
Arnaldo Otegi ve más cerca que nunca la destrucción de la unidad de España y de la Constitución. Lo ha dejado claro tras comparar el papel de Bildu con el de un ‘akuilu’, una vara de pastor para llevar los bueyes. Porque así ve a su formación -como una especie de látigo de los bueyes- y al resto del país -como bueyes a los que llevar por el camino deseado por él-. Es más, considera que "la mayoría de progreso" es posible. Dicho de otra manera, que los proetarras se ponen manos a la obra para convencer a Carles Puigdemont y a Sánchez de que acepten pactar un referéndum, camuflado o no, para avanzar de la mano del PSOE definitivamente hacia la voladura de la actual España.
Es el propio Bildu el que ha elegido la comparativa. Y su líder el que lo divulga. Para Otegi el papel de los proetarras a partir de ahora es similar al de un ‘akuilu’. El ‘akuilu’ no es un látigo cualquiera. Se le conoce como aguijada, y es una vara o palo de madera, en muchas ocasiones de avellano, de entre metro y medio y casi dos metros de longitud que cuenta con un clavo, punta o aguijón en el extremo.
Y así se ve Otegi en estos momentos: como un pastor con una especie de látigo para llevar a los bueyes, que, por lo visto, son todos los demás. Y con esta función pretende lograr la destrucción de la unidad de España y de la Constitución Española. Y, por supuesto, obtener una referéndum de autodeterminación.
¿Y cómo piensa lograrlo? Pues usando los resultados electorales del 23-J. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no llega a la gobernabilidad: el PP ha logrado 136 diputados y Vox 33, por lo que incluso contando con el previsible apoyo de UPN y de Coalición Canaria –que gobierna con el PP en las islas– la suma total sería 171, a cinco de la mayoría absoluta. Pero por el otro lado, Pedro Sánchez tampoco lo tiene fácil: con Yolanda Díaz, su socio natural y con la que ya ha dicho que quiere gobernar, alcanza los 153 diputados. Si se le suman los tres partidos en los que más se ha apoyado esta pasada legislatura, ERC, Bildu y el PNV, se quedarían también en 171, que serían 172 contando el escaño del BNG.
Es decir, que para llegar a la mayoría absoluta necesitaría los siete diputados de Junts y, como mínimo, su abstención para ser elegido en una segunda votación. Y los separatistas liderados por Puigdemont ya han avanzado que ese apoyo será, como mínimo, muy caro: la propia cabeza de cartel del partido, Miriam Noguera, ha advertido que no darán su apoyo "a cambio de nada" y que no les preocupa lo más mínimo la estabilidad del Gobierno. Y el algo que quieren es el referéndum de autodeterminación.
Y ahí es donde entra el akuilu de Otegi: en cuadrar y engrasar esas intenciones para que Sánchez acepte un doble referéndum -en Cataluña y País Vasco- y Carles Puigdemont, líder de Junts, acepte una fórmula lo suficientemente edulcorada como para que Sánchez la asuma y el Tribunal Constitucional de Cándido Conde Pumpido tenga argumentos jurídicos para asumirla como no vinculante jurídicamente.
El látigo de Otegi ha empezado a restallar.

