
El Mundo
Encuesta de Sigma Dos. "Feijóo caza a Sánchez y la mayoría lo ve ya como presidente". "El líder de los populares cumple 15 días al frente del PP en un idilio con las encuestas. Sólo el pacto con Vox en Castilla y León ha enturbiado su aterrizaje". El editorial dice que "el efecto Feijóo hace que el PP gane 1,6 puntos en apenas un mes y ya hay un empate técnico con el PSOE. Se confirma el agotamiento del sanchismo, que no ha conseguido rentabilizar nada la crisis sufrida por el principal partido de la oposición". Pero nada de nada. Y mira que fue gordo. Es obvio la que gente está hasta el gorro del sanchismo.
"El reto de Feijóo es conseguir para su partido esa victoria amplia que reclama y que sí permitiría una fórmula de gobernabilidad. Que las cosas se hagan bien en Castilla y León con el primer Ejecutivo de coalición entre PP y Vox será decisivo para la alternancia en toda España".
"Ciudadanos desaparece —también por el efecto Feijóo—. Y el que sigue hundido es Podemos, con apenas el 10,5%." ¡Bravo! Eso hay que celebrarlo por todo lo alto. "Por esa desesperación el sanchismo no deja de gritar ‘que viene la ultraderecha’, sin ningún eco, como se ve". Sí, muchos votos para Vox. No hay más que ver el resultado en Madrid y Castilla y León.
Rosell denuncia que "protegido por la hegemonía mediática de la que goza a costa del contribuyente, Sánchez procura demonizar a conveniencia al PP, Cs y Vox. Los acusa bien de girar hacia la extrema derecha si no les hace el caldo gordo, bien de ser su encarnación, mientras se echa en brazos de los que antes repudió, como ERC o Bildu, junto con Podemos". Y el resultado lo tiene cada vez que se abren las urnas, pero él y su corte de periodistas a lo suyo.
"Por eso hizo bien Feijóo en desmontar el retablo de las maravillas de la izquierda bajo amenaza de no ser un buen demócrata si no consentía en dar por buenas sus apreciaciones" en la cadena SER. "No obstante, después de esa arrancada de caballo, ha tenido parada de burro al negarse a acudir a la toma de posesión de Mañueco para no retratarse con Abascal. Lejos de granjearle comprensión alguna, le merecerá reproches por avergonzarse de ese acuerdo que satisface a sus mutuas clientelas". Eso ha sido un regalo para la izquierda política y mediática, no se comprende tamaño error. Al sanchismo no hay que darle ninguna baza, ni agua.
El País
"Europa teme un racionamiento energético si la guerra de Ucrania aboca al corte del gas ruso".
El editorial insiste, pese a que es lo que están haciendo todos los países serios, en que no hay que bajar impuestos. "La globalización y la digitalización de la economía han impulsado una carrera a la baja en la fiscalidad que se aplica a empresas, patrimonios y rentas personales en todo el mundo que puede acabar por mermar el gasto social y las necesarias inversiones por falta de suficientes ingresos". Lo del gasto social es el cuento chino de Sánchez, que no se apea del Falcon ni reduce gastos en su gobierno. Hoy pone de excusa al FMI, que en medio de una guerra y sin llegar a fin de mes nos habla de gilipolleces como la "lucha contra el cambio climático y la necesidad de reducir la desigualdad".
"Los datos que arroja su informe son escandalosos: un 60% de los beneficios de las multinacionales se logran por la competencia tributaria, y los superricos evaden un 25% de sus ingresos utilizando paraísos fiscales y otros regímenes preferenciales, como las visas de oro." Tiene su guasa que los superricos de El País, los del Ibex, los más ricos de España, nos hablen de visas de oro. Que renuncien ellos a las suyas.
"El Ejecutivo defiende armonizar los tributos cedidos a las comunidades autónomas, con la vista puesta especialmente en Madrid, aunque dejando fuera de los cálculos a las regiones que disfrutan del Concierto Económico (País Vasco y Navarra)". "Es posible que este sea el momento de abordar la reforma tributaria y de sentar las bases de un nuevo modelo de financiación autonómica". ¿Que Sánchez les va a quitar privilegios a sus socios vascos y navarros? Eso no se lo cree ni Pepa Bueno.
Soledad Gallego Díaz nos arranca ya en el titular de su columna una carcajada. "Mentir debería costar el cargo". Podríamos pensar que por eso se la cargaron como directora de El País si no fuera porque sus sucesores han seguido mintiendo como si nada. "Los embustes encuentran cada día más disculpas por parte de los interesados, y más apatía por parte de sus víctimas", se queja. Es el régimen sanchista, Sole, nacido de un embuste.
