La nueva presidenta del parlamento catalán, Anna Erra, celebró su nombramiento con el expresidente de la Generalidad prófugo Carles Puigdemont en una reunión celebrada este pasado domingo en Waterloo. Anna Erra, que el próximo sábado dejará de ser la alcaldesa de Vich, acudió a la residencia del dirigente golpista acompañada por el secretario general de Junts per Catalunya (JxCat), el indultado Jordi Turull, y la presidenta de la formación, Laura Borràs, apartada de la presidencia del Parlament tras haber sido condenada a cuatro años y medio de cárcel por prevaricación y falsedad documental.
De este modo, Erra era la única participante de tan singular encuentro sin antecedentes o sin órdenes de búsqueda y captura. Sin embargo, tiene acreditado un largo historial de excesos verbales y gestos simbólicos independentistas.
A modo de justificación de la visita, Erra emitió un mensaje a través de la cuenta en Twitter de JxCat en el que dijo que "he querido que la primera reunión institucional fuera con el presidente de la Generalidad en el exilio Carles Puigdemont. Para reconocer su trabajo institucional y político a favor de la independencia de Cataluña. No ha sido una reunión protocolaria, sino de trabajo. Hemos analizado la situación política catalana, los próximos retos que tenemos como país y las estrategias que tenemos que seguir para culminar el mandato del 1 de octubre".
El regreso de Puigdemont
Erra también se comprometió a trabajar para el retorno a España de Puigdemont y lo hizo en los siguientes términos: "Como dije en mi discurso de investidura, desde el Parlament continuaremos trabajando para que se respete la soberanía popular de los catalanes y no haya interferencias judiciales en el trabajo de las instituciones catalanas. Eso incluye, entre otras cosas, trabajar para conseguir que el presidente Puigdemont pueda volver libremente a Cataluña. Y eso sí, lo más pronto posible para recuperar plenamente la normalidad institucional".
Polémicas de Erra
Con Erra se mantiene el tono radical de la presidencia del parlamento catalán que imprimió al cargo Laura Borràs. Y también la utilización de la cámara como ariete en la estrategia separatista contra el resto de España. El perfil de Erra le avala. Es la alcaldesa de Vich que impulsó una fatua diaria a través de unos grandes altavoces exigiendo que los golpistas fueran puestos en libertad, la que se mostraba renuente a colocar la bandera de España en la fachada del Ayuntamiento, la que prohibió una carpa a favor del bilingüismo aduciendo una normativa municipal sobre la moral y las buenas costumbres o la que realizó un discurso en la cámara autonómica en la que instaba a hablar sólo en catalán y en el que aseguraba distinguir a los catalanes "autóctonos" de "quienes por su lengua o aspecto no parecen nacidos en Cataluña".
De hecho, a Erra le gusta tan poco que en Cataluña se hable español que la policía local de su localidad no encontró mejor manera de protestar contra su gestión que dirigirse a los ciudadanos en español y utilizar ese mismo idioma para redactar las multas.