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Un empleado de Zougam asume la venta de las tarjetas del 11-M

Dos testigos refutaron que las tarjetas supuestamente utilizadas el 11-M fueran "suministradas" por Jamal Zougam, que es lo que afirma la sentencia.

Un empleado del locutorio de Jamal Zougam, Abderrahim Zbakh, admitió el miércoles ante la juez que fue él quien vendió personalmente a El Chino las tarjetas que supuestamente se usaron el 11-M, sin que participase en la operación el único condenado por colocar las bombas, según informa El Mundo. Tras él, corroboró esa versión un socio de la tienda. Por tanto, fueron dos los testigos que refutaron el miércoles que las tarjetas fueran "suministradas" a los autores del atentado, según la versión oficial, por Jamal Zougam, que es lo que afirma la sentencia de la AN.

La orden que dio la Audiencia de Madrid a la juez Belén Sánchez para que investigue la venta de esas tarjetas, por su "evidente relación" con el presunto falso testimonio, llevó el miércoles al juzgado, primero, a Abderahim Zbakh, que el 11-M trabajaba como asalariado de Zougam en su tienda de teléfonos en Lavapiés y, después, a Mohamed Bakkali, que era socio del condenado en ese negocio.

Zbakh reconoció ante la juez que fue él quien "atendió" a "dos chicos" que compraron "por nueve o diez euros" las tarjetas antes del 11 de marzo, estando junto a él Bakkali, a quien preguntó si podía hacerles una rebaja en el precio, porque "no los había visto anteriormente por la tienda".

También dijo que "Jamal nunca le ha hecho comentarios extremistas", que el 11-M y los días siguientes "hablaron sorprendidos de los hechos" y que el "comportamiento" del único autor material que cumple condena "fue el mismo que el de siempre".

El trabajador de la tienda recordó cómo, después de ser arrestados sus jefes el sábado 13 de marzo, él acudió voluntariamente el lunes a la comisaría para ofrecerse a colaborar. Le tomaron declaración y lo mandaron de vuelta a su casa. Dos días después, sin embargo, él también fue arrestado.

Fue en esa estancia en prisión cuando supo por la prensa que una de las personas a los que él vendió personalmente las tarjetas era "el denominado El Chino", jefe de la célula que, según la versión oficial, atentó el 11-M. En junio de 2004, fue excarcelado y exonerado de cualquier posible responsabilidad ante la ausencia absoluta de nada que le incrimine.

Tras él declaró Bakkali, que confirmó ese relato, que él ya había ofrecido al juez Del Olmo en junio de 2004.

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