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Andalucía: las incógnitas que deben despejarse

Quedan cuatro escalones por subir para que algún cambio, por menor o deforme que sea, tenga lugar en Andalucía.

A estas alturas, tras las mascaradas, las payasadas y las borracheras poselectorales y tras la consecución de un acuerdo programático entre PP andaluz y Ciudadanos, sin Vox –que tiene tres escaños más de los que tuvo Ciudadanos en 2015 y sin cuyo concurso todo puede quedar en agua de borrajas–, quedan cuatro escalones por subir para que algún cambio, por menor o deforme que sea, tenga lugar en Andalucía.

El primero de ellos, es el papel de Vox en el inmediato futuro andaluz. El segundo, la composición de la Mesa del Parlamento. El tercero, es la composición final del gobierno, la presidencia, a vicepresidencia y el consejo de gobierno de la Junta, así como los nombres de los responsables del primer y el segundo nivel cuando menos. El cuarto, es el proceso de la investidura, que podría no ser rápido si Susana Díaz, ya ha anunciado que va a presentar su candidatura por ser la lista más votada, tiene esa posibilidad.

Vox, mudo y apartado, pero imprescindible

Teniendo en cuenta que entre PP y Ciudadanos sólo suman 47 escaños y que la mayoría de la Cámara se sitúa en 55 votos para aprobar cualquier reforma de profundidad, obviamente faltan ocho. Desde el principio, tanto PP como Ciudadanos mostraron sus recelos contra la presencia de Vox. De hecho, se ha formalizado un acuerdo de 89 puntos en cuya elaboración Vox ha sido reducido al silencio y a la exclusión.

Vox ha ido subiendo el tono de la voz a lo largo del proceso ante la marginación de la que ha sido objeto llegándose ayer a un nivel de indignación y repulsa ya más grueso cuando se ha sabido que Ciudadanos no sentía asco ni aversión a reunirse con la extrema izquierda populista, Adelante Andalucía, mientras manifiesta una animadversión, al parecer insuperable, hacia la "extrema derecha" de Vox.

Parece no recordarse que el partido de Albert Rivera, en 2009, firmó un acuerdo con el grupo de la extrema derecha europea, Libertas, que fue un acuerdo por dinero, algo reconocido incluso por el propio Rivera.

Sea cual sea la opinión que los andaluces vayan formándose de Ciudadanos, tras las exhibiciones de esta fase poselectoral, lo cierto es que, lo quiera o no, sin el concurso de Vox no se podrá gobernar en el sentido del cambio, porque sin los votos de este partido, sacar cualquier iniciativa parlamentaria esencial adelante necesitará el voto o la abstención bien del PSOE de Susana Díaz y/o el voto o la abstención de Podemos/IU.

Por otra parte, y como las últimas encuestas señalan, Vox está en modo ascenso vertiginoso en la intención de voto de los ciudadanos en toda España por lo que, si finalmente es apartado del proyecto de PP andaluz y Ciudadanos, el ascenso electoral puede ser algo más que espectacular.

Vox puede, además, si quiere, forzar unas nuevas elecciones andaluzas votando que no a la constitución de cualquier gobierno, tanto al de PP andaluz y Ciudadanos como a cualquier otro hipotético del PSOE, con o sin Adelante Andalucía. Para evitarlas, haría falta que o bien PSOE o Adelante Andalucía permitieran un gobierno de PP andaluz/Ciudadanos o que estos consintieran que Susana Díaz gobernara de nuevo.

Tras el postureo inicial de Ciudadanos, excluyendo a Vox de las negociaciones programáticas e incluso de la Mesa del Parlamento, ahora parece que finalmente acepta a Vox en la Mesa y no se descarta que acepte posteriormente más cosas de Vox.

La Mesa del Parlamento andaluz

El control de la Mesa del Parlamento andaluz no es baladí puesto que los órdenes del día y las decisiones sobre el control al nuevo gobierno dependerán de ellas. El PSOE ha demostrado hasta la saciedad la importancia de la presidencia para eludir la labor de la oposición y evitar los desgastes parlamentarios. Si la presidencia y la mayoría no están en manos de las fuerzas que impulsan el cambio, éste o no se producirá o será torpedeado directamente por el PSOE, único partido que podría presidirla si no hubiese acuerdo entre PP andaluz, Ciudadanos y Vox.

Hasta ahora Ciudadanos había excluido a Vox de la Mesa, pero acaba de anunciar Juan Marín que no se opondrá a la presencia con voz y voto de todas las fuerzas, de lo que se deduce que la composición será 2 miembros para PSOE, 2 para PP andaluz, y 1 para Ciudadanos, para Adelante Andalucía y Vox, con presidencia para Ciudadanos.

Cabían muchas composiciones, pero hay una cosa bien clara que ya pusimos de manifiesto en artículos anteriores y que hoy describe gráficamente El Mundo. Es cuestión de aritmética, pero asimismo de voluntad política. Sin Vox, la coalición PP-Cs no podría controlar ni la Mesa ni lograr la Presidencia de la Cámara salvo que Susana Diaz y Teresa Rodríguez entraran en una guerra abierta. Dicho de otro modo, sin Vox los 47 escaños de PP y Ciudadanos no podrían superar de ningún modo a los 50 que suman PSOE y Podemos/IU.

Mañana tiene que constituirse la Mesa y mientras PP andaluz había reconocido la realidad aritmética y el derecho político de Vox de estar en la Mesa del Parlamento con voz y voto (que una fuerza que dispone del 11 por ciento de la Cámara y el voto de calidad necesario en casi todo), Ciudadanos había vetado la presencia de Vox hasta hoy mismo.