Pero naturalmente, esta mentirosa sectaria no habla de Pedro Sánchez y sus continuas mentiras, sino de Almeida, contra el que la izquierda mediática ha desatado una cacería feroz porque le timaron con unas mascarillas. La fiscalía persigue con saña los contratos en Madrid mientras desdeña investigar los del Gobierno. Sánchez no solo ha mentido, ha corrompido las instituciones. Y eso es peor que la corrupción del PP. Porque a los que robaron les pillaron precisamente porque había instituciones para investigar y ahora están en la cárcel. Pedro Sánchez se ha cargado la institución de la Fiscalía, a la que ha prostituido poniendo a Dolores Delgado como jefa. Información vaginal, éxito garantizado. Esa es la tipeja que manda en la Fiscalía General y que decide qué se investiga y qué no. Y la Sole hablándonos de mentiras.
ABC
Ignacio Camacho también se indigna con la corrupción de la Fiscalía. "La Fiscalía se ha puesto a investigar las comisiones de los contratos de la primera ola con mirada selectiva: aire y propaganda para el desparrame madrileño de Luis Medina y silencio o tardanza ante las denuncias que afectan a administraciones socialistas". Es un escandalazo del que los medios sanchistas no dicen ni palabra. Una vergüenza y una sensación de indefensión de la que habría que intentar que la UE tomara buena nota. Luego dicen que si Hungría o Polonia. Nuestra democracia está mucho más degradada.
"El sanchismo ha decidido convertir en arma política las compras irregulares de hace dos años, pero separando el grano de la paja con mucho cuidado para que las sospechas recaigan todas en el mismo bando. Que parezca casualidad y se encargue del caso alguien de confianza como Dolores Delgado". Esta tía debería acabar en la cárcel cuando España recupere un mínimo de decencia.
"El material defectuoso y los sobrecostes cobrados por intermediarios salpicaron a varios ministerios, entre ellos los de Illa y Ábalos". Pero de esto la Fiscalía no dice nada. "Sin embargo las pesquisas sobre gestiones de altos cargos gubernamentales marchan despacio y sólo los 'pelotazos' de Madrid son piedra de escándalo (justificado) porque están por medio un hermano de Ayuso o un niñato de apellido aristocrático".
Alberto García Reyes le mete aún más miedo en el cuerpo a Sánchez. "En Andalucía todos los sondeos vaticinan que Juanma Moreno podrá gobernar sin Vox, lo que dejaría al sanchismo sin argumentos sólidos". Bueno, eso decían también los primeros sondeos en Castilla y León y mira lo que pasó.
"A estas alturas del cuento no se traga nadie el celo socialista en los pactos con partidos radicales porque su líder sacrosanto se acuesta todas las noches con Podemos, Bildu, Esquerra y lo que te rondaré, morena. Lo único que le queda a Sánchez es el empate moral. Todo lo demás lo tiene perdido".
"El PSOE, una vez más, intenta ejercer de mesías. Nos quiere convencer de que la democracia es sólo suya. Propongo que en la próxima campaña electoral, en vez de repartir folletos por las calles, repartan baberos". Es incomprensible que habiendo pactado con lo peor del Parlamento pretenda dar lecciones al PP, inaudito, flipante, asombroso.
"Si todo sucede como está previsto, Juanma Moreno convocará elecciones en los próximos días y los andaluces votarán en junio. Hasta entonces veremos a un PSOE a la desesperada lanzando infundios y amedrentándonos con el cuento de que viene el lobo. Lo que Sánchez aún no sabe, porque no pisa la calle, es que para la mayoría de los españoles el lobo es él". Está encantado de haberse conocido sin darse cuenta de que la gente le odia.
La Razón
"La odisea para escapar de Mariúpol". "Feijóo pasa al ataque en economía". "Núñez Feijóo tiene los avales que, con todos los peros que se quieran aducir, le proporcionan la buena gestión económica las autonomías gobernadas por los populares, que confirman que sólo un cambio en las políticas fiscales, con reducción de una presión impositiva desatada y reequilibrio del déficit, son eficaces para recuperar la senda del crecimiento. No son fórmulas mágicas, pero suelen funcionar", dice el editorial. Cualquier cosa funciona frente al desastre de la izquierda.
Jorge Vilches traduce el mensaje de Feijóo a Mañueco. "Vosotros tenéis cada uno vuestro proyecto regional, yo tengo el mío nacional. Respeto vuestra autonomía, y vosotros la mía. Por eso no me pidáis que haga algo que desluzca mi proyecto. Por ejemplo, ratificar una coalición con Vox". Querido Alberto, el problema es que esa coalición la vas a tener que ratificar si quieres llegar a Moncloa, y es mejor llevarse bien.
"Feijóo se presenta como el Draghi que vino de Galicia: un gestor por encima de las chiquilladas de la nueva política para poner el patio en orden. Por eso fallan los ataques sanchistas para desautorizar su figura: cada vez que llaman ultra a Feijóo, o socio de los ultras, el PP gana votos porque el PSOE queda en ridículo. Insultar a los votantes nunca da resultado. Quizá por eso el sanchismo está perdiendo votos en el mundo rural andaluz en favor de Vox". Y porque no podemos con más sanchismo, es que no podemos.





