La Guardia Civil ha recuperado este miércoles -con la ayuda de una grúa- un coche que se encontraba hundido en el puerto de Tragove, en el municipio pontevedrés de Cambados, que tenía un cadáver en su interior. Todo apunta a que corresponde a Fernando Durán Garrido, un hombre al que se le perdió el rastro el 30 de abril de 2022. Aquel día mandó un mensaje a su hija, apagó el móvil y se esfumó.
Los indicios hacían pensar en una desaparición voluntaria. Esa ha sido la principal hipótesis que han manejado los investigadores y que podría estar a punto de confirmarse. "Es su coche", aseguran fuentes cercanas a la investigación a Libertad Digital. Coindice la marca, el modelo y la matrícula. Así que no hay duda. Sin embargo, ahora tienen que cerciorarse de que los restos que había dentro del Volkswagen Passat son los de Fernando.
"Después de tanto tiempo bajo el agua, sólo quedan los huesos. Hasta que no estén las pruebas de ADN y las pruebas forenses, no se puede asegurar nada", advierten. Pero lo cierto es que el coche nos es la única pista que nos lleva hasta el cambadés desaparecido. Si los buzos bajaron a inspeccionar el fondo del puerto en busca de su vehículo es porque la familia del propio Fernando les facilitó una información que les llevó hasta allí.
El estado en el que se encontraban tanto el coche como los restos óseos que había en su interior indica que "llevaban mucho tiempo ahí". "La carrocería estaba totalmente corroída" y "del cadáver sólo quedaba el esqueleto". Por otra parte, el Passat estaba bocarriba, con signos de haber sido golpeado por alguna embarcación. "Se encontraba a cuatro metros de profundidad, en una zona portuaria", nos explican, "algún barco, al atracar con marea alta, le pudo tocar la estructura".
La desaparición de Fernando
El cambadés Fernando Durán Garrido desapareció el 30 de abril de 2022 en Cambados (Pontevedra), a la edad de 65 años. Aquella tarde, el guarda forestal jubilado salió de su domicilio en Modia, en el municipio de Vilariño, tras enviarle un mensaje a su hija y apagar el móvil.
Desde entonces, su familia le ha buscado sin descanso. Y, aunque los indicios apuntaban a una marcha voluntaria, sus seres queridos siempre mantuvieron la esperanza de que recapacitase y volviese a casa. Aunque también eran conscientes de que podía haber decidido quitarse la vida.