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Las últimas 37 horas de Rita Barberá

La senadora no salió de la habitación del hotel y en su último SMS avisó a un alto cargo de Interior de que había recibido una amenaza de muerte.

La senadora no salió de la habitación del hotel y en su último SMS avisó a un alto cargo de Interior de que había recibido una amenaza de muerte.
Rita Barberá, en la última noche electoral | EFE

Unas horas antes de morir, la ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá envió un último mensaje desde su teléfono móvil en el que avisaba a un alto cargo de Interior de que había recibido una amenaza de muerte:

"Simplemente recordarte la última carta de amenaza de muerte que he recibido. Esta vez me dan de plazo hasta el día 1. Bss. Espero verte dias después. Rita"

La senadora pasó sus últimas 37 horas de vida parapetada en la habitación 315 del hotel Villa Real, según relata el periódico El Mundo, en una cuenta atrás que terminó con una parada cardíaca mortal.

Tras su declaración ante el Tribunal Supremo por un presunto delito de blanqueo de capitales del pasado lunes 21 de noviembre, Rita Barberá almorzó con su sobrina en un restaurante aledaño al hotel. Regresó sola al hotel a las seis de la tarde y a las 21.30 horas llamó al servicio de habitaciones para pedir su última cena: una tortilla de patatas y un vaso de whisky JB, según aseguran en el hotel.

Una persona del entorno de la ex alcaldesa de Valencia ha relatado a El Mundo que Barberá estaba soportando desde hacía más de un año "una cacería mediática, el vacío de su partido y varias amenazas de muerte que le habían provocado una depresión y agravado sus problemas de hipertensión". En menos de dos años, Barberá había recibido dos sobres con balas del calibre nueve milímetros parabellum, unas amenazas que se suman a la que puso en conocimiento de un alto cargo de Interior a través de un SMS horas antes de morir.

A la mañana siguiente, Rita Barberá no salió de la habitación 315 en todo el día. Pidió que le subieran el desayuno y según el personal del hotel, "su voz estaba bajita y temblorosa". Tampoco acudió al pleno del Senado y justificó su ausencia por una indisposición. Las únicas personas con las que habló fueron su hermana María José y su sobrino, que se desplazaron rápidamente a Madrid cuando supieron del mal estado de salud de Barberá.

La senadora no cenó aquella noche y se acostó temprano, acompañada por su hermana, que ha explicado que Rita no volvió a hablar, pero su respiración fue dificultosa durante toda la noche, hasta que finalmente falleció a las 6.45 horas. El equipo de emergencias que subió a la habitación preguntó a los familiares si Barberá tenía problemas cardiorrespiratorios y su hermana confirmó que tenía problemas de hipertensión y que tomaba pastillas contra el estrés. Más tarde, según El Mundo, el exministro José Manuel García-Margallo reveló que se medicaba con antidepresivos.

Una de las primeras personas en acceder a la habitación del hotel, fue la ministra de Defensa María Dolores de Cospedal, que ya había sugerido anteriormente que a su compañera de partido no dejarían de atacarla hasta que le provocasen un infarto al corazón. Uno de los allegados de Barberá relata que, a pesar de que el Partido Popular le hubiese dado la espalda, la senadora "no estaba enfadada ni con Rajoy ni con Cospedal, sino con los nuevos como Maroto que fueron injustos con ella, o con la presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig, que no sería nada ahora de no ser por Barberá".

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