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Rajoy se enfada de verdad: "El PP no es un colegio de envidiosos"

Rajoy es el indiscutible protagonista del día. No defraudó. Dijo que todo va muy bien y que el PP va a ganar.

El Mundo dice que "Rajoy convence al partido de que lo mejor es no hacer nada". Hombre, convencer, convencer... Más bien dijo esto es lo que hay y chitón. Y si no que se lo digan a Álvarez de Toledo, que la muchacha tiene que contar en El Mundo "lo que me habría gustado decir" porque quería "tomar la palabra", pero "cuando el presidente acabó de hablar se dio, abruptamente, el acto por concluido, sin que ninguno de los asistentes pudiera tomar la palabra". Le iba a decir a Rajoy en su cara que lo de los problemas de comunicación es una tontería como una casa, "un tópico falso", que lo que hay es "déficit de política".

García-Abadillo se esperaba otra cosa y se encontró con una "intervención plana y ausente de autocrítica que agiganta la brecha abierta entre el líder y los barones y apuntala la esclerotización de un modelo de partido agotado". Ni se inmutó, se mantuvo "incólume" y se "obstinó", volviendo "a perder una nueva oportunidad de reconectar con su electorado". A Ciudadanos y Podemos los trató, pues como trata a todo el mundo que no sean de su clase y categoría -PSOE, CiU, PNV...- con olímpico desdén. "La displicencia" y "sarcasmo" demuestra que "no ha tomado conciencia de la envergadura del cambio político".

Federico Jiménez Losantos trata la otra noticia del día, la imputación de López Aguilar por malos tratos. En su opinión, López Aguilar está probando su propia medicina y "no tiene derecho a la presunción de inocencia porque él la eliminó del código penal. Es culpable mientras no se demuestre lo contrario (...) Lo único que cualquiera puede echar en falta es que tras la denuncia, el ex ministro no fuera conducido esposado y a la vista del público, en aplicación de esa legislación de la que siguen blasonando los socialistas". Le recuerda Federico unas palabras que estará deseando comerse: "Las denuncias falsas son un coste asumible de la ley de violencia de género". "El ex ministro, diputadísimo y eurodiputadérrimo, tras asumir su ley a medias, debería escarmentar del todo. Y pedir que se cambie la ley". Una "ley boomerang", como dice Santiago González. "No violentaré la presunción de inocencia de López Aguilar hasta el día del juicio, pero hay una cierta justicia poética en el hecho de que uno de los principales impulsores de la ley haya sido víctima de sus más evidentes defectos". López Aguilar "no entrega su acta de diputados porque su escaño es la garantía de su aforamiento". Qué listo. Habría que ponerle a pasar la noche en el calabozo como les pasa a los que son víctimas de su ley.

El País dice que "Rajoy exige unidad, disciplina y lealtad a las siglas del PP". Vamos, que como se les ocurra ocultar la gaviotilla se les va a caer el pelo. Dice Javier Casqueiro, que redacta la información, que sí que hubo turno de preguntas pero "nadie pidió la palabra: tras el discurso de Rajoy se dio otra oportunidad para hablar. Nadie recogió ese testigo". Según cuenta Pablo Montesinos en Libertad Digital es que fue un gesto clandestino y algunos ni se enteraron. En un titular manipulado y con mala leche dice, poniéndolo en boca de Rajoy: "La situación difícil y compleja de Cospedal". Mientes, Casqueiro y lo sabes. Dijo "quiero terminar dando las gracias a toda la dirección del partido empezando por la secretaria general, que ha tenido que lidiar situaciones muy complejas y muy difíciles, como todos sabéis". Como con El País, por ejemplo.