El gobierno de la Junta de Andalucía

Tras esta negociación, que es la prueba del nueve de la voluntad de cambio existente en PP andaluz y Ciudadanos, la negociación tendrá que centrarse en quiénes van a ocupar los principales puestos en el nuevo gobierno de la Junta de Andalucía. Como es sabido, los nombres no son baladíes. Parece que Juan Manuel Moreno, favorecido inesperadamente por la mecánica electoral, podría ser el presidente de la Junta y bien Juan Marín o alguien muy próximo a él, decidido junto con Albert Rivera, se acomodará en la Vicepresidencia.

Luego habrá que ver si se reduce o no el número de consejerías que actualmente está son 13 y quedará un extenso capítulo de nombramientos dentro de cada consejería y en organismos propios de la Junta, en cada caso cuando toque según sus normas, tanto en el propio Parlamento andaluz como en el Defensor del Pueblo, el Consejo Consultivo, la Cámara de Cuentas, el Consejo Audiovisual de Andalucía, el Consejo Económico y Social y el Consejo de Transparencia y Protección de Datos y toda la dirección de los entes y empresas dependientes de la Junta de Andalucía y los calculados en casi 3.000 puestos de libre designación más los cargos de confianza.

Todo ello implica un amplio acuerdo para el que hay que contar con personas que, de estarse en la dirección de un cambio, deberán disponer de una intensa formación técnica, una exquisita moralidad de modo que los escándalos no comiencen a enturbiar la labor de gobierno y una concordancia obligada con la dirección de los cambios. Dado que los nombramientos, desde subdelegados de la Junta en las provincias a gerencias de hospitales pasando por las entidades ligadas a la educación, Canal Sur y otros centenares, son muchos miles, habrá que ver con cuánto equipo cuentan PP y Ciudadanos.

La investidura del nuevo gobierno

A pesar de que todo vaya bien, esto es, en la dirección de un gobierno de cambio formado inicialmente por PP y Ciudadanos con el acuerdo tácito o expreso de Vox, el proceso podría cerrarse en la primera quincena de enero con la constitución de un nuevo gobierno.

Si finalmente la exclusión de Vox se tornara en la retirada absoluta de este partido de todo acuerdo con PP y Ciudadanos, podría tener lugar la investidura sorprendente e incluso inevitable de la propia Susana Díaz.

Tras la constitución de la Mesa del Parlamento que tendrá lugar mañana, se dispondrán de 15 días para la presentación de la candidatura a la presidencia de la Junta de Andalucía. Esto significa que habría que esperar hasta la primera quincena de enero para conocer el nombre del primer candidato o candidata a la presidencia de la Junta, nombre que deberá ser propuesto por el presidente/a del nuevo Parlamento andaluz. De ahí la importancia de la composición de la Mesa y sus responsables.

Por ejemplo, si la presidencia del Parlamento estuviese finalmente en manos del PSOE no cabe duda de que "el presidente o presidenta del Parlamento, previa consulta a los Portavoces designados por los partidos o grupos políticos con representación parlamentaria, propondrá un candidato o candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía", que sería Susana Díaz.

De ser el presidente del PP o de Ciudadanos, el resultado podría ser muy distinto porque en tal caso podría proponerse directamente el nombre del candidato/a a la Presidencia de la Junta pactado evitando el retraso que supondría una candidatura de Susana Díaz que podría alargar el proceso de investidura casi hasta el mes de marzo.

Si, como ella misma ha anunciado, Susana Díaz, que ha obtenido el grupo parlamentario más numeroso tras las elecciones, 33 escaños, presentase su candidatura a la presidencia de la Junta a la presidencia del Parlamento y fuese aceptada, el día 11 de enero tendría lugar la primera sesión de investidura.

Si no obtuviera, como parece hoy evidente, la mayoría absoluta necesaria de la Cámara en la primera votación –necesitaría los votos de Podemos y de Ciudadanos que ya dijo que no la apoyaría más en Andalucía–, se pasaría a una segunda votación para la que sólo necesitaría la mayoría simple para ser investida.

En tal caso, tanto PP andaluz, como Ciudadanos, y también Vox debería votar en contra de la investidura para impedirla porque, de lograrse un acuerdo PSOE-Podemos/IU, los 50 escaños de la candidatura sólo podrían ser superados por los 59 de las fuerzas del cambio, con los votos de Vox incluidos. Sin Vox, Susana Díaz sería de nuevo presidenta.

Incluso de producirse alguna abstención o sorpresa, Susana Díaz podría ser de nuevo la presidenta de la Junta en la primera quincena de enero de 2019. Aunque no es probable, es posible.

De hecho, incluso si la investidura de Susana Díaz fuese rechazada por mayoría simple todavía sería posible su gobierno porque el reglamento del Parlamento andaluz dice que en el "caso de no conseguirse dicha mayoría se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista anteriormente. Si, transcurrido el plazo de dos meses a partir de la primera votación, ninguna candidatura hubiera obtenido la mayoría simple, quedará designado presidente o presidenta de la Junta de Andalucía el candidato o candidata del partido que tenga mayor número de escaños".

Pero sólo podría ser presidenta en funciones y, según el Estatuto de Autonomía de Andalucía, tras la disolución del Parlamento electo tras las elecciones del pasado 2 de enero, y se convocarían nuevas elecciones.

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