rubalcaba y a la línea catalanista más moderada, aseguran que se trata de una "cuestión de coherencia" e invitan a CIU a traer al Congreso la declaración soberanista aprobada en el parlamento catalán para demostrar "la misma coherencia. Nosotros sí lo somos; ellos no".

Las mismas fuentes califican de "normal" lo ocurrido ayer sobre la ruptura de la disciplina de voto y lo enmarcan en "una trampa" de CIU y ERC que "quieren malmeter" con las discrepancias en el seno del PSOE "y ocultar las existentes entre las dos formaciones: Convergencia y Unió". Descartan completamente una ruptura: "No habrá un PSC y un PSOE en Cataluña" sino que se mantendrá el actual statu quo.

Rubalcaba "pasa palabra"

Los acontecimientos, que el propio PSC calificaba de "históricos" no han motivado sin embargo las palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba que, preguntado por los periodistas en el pasillo de la Cámara, se ha limitado a contestar: "¿Qué tal? Buenos días, ¿cómo estáis?", y pasaba de largo. En su lugar, su número dos Elena Valenciano, sí habló para constatar que "no se ha roto el grupo" y para avanzar que "estamos estudiando la fórmula de sanción para los diputados que no han seguido la displina de voto" y que consistirá en una multa que oscila entre los 200 y 400 euros de su salario mensual.

No así Carmen Chacón quien, tanto en el Congreso como después en las múltiples entrevistas concedidas este miércoles -Cadena Ser, El Periódico de Cataluña, Antena 3- ha pedido: "Yo lo que quiero es el socialismo bien unido, el catalán y el español".

Los puentes para evitar la ruptura, en palabras del barón valenciano, Tximo Puig, y el portavoz de Justicia, Julio Villarubia, contrastan con la postura de un PSC enrocado y cuyo portavoz Francesc Vallés tachó de "histórico" lo ocurrido porque "en los momentos difíciles siempre hay tensión y dureza pero el PSC hizo ayer lo que debía en un acto de coherencia. Y a partir de ahí, las decisiones políticas que se tengan que adoptar pues se van a adoptar". Sobre Chacón, aseguró que ella "ha actuado conforme a su conciencia ha hablado con el primer secretario del PSC y supongo que entre los dos van a entenderse. Queda en el ámbito de los dos que es donde tiene que estar".

Guerra lidera la ruptura

En una tensa reunión del PSOE, "la más encendida de la legislatura" según diversas fuentes socialistas, veteranos como Alfonso Guerra lideraron los reproches contra un PSC con el que "ya no hay esperanzas de que asuma las tesis socialistas antes que las nacionalistas". La gran mayoría respaldaron la idea de desembarcar en la comunidad catalana, entre ellos José Blanco, a quien algunos le recriminaban después su intervención en la reunión a puerta cerrada: "Él, que se calle, que no puede hablar porque está imputado".

Fue precisamente el tono de ese encuentro socialista el que motivó la rectificación del PSOE sobre si sancionar o no a los 13 diputados del PSC que se sublevaron contra la dirección de grupo. Primero lo negó Soraya Rodríguez; después lo anunció Elena Valenciano. Y, entre medias de esas dos declaraciones, un creciente enfado de los 96 diputados del PSOE por que los 13 del PSC mantengan su 'jaque a Rubalcaba'.

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