Manuel Jabois dice que "el PP salió de la Junta Directiva muy reforzado en su rumbo, que nadie sabe cuál es (…) Aplaudieron y se marcharon de acuerdo con una forma de hacer política, que es también una forma de hacer país". El editorial dice que por lo que se ve Rajoy "cree posible llegar a las elecciones generales en condiciones, si no de repetir la mayoría absoluta, sí al menos, de obtener una posición lo suficientemente honrosa como para asegurarse que la gobernabilidad pase por su partido". Él fue allí a "taponar la herida abierta por el mal resultado andaluz," dice El País, que constata decepcionado que "dejó clara su nula voluntad de cortar cabezas en el partido", cachis, otra vez será. Que cada candidato "aguante su vela firmemente bajo la marca del PP", nada de ir por libre. Así que hablamos después de las elecciones. "Pactar apenas forma parte de la cultura del PP, ni de la de Rajoy, acostumbrado a mandar en solitario". "Solo una derrota muy grave aceleraría las tentaciones internas de responsabilizar de todo los males al presidente. Del tamaño de esa pérdida puede depender que Rajoy logre salvar los muebles". Vamos, que te esperan a la salida.

"Todo igual... hasta el 25 de mayo", corrobora ABC. "Rajoy impone unidad en el PP". Bieito Rubido dice que Rajoy tiene razón en lo bien que va la economía, por eso "confía en que, ante las urnas, los ciudadanos apuesten por la opción segura que representa el PP". Pero el "llamamiento a la reagrupación interna se queda en mera terapia de grupo si no van acompañados por una acción política de recuperación de apoyos y voluntades en la sociedad (…) El éxito no consiste en recabar aplausos, sino en sumar votos", señor presidente, entérese de una vez. "Rajoy representa una forma eficaz de dirigir el gobierno de España, pero no basta cuando parte de los ciudadanos perciben que no son comprendidos ni respetados". Respeto, respeto, te piden unas cosas, presidente. Para David Gistau el mitin de Rajoy de ayer fue revelador. Ha comprendido "por qué los líderes se arrogan una presunción de infalibilidad por la que terminan fijando su residencia mental en una dimensión paralela". "Rajoy agarró la realidad, la prohibió e impuso otra que podría haber sido repartida en cuartillas mecanografiadas a doble espacio y con membrete oficial". Y les dijo a sus apóstoles id, pues, y haced discípulos y contad la buena nueva. Gistau también ha entendido cómo Rajoy "se relaciona con la sociedad", y eso sí que tiene mérito. "Se dirige a nosotros como si fuéramos público gregario en un gigantesco acto de militancia en el que no fuera necesario convencer a nadie: solo explicar cuál es el relato triunfal que ha de ser interiorizado aunque colisione con las maniobras más primarias de la inteligencia". Inteligencia. Tienes unas cosas, Gistau. Para Rajoy el único ser inteligente es Rajoy. Luis Ventoso lo que cree es que "Rajoy ha preferido hacerse el sordo" ante el "navajeo" entre Arenas y Cospedal. "Sentó a cada uno a su vera, como don Pantuflo Zapatilla cuando reconvenía a Zipi y Zape tras una trastada". Con lo mayorcitos que son ya.

La Razón dice que "Rajoy pide al PP que exhiba su orgullo". "Silencia las peleas internas mientras sus barones cierran filas". Marhuenda no cree que Rajoy viva en las nubes, sino que "es consciente de las dificultades que enfrenta su formación, pero no por ello pierde un ápice de su ya legendaria ponderación a la hora da abordar los problemas", una más de sus magníficas cualidades sin desmerecer su magistral manejo de los tiempos.

Pilar Ferrer desvela que Rajoy estaba enfadado, que lo decían sus traviesos súbditos. "Esta vez el jefe se ha enfadado". Muy cierto. Si hay algo que le fastidie profundamente a Rajoy son las intrigas y, mucho más, si estas se difunden o filtran a los medios. No le ha gustado nada, pero nada el espectáculo de los últimos días. Esto es un partido serio y no un colegio de envidiosos, parece que comentó Rajoy . Llegó muy serio en medio de un silencio sepulcral" y les dio la tanda de azotes que se merecían por malos. "Después de la regañina nos calentamos todos" y se pusieron en pie "aplaudiendo con fervor", cuentan sin pudor. "Esta vez todos vieron a Rajoy enfado de verdad. El jefe no quiere líos ni monsergas. Así lo entendieron todos y atención al que se mueva". Pues un colegio no sé si será, pero desde luego parece un cuartel.

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