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Fuego y terrorismo callejero en Cataluña: llegó el "momentum" de Torra

Asedio a los edificios del Gobierno, lanzamiento de piedras y artefactos incendiarios, barricadas de fuego, encapuchados y vivas a Terra Lliure.

Miles de manifestantes independentistas, jaleados por el gobierno de la Generalidad, cuyos miembros dicen comprender y empatizar con las protestas, han vuelto a protagonizar una jornada de caos, disturbios y violencia callejera en protesta por la sentencia del Tribunal Supremo. Tras una mañana más o menos tranquila, con cortes en carreteras del centro de la región llevados a cabo por estudiantes universitarios, de instituto e incluso de primaria, la tarde se ha ido caldeando a medida que los violentos del Tsunami Democràtic, que ayer asaltaron el Aeropuerto de El Prat, superaban la resaca.

La Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium y los Comités de Defensa de la República (CDR) habían convocado a sus bases a una protesta por la tarde frente a la delegación del Gobierno, en el centro de Barcelona. En teoría iba a ser una manifestación pacífica con un encendido de cirios por los que llaman "presos políticos". En la práctica, hubo lanzamiento de objetos y cohetes contra Mossos y Policía Nacional, barricadas de fuego, quema de banderas españolas y gritos a favor de la banda terrorista "Terra Lliure", contra los Mossos y contra las "fuerzas de ocupación".

Durante todo el día, grupos de los CDR utilizando como escudos humanos a adolescentes y niños han cortado a placer vías de comunicación, saboteado máquinas expendedoras de billetes en estaciones de Renfe y campado a sus anchas por la ciudad de Barcelona interrumpiendo el tráfico en las principales vías. Sobre las siete de la tarde, dos columnas de manifestantes se han dirigido hacia la Delegación del Gobierno en la capital catalana convocadas por las antecitadas organizaciones.

Mossos y Policía Nacional habían blindado el edificio y asegurado las calles adyacentes. También colocaron vallas para impedir el paso a los manifestantes, que respondieron a las medidas policiales con lanzamiento de toda clase de objetos contundentes y cohetes y cruzando y pegando fuego a contenedores, cartones, mobiliario urbano y motocicletas.

Actos de terrorismo callejero también en Gerona

Se han registrado actos de terrorismo callejero similares en Gerona, donde los manifestantes se han manifestado a pedradas contra la policía autonómica. En Tarragona ha sido la Policía Nacional quien ha tenido que contener en primera línea a los violentos. También se han registrado incidentes en Lérida. Según la Guardia Urbana, unas cuarenta mil personas han asistido a la convocatoria de ANC, Òmnium y CDR en Barcelona. En Gerona, unas nueve mil.

A las diez de la noche y en el centro de Barcelona se sucedían las hogueras y los contenedores cruzados mientras grupos de manifestantes hostigaban a los agentes. Las principales calles registraban incidentes. El paseo de Gracia presentaba una estampa apocalíptica.

"No desfalleceremos"

Mientras tanto, el presidente de la Generalidad, Quim Torra, asiste impasible al "momentum" del que tanto ha hablado en los últimos meses, la espoleta que diera paso a un nuevo embate, esta vez definitivo, contra el Estado. Sus CDR han apretado. Los Mossos se ven obligados a cargar al tiempo que Torra anima a los manifestantes con declaraciones que incluyen los mantras "no desfalleceremos" y "lo volveremos a hacer" ante la tumba de Companys. Su portavoz, Meritxell Budó, asegura que la actuación de los agentes autonómicos tiene por objeto evitar que los violentos incurran en los supuestos de sedición pero a la vez se muestra solidaria con las protestas. El consejero de Interior, Miquel Buch, guarda silencio. Nadie llama a la calma en el gobierno catalán, sino todo lo contrario. Sin embargo, desde las instancias oficiales aún se insiste en el carácter no violento de las manifestaciones.

Las dos barajas de la Generalidad

En ese contexto incendiado por el propio Torra, los Mossos realizaron cargas contra los manifestantes que pretendían asaltar las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno en Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona y se registraron escenas de violencia similares a las acontecidas en el Aeropuerto de Barcelona el lunes. La Generalidad juega con dos barajas. Por un lado alienta los disturbios y por otro permite actuar a los Mossos a diferencia de otoño del 17 al objeto de evitar la aplicación del artículo 155 o la Ley de Seguridad Nacional. Sin embargo, la situación se le ha ido por completo de las manos.

El Govern pretende mantener un incierto equilibrio entre las consignas y el orden público, pero Cataluña vuelve a estar en otoño de la república fallida, en un punto crítico y al borde de un enfrentamiento social directo. Para este miércoles la ANC con el apoyo de los CDR y Òmnium ha convocado cinco marchas desde Vich, Berga, Gerona, Tárrega y Tarragona cuyo objetivo es colapsar la circulación durante tres días, hasta el viernes, día previsto para la huelga general convocada por el sindicato independentista de Carles Sastre, el asesino de José María Bultó.

Tsunami Democràtic, que montó los disturbios en el Aeropuerto se tomó fiesta este martes, pero anuncia nuevas movilizaciones mientras el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se ha comprometido a investigar quién está detrás de esa organización en la que ejerce como portavoz el entrenador de fútbol Josep Guardiola. La previsión de los separatistas es mantener las protestas violentas como mínimo hasta el viernes.

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